TONI CALERO
Lunes, 10 de noviembre 2014, 00:56
CHESTE. Andrea Iannone era un cuerpo extraño. En realidad, cualquier piloto que haya osado estar por delante de Márquez esta temporada ha debido sentir una tremenda sensación de interinidad. El jefe de MotoGP no ha permitido demasiadas alegrías al resto de 'cocos' a lo largo de un Mundial dominado de principio a fin por el '93', el genio que se atreve con todo. Debutó haciendo ruido, con prisas, y en este curso no ha hecho sino confirmar que está sobradamente preparado para marcar una época.
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Lideraba en Cheste un soberbio Iannone mientras Márquez, el mismo que estaba «más pendiente» de su hermano que de él mismo, iba escalando posiciones. Primero rebasó a Valentino Rossi, su ídolo, su cómplice, y luego se abalanzó sobre Iannone. El resto de la historia la escribió Márquez en Cheste como lo ha ido haciendo desde que el Mundial arrancara en Catar. Con puño de hierro, sin permitirse un fallo y sumando de 25 en 25. Pura leyenda sobre dos ruedas.
No le inquietó siquiera la tímida lluvia que equivocó a Jorge Lorenzo. Prepararon la moto en el box de Honda por si el líder se decidía a montar neumáticos de agua. Pero no. Una y otra vez pasaba Márquez por línea de meta y los mecánicos echaban un vistazo al cielo pidiendo clemencia. Marc no entró y Rossi, que aún le aguantaba a un segundo, tampoco. Si la estrategia del español surgía, perfecto. Si no, ponía el italiano en juego el subcampeonato del Mundial.
Pegó un brinco Lorenzo para cambiarse de moto en el pit-lane y regresó a pista consciente de que su movimiento le daría todo o nada. Y le salió mal la jugada al mallorquín, el único piloto que decidió jugársela por si la tremenda nube que cubría el cuelo de Cheste enfurecía: «Durante la carrera me he acordado de lo que sucedió en Aragón, porque llovía y ha habido un momento en el que dudaba si cambiar la moto o no. Al final hemos mantenido la calma y hemos acertado con la estrategia. Ha sido una prueba dura, en la que he disfrutado, pero en ciertos momentos he sufrido un poco», explicó luego Márquez.
El de Cervera fue alejando a los dos únicos rivales que mantuvieron el tipo respecto a la '93': Rossi y Pedrosa. Primero se descolgó el español y, más tarde, el italiano. Al campeón le sobró el tiempo suficiente para cruzar la línea de meta con los brazos al aire, celebrando su victoria, el título y el sufrido logro de su hermano en Moto3 Jack Miller mediante. Todos los grandes del motociclismo han ido sucumbiendo a los encantos de Márquez. «Si quiere, alcanzará a Agostini», han llegado a decir alguna de las leyendas de las dos ruedas.
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Ayer recibió el homenaje de Freddie Spencer y, tan sólo una hora y media más tarde, batía el récord de Mick Doohan. Márquez igualó al australiano, dominador absoluto a principios de los noventa, en Malasia firmando su 12ª victoria en la misma temporada. En Cheste, donde además ha sumado dos títulos mundiales, reventó el registro, alcanzado trece triunfos en un campeonato deslumbrante.
Batalla entre 'hermanos'
Echando al extraterrestre a un lado, en la fría pista del Ricardo Tormo se vivieron dos duelos fraternales. El primero, entre compañeros de equipo, lo libraron Dovizioso y Crutchlow. Dos manchas rojas se adivinaban cada minuto y medio en la recta principal de Cheste. El italiano tiraba, respondía el británico. Fueron juntos hasta el final, donde se impuso Dovizioso por unas milésimas. La pelea de los dos hombres de Ducati no ha sido tal a lo largo del Mundial. En la general, 'Dovi' ha aventajado en más de cien puntos a Crutchlow.
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Pasaban las balas rojas e inmediatamente después lo hacían los Espargaró. «Estas cosas se arreglan en casa», debían pensar sus familiares. Pol consiguió la sexta plaza y Aleix se tuvo que conformar con la séptima. Y, como en la batalla de las Ducati, los dos hermanos entraron en meta en la misma décima. Pol acaba el Mundial por delante de su hermano (136-126) y Aleix tendrá que esperar al próximo curso para tomarse la revancha.
Todo, en una carrera con pocos abandonos -tres- pese a las gotas que sorprendieron a falta de un tercio para el final. Lorenzo cabalgaba último tras su fallo y decidió entrar al box para poner punto y final a este campeonato como tercero de la general. Mientras el balear se apeaba, Héctor Barberá abría gas para acabar el Mundial a lo grande pensando en la próxima temporada. El valenciano es otro con la Ducati. Le cambió la cara cuando cambió la moto y su undécima plaza de ayer así lo demuestra. Los dos pilotos del Aspar Team, Hayden y Aoyama, hicieron 13º y 15º, respectivamente.
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