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Anush Soghomonyan empezó a jugar a ajedrez con siete años en Armenia . juan j. monzó
«A veces no puedo respirar del estrés y la emoción»
Natural de Armenia Pasión

«A veces no puedo respirar del estrés y la emoción»

«Le pedí a mi padre que me enseñara y se negó. Dijo que este juego es de hombres. Ahora está orgulloso de mí», recuerda

ALBERTO MARTÍNEZ

Domingo, 14 de abril 2019, 23:53

Ve numerosos paralelismos entre la vida y una partida de ajedrez. Es el deporte que descubrió en Armenia, su país natal, con apenas siete años. Anush Soghomonyan empezó a practicarlo pese a que su padre se lo desaconsejó debido a los prejuicios. Cuando se afincó en Valencia junto a sus progenitores, lo hizo con un tablero bajo el brazo. Ahora forma parte del club Andreu Paterna, el más potente de la Comunitat. Ana, tal y como la conocen sus compañeros, traslada su valentía al juego.

-Tiene 34 años y lleva 13 viviendo en Valencia. ¿Cómo comenzó su relación con el ajedrez?

-Empecé a jugar al ajedrez a los siete años observando a mi padre jugando con sus amigos. Le pedí que me enseñara pero se negó, diciendo que este juego es de hombres. Eso me hizo ver el ajedrez como un reto. En Armenia estuve entrenando en la escuela de ajedrez de Tigran Petrosyan, con jugadores que hoy en día son de élite mundial como Levon Aronian, que ha llegado a ser número 2 del mundo, o Lilit Galoyan. Mi entrenador fue Tigran Kotanjyan, que ahora es un gran maestro. En Armenia el ajedrez es como aquí el fútbol. Allí es tan común que hasta en los colegios lo dan como una asignatura.

LAS CLAVES«Allí el ajedrez es como aquí el fútbol. Hasta en los colegios lo dan como una asignatura» «Cualquier cosa que tenga que hacer, sin querer, la comparo con el ajedrez. Es un estilo de vida»

-Armenia ha llegado a ganar el Mundial por equipos. ¿No estaba bien visto que una mujer jugase?

-No está mal visto, pero no hay muchas jugadoras. Y no sólo en Armenia, sino en todo el mundo hay muy pocas jugadoras de ajedrez. Por prejuicios que había anteriormente, la gente creía que la mujer era distinta al hombre en cuanto a capacidad.

-¿Ve una evolución sobre la figura de la mujer?

-He visto mucha evolución teórica. Pero no he visto un aumento de chicas jugando al ajedrez. Sigue habiendo las mismas. Ya no es por prejuicios, sino que es cuestión de gustos. No sé por qué no juegan más mujeres. A las que he preguntado me han dicho que no les parece atractivo el ajedrez, pero sin querer profundizar más. Hay que invertir más para fomentar el ajedrez como afición para las mujeres. El ajedrez es un escenario perfecto para poder competir a nivel mental con otras personas. Y sin tener limitaciones, porque la mente es flexible y tiene plasticidad para poder desarrollarla.

-Forma parte del Club Ajedrez Andreu Paterna. ¿Qué se encontró en Valencia?

-En Valencia tenía claro que iba a jugar al ajedrez, pero como tuve otras prioridades me puse a jugar en 2010. Vine al Paterna porque tiene muchísimo potencial. Lleva 33 victorias, ya que ha sido campeón autonómico los tres últimos años. La liga son 11 rondas y ha ganado cada año los 11 encuentros. Es un récord histórico en el ajedrez valenciano. Hay mucho nivel y futuro en Valencia.

-¿En algunos torneos se ha visto prácticamente sola?

-Estoy acostumbrada a no tener mujeres a mi lado, pero me siento una persona ante todo. Todos somos iguales. Mis compañeros no me discriminan por ser mujer. Hablo con gente de Armenia y allí, si no eres hombre, no te toman tan en serio. Pero no se puede generalizar.

-¿Qué le dice su padre ahora?

-Ahora mi padre está muy orgulloso de mí y por todas partes cuenta que su hija es una buena jugadora de ajedrez.

-¿Cuánto tiempo dedica al ajedrez?

-Ha habido temporadas que he practicado más de cinco horas al día. Ahora dedico lo que puedo, porque trabajo muchas horas. Pero mi sueño es reducir las horas de trabajo y dedicarlas al ajedrez. En Armenia tuve resultados con 15 años y fui la tercera sub-16. Pero lo dejé por estudiar e ir a la universidad. Luego, aquí en Valencia, me dediqué otra vez al ajedrez. Cuando me esfuerzo sé que tengo resultados.

-¿Qué le aporta este deporte?

-El ajedrez me permite canalizar mi energía para poder desarrollar mi mente mientras estoy divirtiéndome. Es una salida para pasarlo bien, conocer gente, desarrollar tus capacidades cognitivas... Y para mí es un arte. Ves combinaciones que jamás se te ocurrirían, juegos para salir adelante con dos o tres piezas menos... Es la belleza del juego.

-¿El ajedrez ha influido mucho en su personalidad?

-Sí. Para mí el ajedrez es la vida. Cualquier cosa que tenga que hacer, sin querer, la comparo con el ajedrez. Es un estilo de vida. Requiere mucho tiempo y estás continuamente pensando.

-¿Puede llegar a obsesionar?

-Sí, como Bobby Fischer. También he jugado a fútbol. Soy una jugadora de ajedrez a la que le gusta arriesgar en ataque y he intentado aplicar esa estrategia al fútbol. Y me encantó el resultado, pero no se puede hacer todo a la vez. También soy madre. Tengo una hija de ocho años.

-¿Hay gente a la que le cuesta verlo como un deporte?

-Me han llegado a decir que no sabían si era un deporte o no. Un juego, cuanto más intelectual, menos gente se apunta. A la gente le gusta jugar a algo más movido. Pero paras mí el ajedrez es movido porque ha habido partidas en las que mi corazón ha latido tan fuerte que no podía ni respirar de la tensión, por el estrés y la emoción que tenía encima. No tienes esa sensación de adrenalina ni conduciendo una moto a velocidad muy alta. Hay muchísima emoción en el ajedrez. Algunas veces he salido llorando, otras veces he tirado las piezas antes de irme por la rabia... Y sobre todo es una comunicación con una persona, porque en todo momento estás comunicándote con tu adversario. Todos tus gestos, todas tus miradas, cómo coges el boli, la ropa que llevas puesta... Con todo comunicas. El comportamiento habla mucho de tu juego. Utilizo bastante la psicología en el ajedrez.

-¿Qué es lo mejor y lo peor que le ha dado el ajedrez?

-El momento más bonito fue cuando, en una competición, calculé un mate en 13 jugadas. Me gustaría vivir más momentos así. Y el peor es cuando no tenía ganas de jugar porque tenía preocupaciones externos, de mi vida personal o laboral.

-¿Cómo se ve a corto plazo?

-Dentro de dos o tres años me gustaría dar un salto, pequeño aunque sea. Siempre tengo en la mente superarme a mí misma. No hay que renunciar a los sueños.

-¿Quién es su referente?

-Aleksandra Kosteniuk. Ha sido madre, modelo y campeona mundial a la vez. Y admiro mucho a Judit Polgar, la única mujer que logró estar entre los diez primeros ajedrecistas del ranking mundial.

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