El movimiento perfecto de una joven promesa

Iraida Casadevall es una jugadora todo terreno. Con apenas 15 años, la jugadora ya cuenta en su palmarés con un gran número de campeonatos de ajedrez. Esta jugadora padece aniridia, una enfermedad ocular grave que surge desde el nacimiento que le impide ver con normalidad. Sin embargo, Iraida no teme a ninguna competición. Este fin de semana es una de los 30 participantes en el XXV Open que se celebra en Benidorm organizado por la Federación Española de Deportes para Ciegos y en mente ya tiene los campeonatos de España de la próxima semana en la que participan personas sin dificultades visuales.

Los tableros en este tipo de torneos son adaptados: "El nombre de las filas está en braille y para diferenciar las casillas blancas y negras, éstas últimas aparecen en relieve y hay un orificio para encajar las piezas y que no se caigan cuando se pasa la mano. Las fichas negras además tienen una bolita de metal para poder diferenciarlas de las blancas".

"En los campeonatos de la Federación de Ajedrez juego con un tablero normal y los rivales no me suelen decir nada salvo alguna vez cuando me ven con la plantilla en braille", afirma Iraida, quien disfruta de un deporte al que se enganchó en primero de Primaria en el colegio: "En mi colegio, se podía practicar ajedrez y vino un gran maestro y me empecé a motivar. Se me daba bien". Disfruta de la "estrategia" y ya cuenta con sus rivales, que también son compañeros, favoritos: "Me gustaría ganar Aarón San Juan. Andrés Zhao me ha enseñado mucho también aperturas y demás".

El ajedrez ocupa los ratos "libres" de Iraida, le gusta ver partidas suyas y analizarlas. Aunque el ajedrez todavía atrae a más hombres que mujeres, la joven catalana está feliz por el éxito de series como Gambito de Dama: "Me gustó mucho porque se refleja el espíritu de sacrificio de la protagonista, su esfuerzo por ser una campeona.

Aunque las fichas federativas en España crecen de forma sostenida, todavía queda mucho trabajo por delante. Iraida no descarta hacer las maletas algún día y marcharse a Noruega, una de las cunas del ajedrez y empaparse de talento.