Isabel Sánchez-Arán cuenta que durante un tiempo de su vida tenía el sueño de hacer «un mundo mejor». Este anhelo le llevó incluso a participar activamente en una edición del Foro Mundial Social.
Brasil, la Guayana Francesa o Países Bajos han sido algunos de los países que esta ilicitana ha recorrido. Tras acumular kilómetros sobre tierra firme, en Chipre, y por casualidad, encontró que su sitio estaba justo en el mar que empezó a amar desde pequeña: «Estaba en Chipre y conocí el buceo y trabajaba de instructora. Me hablaron del buceo a pulmón y pensé que estaban locos». Era 2015 y ese mismo año compitió en apnea. Llegó y sintió que volaba sumergida en el agua. Desde ahí no ha dejado de sumar preseas.
«A partir de cierta profundidad ya no flotas porque tus pulmones se comprimen y es la caída libre, es una sensación increíble, la mejor junto a la salida a la superficie, ver que has llegado a tu límite», explica la ilicitana, quien reflexiona sobre el importante papel de la mente en la apnea, sobre todo en competiciones: «Muchas veces, sobre todo al subir, te vienen pensamientos negativos, crees que no vas a llegar, la psicología, la propia percepción del cuerpo, el autoconocimiento son fundamentales».
El pasado mes de junio Isabel logró batir el récord de España de apnea estática. Siete minutos y un segundo es la última proeza en piscina de una deportista que en abril sumó tres medallas de oro y una de plata en los Campeonatos de España. Antes, y con sólo una bocanada de aire, logró la ilicitana sumergirse hasta los 76 metros, un hito con el que registró el récord de España de Inmersión Libre.
A largo plazo sueña con acudir al Vertical Blue, la competición más importante de apnea del mundo en las Bahamas. Isabel lamenta que España, a diferencia de otros países mediterráneos como Italia o Grecia, viva de espaldas a un tesoro que para muchos es desconocido: «No nos enseñan a relacionarlos con el mar, conocer la naturaleza es fundamental para respetarla». Su trabajo como instructora en el Club La Caretta de Girona le permite poder costearse las pruebas en las que participa y poner su granito de arena en el conocimiento del maravilloso Mediterráneo.
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