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Matías Sartori
París
Viernes, 9 de agosto 2024, 09:30
La bola impacta sobre la arena. El marcador confirma el 21-17 para la pareja noruega conformada por Berntsen Mol y Sandlie Sorum. Es el final del segundo set. La música anuncia la culminación del partido. Y el abrazo junto a Adrián Gavira, el final de una época. Pablo Herrera dice adiós a sus últimos Juegos Olímpicos. Sus sextos. Ambos se funden en un abrazo que perfora el alma. Dejaron todo en la arena. Plantaron cara a uno de los equipos favoritos a llevarse el oro. Acariciaron la pelea por las medallas. Susurran al oído palabras de agradecimiento recíproco. A sus espaldas, una explosión de júbilo desciende como una cascada desde las gradas fusionando la alegría suiza con el orgullo español. Pese a la derrota, hacen historia. Pablo contempla la arena. Recuerda la playa castellonense que lo vio crecer. Posiblemente, en un efímero recuerdo, también se acuerde de la arena de Atenas, Londres, Pekín, Río y Tokio. Recoge un puñado en su mano. Una reverencia hacia el deporte que tanto le hizo disfrutar. Y, de forma natural, con sus labios besa la red olímpica por última vez. Un gesto de cariño al vóley playa. Una muestra de amor a un deporte que marcó su vida. Se retira un jugador. Nace una leyenda.
–Imagino que las sensaciones son agridulces, no obstante, la Torre Eiffel fue testigo del adiós de una pareja de leyenda. ¿Cuáles fueron las sensaciones ahí?
–Las sensaciones fueron buenas pese a la derrota, estábamos tristes, evidentemente porque nos hubiese gustado pelear por las medallas en ese estadio, seguir disfrutando del cariño de la gente. Pero no pudimos hacer más. Intentamos agarrarnos a la arena para seguir con opciones, pero Anders y Cristian estuvieron muy sólidos.
–¿Qué significó ese abrazo que se dieron al final?
–Fue un agradecimiento de los dos por todo lo que nos hemos dado el uno al otro, que ha sido mucho durante todos estos años. Ha sido increíble estar al lado de Adri. En las buenas y en las malas. Al final nos quedamos con eso, con lo bueno que nos ha dado la vida en el campo y todo lo que hemos aprendido a levantarnos cuando el equipo se ha caído. Al final creo que lo único que te puede ayudar tanto dentro como fuera del campo es el compañero.
–Eso el día de mañana, cuando los niños vayan a ver la hemeroteca y vean que has estado en seis Juegos Olímpicos, ¿Con qué recuerdo quiere que la gente se quede?
–Creo que la gente se quedará con la sensación de que somos un equipo que siempre lo ha dado todo y que siempre ha creído en el equipo. Creo que es la esencia del equipo Herrera-Gavira. Y que por mucho que algunas personas nos hayan dado por perdidos porque decían que estamos mayores, el equipo siempre se repuso de las lesiones y dio guerra. Míranos ahora, diploma olímpico en París 2024.
–Cuando echa la mirada atrás, ¿Con qué se queda?
–Creo que he sido un afortunado de hacer lo que me gusta y de poder vivir la experiencia con una persona única que es Adrián. Es el tipo de personas que más te suma. Al lado de una persona así lo único que puedes hacer es crecer. Me quedo con eso.
–¿Cómo se presenta el futuro después de esta carrera?
–Ahora mismo quiero disfrutar de la familia y recuperarme. Quiero aprovechar el tiempo con mis padres, con mi hermano, con los chiquillos y con mi mujer, que es quien más me ha aguantado estos años. Quiero saborear la 'otra vida' y disfrutar de todo eso. Me gustaría tener un break, tengo que ocuparme de algunas cosas. Seguramente en el futuro voy a estar involucrado tanto con el vóley playa en Castellón o en el club.
–¿Cómo vivió la ovación del público cuando llegó el final?
–Fue increíble el cariño de la gente. La verdad es que daba algo de vergüenza ver tanta gente aplaudiendo. Al final no eres consciente de la repercusión que tienen los Juegos Olímpicos y que cuando la gente se pone en pie empieza a aplaudirte y ves muchas banderas españolas se te ponen los pelos de punta.
–Cuando acabó el partido contra la pareja noruega, abrazó a Adri, miró al cielo, cogió arena, le dio un beso a la red. ¿Qué significó el vóley playa en su vida?
–Ha sido todo lo que me ha enseñado, sobre todo a ser mejor persona. Me ha ayudado a crecer ante las adversidades cuando hemos tenido momentos malos y, sobre todo, a creer en lo que uno hace. Que nadie te venga a decir lo que puedes hacer o lo que no. O que ya estás acabado. Tú debes perseguir la tuya y saber que con trabajo y sacrificio se llegan a las metas. Al final, la vida es eso.
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