Urgente Aemet confirma el regreso de las lluvias a la Comunitat y activa dos avisos amarillos
Miguel Ángel Arroyo, acompañado de su guía, durante un entrenamiento. LP

El paralímpico que se adapta con corazón

El sueño de Tokio. El versátil Miguel Ángel Arroyo, que ha superado una depresión y lucha por una plaza en remo para los Juegos, ha formado una familia de acogida pionera en España

Lunes, 3 de mayo 2021, 01:33

En el hogar de Miguel Ángel Arroyo, imparten lecciones de todo tipo. Algunas deportivas. Otras personales. Y también emocionales. Todas ellas con el mismo hilo conductor: el arrojo. Así, este deportista paralímpico ha conseguido reinventarse en varias ocasiones, ha superado una depresión tras quedar incapacitado para ejercer como maestro y ha construido junto a su esposa y sus dos hijos una maravillosa familia de acogida. Le sobra corazón. Y late con fuerza con el objetivo de alcanzar su último desafío. Aspira a clasificarse para los Juegos de Tokio con el equipo nacional de remo. Queda una plaza en juego y va a apurar las posibilidades.

Publicidad

Miguel Ángel Arroyo, nacido en Málaga pero valenciano de adopción, ya participó en unos Juegos Paralímpicos. Fue en Pekín en 2008. En aquella época, se dedicaba al medio fondo. «Lo primero que hice fue atletismo y llegué a competir a nivel internacional, sobre todo en 800 y 1.500 metros. Fui campeón del mundo en 2006 en relevo 4X400. De ahí pasé a probar un montón de deportes, pero a nivel serio fue el triatlón. Después, me quedé solo con ciclismo, siendo campeón de España y compitiendo también a nivel internacional«, explica el versátil deportista, de 37 años. Tiene una discapacidad visual.

«Nací con cataratas congénitas. Como me operaron siendo muy pequeño, en 1984, me quitaron el cristalino y no me pusieron lente que lo sustituyera. En esa época no la ponían y, además, tenía meses de vida. Entonces mi ojo se formó sin desarrollarse del todo bien. Tengo una visión bastante inferior al 10 por ciento de lo que ve una persona normal«. Hace casi cuatro años, sufrió un duro golpe.

«Trabajaba de maestro de educación física. Perdí vista un verano y al empezar el curso lo noté bastante en el colegio. En vez de adaptarme el puesto, me incapacitaron. Era mi vocación y había aprobado las oposiciones. Me sentó muy mal. Después de la incapacidad, estuve un año y medio con depresión. Estuve con tratamiento psiquiátrico. Luego me volví a enganchar al deporte. Me sacó de ahí. Me recompuse«, comenta.

Hace más de un año, se lanzó al remo. «Había probado a ir en piragua. A través de una fundación, surgió una iniciativa de relevo paralímpico de remo. Me enteré y fui para probarlo. Me gustó. Eso fue en octubre de 2019. Decidí empezar a entrenar, pero no fui en serio hasta marzo de 2020«, destaca Arroyo, quien comparte entrenador con David Casinos. Se trata de Nacho Pérez.

Publicidad

Arroyo se ha hecho un sitio en el conjunto nacional: «Se ha ido aplazando la regata preparalímpica a la que vamos a ir en junio. En un principio iba a ser en septiembre. Nos ha venido genial porque España no tenía equipo de remo paralímpico. En enero del año pasado salió una iniciativa e hicieron unos tests para captar gente. A raíz de esos resultados, hicieron concentraciones y han ido eliminando gente. Empezamos 11 y ahora quedamos siete. Al campeonato de junio se supone que van a llevar a seis. Los cuatro titulares de bote y dos suplentes. De momento estamos ahí. A esa regata creo que tengo bastante posibilidades de ir«.

Hay unas premisas: «El bote se forma con cuatro personas, que tienen que ser dos chicos y dos chicas. Y tiene que haber dos discapacitados físicos y dos visuales». Arroyo se muestra ilusionado: «A esta regata, que se celebra en Italia, van los países que no tiene conseguida la plaza aún. Nos jugamos una plaza».

Publicidad

Arroyo y su esposa, Alba, tienen dos hijos: Ángel, de 11 años, y Helena, de cuatro. Y recientemente comenzaron su aventura como familia de acogida. «Mi mujer es ciega total. Ella se quedó en paro y me lió. Me convenció. Y yo tengo tiempo por la incapacidad. Lo que más nos sobra es amor. Tenemos ganas de ayudar y hay niños que lo necesitan. Nos parece una iniciativa muy bonita«.

El deportista paralímpico, con sus dos hijos y el bebé acogido. LP

Se han estrenado este año: «Tuvimos a un nene. Nació un lunes, nos llamaron el martes y nos lo dieron el jueves. Nació en Valencia. Lo tuvimos dos meses. Fue una renuncia de su madre. Lo dejamos el 29 de marzo. Lo hacemos por ayudar a ese niño para que tenga una mejor transición hacia una familia definitiva. En el momento de la despedida te queda un vacío. Te haces a la idea de que se va a ir, pero aun así se nos saltaron las lágrimas a los dos«.

Publicidad

Han roto una barrera, convirtiéndose en pioneros: «En la Comunitat, somos la primera y la única familia de acogida en la que los dos tenemos cualquier discapacidad. Y en España somos los primeros con discapacidad visual los dos«. Vuelven a abrir las puertas de su casa: »Estamos esperando. Para nuestros hijos es una experiencia súper bonita y les aporta muchos valores«. Mientras tanto, Arroyo sueña con Tokio.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad