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España afronta el Mundial de baloncesto, que arranca este 25 de agosto, sin una de sus grandes estrellas, Ricky Rubio. El base de los Cavaliers disputa su propio partido, su particular final contra un enemigo invisible y por fortuna cada vez menos silenciado: la salud mental. El catalán paró sin importarle el momento y recibió el apoyo unánime de su entorno. Ha aplicado dos medidas básicas para enfrentarse a un enemigo que puede ocasionar a cualquier persona –y no sólo deportista de élite– problemas igual o más graves que una fractura en un brazo o la triada, una de las más temidas lesiones de rodilla.
Ricky Rubio es el último, por ahora, en dar visibilidad a la salud mental. El deporte de élite se está convirtiendo en una herramienta de sensibilización para la sociedad. Antes lo han hecho otras grandes estrellas mundiales como Simone Biles, que paró en plenos Juegos Olímpicos de Tokio y ahora, tras verse recuperada, ha vuelto para tratar de competir en los de París. La tenista Ashleigh Barty dejó la raqueta cuando era la número uno indiscutible y otros como Andrés Iniesta o Michael Phelps también han sido embajadores del cuidado de la salud mental. A nivel de la Comunitat Valenciana, la piloto de monoplazas Marta García dejó de correr una carrera que pudo marcar su futuro... como deportista. Ella decidió priorizar en lo personal, acertó, y ahora lidera la F1 Academy.
Pero, ¿qué es la salud mental? Y, sobre todo y lo más importante, ¿cómo identificar que puedo tener un problema de salud mental? Susana de los Reyes, que dirige el área de psicología en la Universidad Europea define –de manera simplificada– la salud mental como un «estado de equilibrio» de la persona con su entorno: «Un bienestar emocional, cómo reacciono ante momentos de estrés». «Por lo tanto, afecta directamente, en el caso que nos ocupa, al deporte», subraya.
El caso de Ricky Rubio sirve para poner un ejemplo de cómo actuar: «Lo primero que tenemos que hacer es diferenciar entre parar y abandonar la actividad. En ocasiones las decisiones se tratan de una medida de prevención para no caer en la enfermedad, pero también puede llegara tratarse de una patología».
Sin conocer el caso al 100% –y hace hincapié en esto–, Susana de los Santos se inclina por que la decisión de Ricky Rubio de no jugar el Mundial es por prevención para no caer en la enfermedad: «Porque es una persona que tiene consciencia de su historial familiar, practica yoga, es reflexivo y que pone el foco cada día en lo que considera que le hace feliz». Pero también subraya que este deportista, como cualquiera, pasa por situaciones que pueden resquebrajar la salud mental: presión, un dolor cercano, una lesión grave (en el caso de Ricky Rubio hay una en el pasado cercano), o que pueda atravesar problemas personales.
Esta experta da directrices básicas a la hora de identificar un problema de salud mental: «A cada persona le afecta y lo experimenta de forma diferente. Debemos pedir ayuda cuando detectamos que no tenemos ilusión o ganas de hacer las cosas, no sabemos regular las emociones... cuando nos sucede esto, algo pasa», indica Susana de los Reyes, que especifica que el ejemplo de los deportistas de élite en la visibilización tiene una incidencia muy positiva tanto en la base como en la sociedad: «Su ejemplo favorece en la prevención y en la educación».
La experta de la Universidad Europea da cuatro pautas básicas y generales que cuidan de la salud mental. Fomentar la sentibilización hacia este problema en el entorno personal y en el competitivo, desarrollar ciertos hábitos saludables, educar en los signos que pueden desvelar un problema (apatía, ciertos pensamientos, cambios de humor...) y contar con una red de apoyo emocional. Susana de los Reyes, en este último punto, vuelve a acudir al ejemplo de Ricky Rubio: «Él ha tenido el respaldo de sus compañeros –como expresaron el resto de miembros de la selección públicamente–, lo que denominamos calidad emocional».
De los Reyes enfatiza en el análisis para identificar este tipo de problemas. «A la hora de intervenir analizamos los antecedentes familiares y el entorno social de la persona. También realizamos un examen psicológico y físico de la persona. La forma de andar, de moverse, la corporalidad... ya pueden avisarnos de que algo no está del todo bien».
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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