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Liliana Fernández, durante un entrenamiento en la playa estando embarazada. lp
Liliana Fernández, deportista | Liliana Fernández: «El deporte es un vicio, puede sacar lo mejor y lo peor de ti»

Liliana Fernández: «El deporte es un vicio, puede sacar lo mejor y lo peor de ti»

La alicantina, a escasas semanas de dar a luz a su segundo hijo, ya apunta a los Juegos de París: «Me encantaría tener una medalla»

Sábado, 30 de abril 2022, 22:58

A finales de mes dará a luz a su segundo hijo. Un hermanito para Saúl. Liliana Fernández vuelve a demostrar que la maternidad no está reñida con el deporte de alto nivel. La alicantina, de 35 años, ya piensa en París.

–¿Cómo lleva estos meses?

–Bien. Me queda poco más de un mes. Tenía la experiencia de Saúl, pero cada embarazo es diferente. No sabía cómo me iba encontrar en este. Pero la verdad es que me ha permitido entrenar. He estado entrenando cinco o seis meses en la playa, con todo adaptado al embarazo, sin saltos, sin caídas... Y he mantenido el trabajo de gimnasio y le he añadido pilates. Y me encuentro bien, un poco más cansada. He aprovechado para meterme en un doctorado. Soy graduada en Turismo. No he parado. Quieta no puedo estar.

–¿Se hace muy largo?

–Se me hace largo cuando no entreno por lo que sea. Pero bueno, por un lado me gusta porque estoy en casa y no estoy con la maleta a cuestas. Y eso te da cierta estabilidad y tranquilidad y estoy tiempo con la familia. Pero echo de menos la competición. Eso lo llevo dentro. No me he perdido ningún torneo. Estoy enganchada igual. Los sigo por internet.

–¿Las buenas sensaciones tras tener a Saúl le han ayudado a saber que volverá?

–Ayuda. Tenía más incertidumbre con el primer embarazo. Pero al final el parto marca mucho. No es lo mismo un parto vaginal que uno que tenga que ser por cesárea, en el que te rajan y la recuperación no tiene nada que ver. Tuve la suerte que Saúl estaba bien encajado, nació sano, comía bien y dormía bien. Eso facilitó que me organizara. Eso me permitió volver en seis meses. Pero no sé con qué tipo de parto me voy a encontrar ahora. Ojalá vaya todo igual de bien y pueda estar de vuelta pronto. Pero si me tengo que tomar uno o dos meses extra, no pasa nada. Lo importante es que vuelva al cien por cien.

–¿Su vuelta será con la mirada en los Juegos de París 2024?

–Sí, esa es la idea. Ya no sería con Elsa Baquerizo, porque Elsa ya se retiró. Yo todavía tengo dentro ese gusanillo de 'un poquito más'. Ya que están tan cerca y son en París... ¿Por qué no intentarlo? Las opciones están ahí y voy a hacer todo lo posible por ir.

–¿Tiene claro cuál será su nueva pareja deportiva?

–Sí, lo saben todas las partes. Ya está cerrado. Pero queremos hacer el anuncio a final de temporada porque ella ahora está jugando con otra chica. Por respeto a esa tercera persona.

–Ha estado 14 años compitiendo junto a Elsa. ¿Es difícil mantener una relación de alto nivel deportivo durante tanto tiempo teniendo en cuenta la presión y la tensión de la competición?

–Yo creo que lo peor fue al principio. Como cuando empieza toda relación, se establecen los límites de la relación. Al final es como una relación de pareja pero son la parte amorosa. Entonces tienes que llegar a acuerdos, entenderte, ceder en unas cosas, en otras tendrá que ceder la otra persona... Eran muchas charlas y eso lleva tiempo. Yo creo que los primeros dos años fueron los más intensos. Lo que ha facilitado todo es que fuera del campo nos queremos un montón. Elsa y yo nos queremos como hermanas. El deporte para mí es un vicio, pero puede sacar lo mejor de ti y a la vez lo peor de ti. Elsa habrá visto lo peor de mí y yo habré visto lo peor de Elsa en algunos momentos. El hecho de estar perdiendo o estar jugándote una plaza para los Juegos o un Mundial saca prontos que son incontrolables. Es parte del estrés. Cuando nos conocimos más, ya fue todo mucho más fácil. Las dos queríamos lo mismo y estábamos luchando por el mismo objetivo.

–En Tokio volvieron a ser novenas. ¿Eso le motiva para París?

