![La Copa América que se está perdiendo Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/10/14/Imagen%20newzealandbandera-kMCB-U2104279215091AC-1200x840@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
![La Copa América que se está perdiendo Valencia](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/10/14/Imagen%20newzealandbandera-kMCB-U2104279215091AC-1200x840@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
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El trayecto entre la estación de Sants y el Moll de Fusta da para charlar un poco de fútbol con el taxista y, ya roto el hielo, preguntarle sobre si Barcelona ya ha notado la incidencia de la Copa América. «Es que aquí hay todas las semanas algo... no, la verdad es que no. Y me molesta que en España dependamos tanto del turismo», comenta el chófer. A la llegada a la zona marítima, esta bulle: turistas disfrutan de un clima casi veraniego en un fin de semana en el que el Salón Náutico incrementa aún más la actividad en el puerto de la ciudad condal.
1.200 millones de euros
Es el impacto económico que se prevé de la Copa América, según un estudio realizado por la Universitat Pompeu Fabra.
Esta se ha creído la Copa América como motor para volver a mirar hacia el mar, como en Barcelona 92. Y para reactivar un turismo de calidad al percibir que el sector empezaba a depender demasiado de los cruceristas, muchos de los cuales pasan cuatro horas en la ciudad y apenas dejan un impacto económico. Durante todo el día, de una grúa sobre la base del Team New Zealand pende una bandera de Barcelona: se la regaló el nuevo alcalde, el socialista Jaume Colboni, a Grant Dalton, el CEO del equipo defensor de la Jarra de las Cien Guineas. Desde entonces no ondea la de Nueva Zelanda. «Estamos aún en fase de construcción, pero Barcelona lo está haciendo todo bien. Tenemos muy buena relación con el Ayuntamiento, la Generalitat, el Puerto y el Gobierno. No han dado un mal paso», asegura Dalton, que no quiere mirar más allá de 2024 –las regatas serán del 22 de agosto al 27 de octubre– pero tampoco puede reconocer que la edición de 2027 «está en mente». Y Barcelona ya juega esa partida porque siente haber constatado que el evento es herramienta idónea en su reto de recuperar el espíritu que generó Barcelona 92.
La Copa América deja huella. Pese a ser descartada, Valencia está presente en el puerto de Barcelona. En las conversaciones de los catalanes como ejemplo de lo que supuso la Copa América de 2007 y 2010, y en la fachada del New Zealand: en la segunda el sindicato oceánico ganó la Louis Vuitton Cup y se ganó el derecho de desafiar al Alinghi, perdiendo el America's Cup Match por tan sólo un segundo.
19.000 puestos de trabajo
Se calcula que generará el evento, según el mencionado estudio universitario.
Historia. Eso es lo que quiere hacer el New Zealand en Barcelona, convirtiéndose en el primer equipo que gana tres veces consecutivas la Jarra de las Cien Guineas en 173 años de competición. Y legado, por el que se recordará la edición de Barcelona en dos pilares: en sostenibilidad y diversidad. «En el primer sentido tenemos el desarrollo de los barcos de hidrógeno y en el segundo, la competición femenina, que puede crear una vía de acceso de la mujer a la Copa América absoluta», apunta Dalton. El Periódico, en su edición de papel del viernes, informaba del proceso de selección de las seis mujeres que competirán con el Alinghi el próximo año en la Puig Women America's Cup.
El campo de regatas estará frente a la playa de Barceloneta. En la prolongación de la ciudad y convirtiendo el majestuoso Hotel de la Vela en un inmejorable mirador desde donde seguir las regatas. En la ciudad se habla de que uno de los sindicatos ya ha reservado las habitaciones de dos plantas y que pagará 4.000 euros por noche durante los días que se decida la Copa América.
941 millones de espectadores
Fue la audiencia de la Copa América en Auckland. Con mejores horarios para Europa y estados Unidos se espera que se duplique.
Barcelona ha sabido seducir a Dalton con el dinero que se puso sobre la mesa, claro está, pero también exprimiendo las instalaciones de las que disponía para acoger una Copa América relativamente pequeña, de sólo seis sindicatos. «El modelo ha cambiado. Ahora se valora mucho que haya infraestructuras y que no haya que construir tanto», señala Dalton. Barcelona ha ubicado a los equipos dentro del puerto y ofreció el Port Olímpic, cuya reforma ya estaba prevista. «Esa zona se va a reestructurar. Ahora hay chiringuitos que generan que haya copas rotas, gritos y peleas. Barcelona 92 logró que la ciudad dejase de estar de espaldas al mar, ahora se quiere volver a conseguir», reflexiona Luis Conde, presidente del Salón Náutico, cuya edición de 2023 se celebra este fin de semana.
El evento atrae clientes de toda Europa y en Copa América se frotan las manos con las audiencias. También el propio Salón con la incidencia de la competición: al final son 300 millones de potenciales clientes, más las audiencias que se generen en Estados Unidos. El New Zealand espera que el evento acumule el doble de los 941 millones de telespectadores de la edición anterior. Además, las retransmisiones se han modernizado para que el consumidor no experto pueda entender las regatas, como ocurre en otros deportes como el ciclismo. «Nadie ve una etapa del Tour si no tienes un comentariste que explique lo que pasa, o no hay gráficos que sitúen la carrera», reflexiona Conde.
Pero para que Barcelona empuje para promocionarse mediante la Copa América, hay que implicar a la ciudadanía. Esto ya se ha hecho instalando en el Moll de Fusta la tienda oficial y un stand donde se celebran charlas y otros eventos vinculados con las regatas. También contribuirá el America's Cup Experience, un proyecto privado que ha transformado una sala de cine multidimensional en un moderno centro de divulgación. Entre varias estaciones, hay una película donde se tiene la sensación de estar dentro de uno de los barcos. La inversión es de entre seis y siete millones. «Creemos que es un formato atractivo que va a contribuir a que la gente entienda y quiera seguir la Copa América», señala Xavi Andrade, uno de los socios, que apunta: «Ahora necesitamos que las instituciones le den difusión». Y sí, Barcelona ya mira hacia el mar. «Hoy ya he venido tres veces al puerto, antes había semanas que ni pasaba», indica el taxista antes de arrancar tras cobrar la carrera.
El tejido empresarial catalán no tuvo ninguna duda a la hora de apostar por la Copa América, como también es cierto que en Valencia se hizo fuerza para tratar de traer el evento por parte del sector privado. En Barcelona sólo hicieron falta tres días para que aparecieran 25 empresarios dispuestos a poner sobre la mesa un millón por cabeza. Fue la condición que establecieron las instituciones –Ayuntamiento de la ciudad condal, Diputación de Barcelona, Generalitat catalana y Gobierno central– pera sumergirse en el proyecto.
Meses después de la elección, todos los sectores económicos siguen creyendo en la Copa América como una apuesta segura. Y el náutico no es una excepción. Barcelona celebra en estos días su salón náutico. «Nosotros cumplimos 61 años, la Copa América vendrá una vez en la vida, dos como mucho, como sucedió en Valencia. Este es el evento más importante a nivel deportivo tras el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos», asegura Luis Conde, presidente del Salón Náutico de Barcelona: «Esta es una competición que ven mucho en Estados Unidos. Va a pasar un mes saliendo a diario Barcelona y va a haber gente que va a querer venir a la ciudad».
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