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Loli Marcos, la niña feliz que creció junto al bádminton
DEPORTISTAS QUE INSPIRAN

Loli Marcos, la niña feliz que creció junto al bádminton

«Carolina Marín le ha dado visibilidad pero yo he visto la evolución de este deporte desde que nació», dice la alicantina, ahora entrenadora

Lourdes Martí

Valencia

Sábado, 2 de mayo 2020, 23:23

Un año antes de que España crease su federación de bádminton, ella ya intentaba dominar el volante. Loli Marco, era una niña y se sentía tan feliz dándole con la raqueta a ese proyectil con plumas del que se quedó totalmente prendada. «¿Qué me enganchó? Buah, que es súper divertido», dice la alicantina con un tono tan alegre que contagia. Ahora forma parte del Proyecto FER e intenta impregnar de esa felicidad a los niños que entrena tanto en el Centro de Tecnificación Deportiva de Alicante como en su club.

En casa, cuenta con su mejor admiradora, su hija: «Tiene once años, y le gusta el bádminton, le llama mucho la atención que tenga el teléfono de Carolina Marín o que me envíe mensajes con ella». Tanto la pequeña como la propia Loli y sobre todo durante estos últimos días, aprovechan para sacar recortes y fotografías. Todavía se sorprende: «Por aquel entonces no era tan consciente de lo que estaba haciendo». También siente un orgullo tremendo cuando ve en amarillentas publicaciones los ránkings mundiales en los que se encontraba entre las 20 primeras. Ella fue pionera. «Carolina le ha dado visibilidad pero yo he visto la evolución de un deporte desde que nació», comenta. Detrás de su copado palmarés, mucho esfuerzo y su madre y su padre. La subían el asiento de atrás del coche y la llevaban donde fuese para que compitiese: «Creo que no se han perdido un campeonato nacional en los 30 años de mi carrera».

Marco ha visto «tres generaciones» de jugadores de bádminton en una carrera con dos periodos muy diferenciadas: «Empecé en un deporte muy desconocido y los diez últimos años los pasé en la residencia Joaquín Blume. Pasé de jugar al aire libre porque el techo era muy bajo a tener a mi disposición una serie de entrenadores, psicólogos, fisioterapeutas que me lo hacían todo más fácil». Esta profesionalización le llegó «tarde» en comparación con las siguientes generaciones, rondaba los 20: «Ahí mis metas empezaron a cambiar, quería ir a los Juegos, sumar títulos». Y vaya si sumó campeonatos. También en dobles mixtos junto a José Antonio Crespo, con quien llegó al número 16 del ranking mundial en 2002. Un hecho histórico que ninguna otra pareja española ha logrado de nuevo.

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