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La Copa América es mucho más que los veleros más veloces del mundo batiéndose en duelo. Es más, la competición en sí supone una ínfima parte de uno de los eventos más prestigiosos del planeta, que se celebró dos veces en Valencia y al que ... se dio la espalda. Por ese motivo acabó en Barcelona, donde el New Zealand espera rival para defender la Jarra de las Cien Guineas. Tras el cambio político en las instituciones de la Comunitat se reactivó la maquinaria y los contactos para que la competición egrese a la capital del Turia en la próxima edición.
La gran baza, podría decirse que lo más parecido a un comodín en la nueva partida de poker que será la configuración de la siguiente edición, se llama Alinghi. Para Valencia, claro, ya que fue el sindicato suizo el que trajo la Copa América para las ediciones de 2007 y 2010: mantiene un gran recuerdo en todos los sentidos de aquel evento y conserva tanto contactos como intereses económicos de aquella época.
El problema para Valencia es que el Alinghi se ha quedado ya sin opciones de batirse con el New Zealand por la Jarra de las Cien Guineas. En estos días se disputa en Barcelona la Louis Vuitton Cup, que ya tiene finalistas: el primero fue el Ineos Brittania, que precisamente se ha impuesto al Alinghi por 5 regatas a 2. Su contricante será el Luna Rossa italiano, que atajó la remontada de los estadounidenses de NYYC American Magic para ganar por 5-3. De los dos sindicatos finalistas saldrá el que se batirá con el defender con el objetivo de arrebatarle la Copa América y asumir el papel protagonista en la organización de la siguiente edición. La vía suiza, sin embargo, no está muerta para la Comunitat.
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Pedro M. Campos Dubón
En la página de Copa América se destaca la entrada de Red Bull en el equipo y del respaldo de Ernesto Bertarelli. De que hay una nueva generación que ha mostrado grandes progresos y ambición en los dos últimos años y que mira al futuro. Y la realidad es que el Alinghi tiene la intención de ser el primer desafiante del ganador de la Copa América en Barcelona. Y si el New Zealand consigue retener el trofeo, Valencia volverá a adquirir fuerza. Porque hay buena relación con el sindicato oceánico (especialmente con Grant Dalton) y, sobre todo, sintonía total entre la Generalitat y el Alinghi.
El equipo suizo, de hecho, está dispuesto a priorizar el lugar de celebración de las regatas sobre económico. Si se convierte en un hipotético primer desafiante del New Zealand, el Alinghi asumirá protagonismo en la redacción del protocolo de la siguiente Copa América: en el documento que recoge el reglamente y que incluye los barcos con los que se navegará, así como las sedes de las regatas. Esa es la baza de Valencia, pues si gana Ineos o Luna Rosa lo normal es que se enroquen en llevar la competición a sus países de origen, esto es, Gran Bretaña o Italia, ambos con kilómetros de costa.
Valencia entró de lleno en la Copa América cuando el Alinghi tuvo que buscar sede al carecer de mar. Ahora la última subasta del evento, en la que Valencia no puso toda la carne en el asador al contrario que Barcelona, se dio porque las instituciones neozelandesas decidieron no sufragar los gastos que suponía volver a organizar la competición en Auckland. Tras ello, se generó una incertidumbre y un pulso, en principio, a cuatro bandas entre Valencia, Málaga, la Isla de Cox y Yeda. Cuando la ciudad andaluza parecía la favorita apareció Barcelona para llevarse el evento, en el que se confió como motor para reactivar el turismo en la ciudad condal.
Precisamente, la Generalitat quiere echar mano de la vela como motor para posicionarse en el mundo como destino ideal para el turismo deportivo. Valencia ya tiene asegurado el Mundial de clases olímpicas, que se celebrará en 2026 y que por lo tanto tendrá gran repercusión entre los regatistas con aspiraciones de estar en Los Ángeles 2028. Pero también se pelea por contar con otras competiciones de primer nivel como los TP52 o el Sail GP, certamen que se confía que celebre una prueba en la capital del Turia el año que viene. Se trata de una competición que llega acompañada con numerosas actividades de ocio en tierra y que está en auge. Estos eventos supondrían un impulso pero, claro está, la joya de la corona entre los deportes náuticos siempre será la Copa América.
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