La maldición del judo valenciano en los Juegos Olímpicos

De hecho, se mantiene cuando está a punto de consumirse la cuarta parte del siglo XXI. El judo de la Comunitat quizás esté en el mejor momento en cuanto a escuelas y por la presencia de un centro de alto rendimiento en Benimaclet, supervisado por dos olímpicos como Sugoi Uriarte –vitoriano pero establecido en la Comunitat– y Laura Gómez.

Ambos sufrieron la maldición. El propio Uriarte se quedó a las puertas de la medalla con una decisión controvertida de los jueves. Laura Gómez, su compañera de vida, llegó medio lesionada a los Juegos de Río, a la experiencia por la que luchó toda su carrera. María Bernabéu también se topó con el maldito combate por el bronce. Ana Pérez Box en Tokio y Salva Cases hace unos días han sido las siguientes víctimas de lo que alguno achacará a alguna especie de hechizo que ayer se cobró otra víctima.

Tristani Mosakhlishvili, deportista de origen georgiano afincado en Valencia desde hace cinco años y que se prepara en el centro de alto rendimiento de Benimaclet, se quedó a las puertas del podio olímpico y de la que habría sido la medalla 24 de los deportistas de la Comunitat en la historia de los Juegos. Un wazari casi al inicio del combate por el bronce contra el griego Theodoros Tselidis, que venía de la repesca, completó una tarde ominosa para el judoca. Por mañana se había metido en semifinales en la categoría de -90 kilos. Para ello había vencido al brasileño Rafael Macedo por un wazari.

Estoy muy desilusionado, por un lado, porque he fallado haciendo un paso en falso y me pilló. Por otra parte, estoy muy feliz y orgulloso de mí por haber llegado hasta aquí», señaló el judoca, que antes de viajar a París se había mostrado convencido de sus opciones de lograr medalla.

Y desde luego consiguió ilusionar en una mañana donde rindió a un nivel altísimo. Mosakhlishvili se había metido en cuartos tras vencer por ippon a Erlan Sherov, al que doblegó en el suelo, por inmovilización. Anteriormente, en dieciseisavos, se había impuesto a Komronshokh Ustopiriyon por un wazari. Fue el mismo desenlace que el duelo contra Macedo, al que marcó a 35 segundos del final. Luego supo resistir los ataques desesperados del carioca para adjudicarse la victoria. Su rival en semifinales era el georgiano Bekauri.

Y lo cierto es que su contrincante fue más agresivo en una larga batalla que se resolvió en la técnica de oro. A ella llegaron ambos contendientes con dos amonestaciones y fue Mosakhlishvili el que recibió la tercera, quedando fuera de la final olímpica. Después consumó la tarde amarga contra Theodoros Tselidis.

La derrota del valenciano completó la jornada de montaña rusa con final amargo para el judo español. Antes había sufrido el mismo desenlace, en el combate por el bronce, Ai Tsunoda, deportista de Lleida de padre japonés y madre francesa, ambos entrenadores de judo. Ella había pasado por la repesca tras quedar fuera en cuartos por la mañana. En esa lucha por el tercer puesto cayó ante la austriaca Michelle Polleres.