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El mar está lleno de secretos. Aunque Alejandro Climent se ha empeñado en descubrirlos. Lleva ocho años recorriendo el planeta sobre una tabla y, durante los últimos cuatro, lo está haciendo a una velocidad de vértigo. Ya no flota. Ahora vuela. Es la fascinante técnica utilizada en la Fórmula Kite, en la que el deportista avanza a cerca de 80 kilómetros por hora elevándose a un metro del agua. Una experiencia que dispara la adrenalina del valenciano, vigente campeón de España y el octavo mejor de Europa. Se ha adaptado perfectamente a una modalidad que entrará en los Juegos de París 2024. Su sueño olímpico, ese que también tuvo durante su época de judoca, va tomando forma.
«El deporte está dentro de los Juegos de 2024. Se ha creado un equipo olímpico a través de los últimos campeonatos nacionales e internacionales, en el cual yo estoy como máximo representante. Pero en cuatro años puede cambiar todo. La carne está en el asador y yo voy a por todas», avisa Alejandro Climent.
Atrás quedaron los tatamis. «Desde los tres hasta los 20 años estuve compitiendo en judo e intenté ir a los Juegos, pero acabé lesionado de todas partes y conocí el kitesurf. Entonces fui dejando poco a poco el judo. Es un deporte que me sigue gustando, pero ahora mismo es incompatible por el tema de lesiones. Siempre me ha gustado llevar todo al extremo», explica.
El mar se convirtió en el hábitat natural del valenciano. Y se ha tenido que adaptar al desarrollo que ha experimentado el deporte con vistas a los Juegos de París. «Este es mi octavo año haciendo el circuito mundial y europeo. Estamos en el cambio. Antes era Fórmula Race. Y ahora es Fórmula Kite, que es la modalidad olímpica. Está apareciendo mucha más gente, gente muy capacitada con el apoyo de federaciones de todos los países. La cosa se complica y cuesta más», admite el regatista, quien desgrana las novedades.
«Ha sido la evolución del deporte. Antes, en la Fórmula Race, utilizábamos unas tablas grandes con tres aletas. Ahora, en la Fórmula Kite, usamos hydrofoil, que es una tabla bastante pequeña. Tiene una quilla de un metro, como si abajo fuera un avión que te permite ir por encima del agua. No vas flotando. Una vez arrancas ya vas volando con el rozamiento del avioncito de abajo. Llevas muchísima más velocidad. Antes estabas en contacto con el agua todo el rato e ibas más lento», indica. Se impulsa con una cometa aprovechando la fuerza del viento.
«En Fórmula Race quedé tercero de Europa, tercero de la Copa del Mundo y primero en el ranking mundial», recuerda. El 19 y el 20 de diciembre, se celebró en Gran Canaria el Campeonato de Europa de Fórmula Kite. Climent terminó octavo. El año pasado alcanzó la sexta posición: «En esta nueva modalidad, soy cinco veces campeón de España. Y en algunos eventos internacionales he quedado en el top 3».
El valenciano, de 32 años, disfruta al máximo: «La sensación es completamente diferente. Esto te da más adrenalina. Puedes hacer una travesía bastante larga a alta velocidad. Hace poco hice Valencia-Denia ida y vuelta en tres horas y media. Son más de 200 kilómetros. Y es una pasada».
El formato de competición no ha variado. El trazado está delimitado por dos boyas: una colocada en contra del viento y otra a favor. La flota toma la salida a la vez y, según el orden de llegada, cada competidor suma más o menos puntos. El Europeo constó de 14 carreras: «Hay contacto. A veces se lían las cometas y los de alrededor van detrás. Hay que tener cuidado», comenta Climent, quien ha sufrido varias lesiones. «Empecé a hacer kitesurf hace 17 años. He tenido sustos, sobre todo en los inicios. Con el freestyle, siempre buscaba las condiciones más radicales. He tenido fracturas de tobillo, rodillas, hombros, costillas... De todo. Gajes del oficio».
Rememora sus primeros pasos: «Empecé en Valencia y poco a poco fui cogiendo nivel, experiencia y ambición. Valencia es un paraíso del kitesurf. Está súper bien para iniciarse. Tenemos el problema de que la normativa está fastidiando un poco estos últimos años. Tenemos un par de zonas muy pequeñas para la práctica del kite y es insostenible. No todo el mundo está en esas zonas porque sería imposible navegar y se va esparciendo por todas las playas de Levante. Siempre tienes la preocupación de que te pueden multar. Somos mucha gente y cada vez más. Entonces me imagino que, poco a poco, iremos ganando algo de terreno, pero de momento está siendo complicado».
Gracias al deporte, Climent ha navegado en China, Emiratos Árabes, Turquía, Brasil, Colombia, México... «Es una oportunidad de conocer gente, culturas, idiomas... Me impactó bastante Australia. Estuvimos en una zona con bastante tránsito de tiburones, con helicópteros sobrevolando y vigilando. Eso me tenía un poco asustado. Vi pasar algún tiburón pequeñito cerca. Imagino que los otros también estaban por ahí. Piensas: 'no te caigas y ve todo lo rápido que puedas'», cuenta el valenciano, quien gestiona una empresa familiar. París le espera.
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Doménico Chiappe | Madrid
Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
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