–Los Juegos en nuestro deporte son un objetivo súper importante, porque es el evento de mayor visibilidad a nivel mundial que tenemos. Me da rabia el puesto noveno. Siempre nos hemos quedado a las puertas del diploma y da rabia porque eso es más apoyo, más dinero, más visibilidad... Me encantaría tener una medalla en los Juegos, pero es un torneo muy diferente y fuera de ritmo. Competimos un día sí y un día no. Normalmente en el circuito mundial hemos llegado a jugar hasta tres partidos al día. El ritmo de competición no tiene nada que ver. Hay que estar muy bien preparado físicamente, mentalmente, estratégicamente y tenerlo todo muy bien cuadrado y cerrado, pero también tienes ese puntito de suerte. Siempre hay alguna sorpresa.

–Elsa y usted se alzan como la única pareja femenina española de voley playa que ha estado en unos Juegos. ¿Orgullosa?

–Sí, antes que nosotras lo intentaron otras parejas. Nosotras en Londres clasificamos a un equipo femenino español por primera vez en la historia. Y no solo una vez, sino tres. Yo todavía no lo tengo muy asimilado porque estoy en activo, pero creo que cuando me retire y me haga un poquito más mayor diré: «¡Qué chulo!».

–¿Cómo vivió la retirada de Simone Biles en Tokio por problemas de salud mental?

–Yo creo que el tema de la salud mental es algo que se tiene que visibilizar mucho más, pero no sólo en deportistas, sino en general. Cualquier persona en su vida pasa por diferentes fases. No nos enseñan a gestionar todos esos altibajos y estados mentales. Y encima el sistema que tenemos a nivel mundial premia y visibiliza un montón los logros, al que consigue ganar un torneo, pero el que se queda segundo o tercero parece que no es nada, que no ha hecho nada y que es un desastre. No me ha pasado, pero puedo llegar a entender que ella tuviera una expectativas de medalla al ser la favorita. Somos deportistas pero somos humanos. Todas esas expectativas, unidas a la presión que se pueda poner ella o le pueda poner su entorno, te colapsan. A mí, en más de un partido, me ha superado la situación hasta el punto de jugar muy mal. En mayor o menor medida todos los deportistas hemos pasado por algo parecido en diferentes grados. Lo veo normal. Pero intentamos que no se nos note. Que se nos vea el lado feliz y bonito. Hay que valorar que ella lo puso encima de la mesa.

–¿En el voley playa existe machismo en cuanto al uso de la imagen de la mujer?

–Esto depende de los ojos que miren. En voley playa jugamos en bikini, pero hay muchos deportes en que vas más cómodo cuanto menos ropa tienes. Te tiras con la camiseta y el pantalón sudados y pesas un kilo más de la arena que estás arrastrando. Nosotras podemos elegir la vestimenta. No hay ninguna normativa que me prohíba jugar en mallas largas. Ganamos lo mismo, tenemos los mismos puntos y jugamos los mismos sets. Todo igualitario. Machismo no diría que hay en este deporte. Es verdad que creo que se le presta más atención a la figura femenina, pero porque hemos conseguido estar muy fuertes y muy preparadas y un físico de una mujer como puede ser el de un atleta llama la atención. No debería llamar la atención porque somos deportistas, pero estamos más acostumbrados a ver a hombres fuertes que a mujeres fuertes. Entonces quizás se ponga más el foco en el físico de la mujer fuerte. ¿Por qué el voley playa femenino puede llamar más la atención? Podría ser por los bikinis, podría ser por el físico, pero también habrá gente que lo mire porque las jugadas son más largas que las de los chicos y es súper espectacular. Que cada uno mire por lo que considere.

–¿Se va normalizando la maternidad en el deporte de élite?

–Yo creo que sí. Se está visibilizando más. Somos ya varias olímpicas que somos mamás y creo que eso ayuda porque seguimos en la élite. Yo soy autónoma y me renuevan los contratos año por año y no lo tengo en ninguna cláusula. No me puedo quejar. Tengo dos patrocinadores, que son la UCAM y Proyecto FER, y los dos han estado en los dos embarazos. Llevan mucho tiempo conmigo. Este año Iberdrola me ha renovado sabiendo que estoy embarazada y no voy a poder competir. Yo creo que estas acciones que están tomando las marcas es una forma de darle visibilidad. Yo me considero de las afortunadas. Creo que estamos dando pasos hacia delante en este sentido.

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