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El premio de Nakamoto al pistolero de la parrilla

Álex Márquez probará la Honda de MotoGP por ser campeón

M. RODRÍGUEZ

Lunes, 10 de noviembre 2014, 00:55

Álex Márquez llegó al pit lane con un sombrero de cowboy que se ciñó a la cabeza en cuanto se bajó de la moto. Desencajado por la euforia, simuló disparar hacia todos lados. Si el pistolero hubiese tenido dos revólveres en sus manos, hasta él habría encajado una bala. Luego se lanzó literalmente hacia el lugar donde estaban sus incondicionales, entre ellos su hermano. «Es muy pesado. A veces viene a la cama cuando ya quiero dormir para darme consejos. En ocasiones me pone nervioso, pero la verdad es que me ha ayudado muchísimo», afirma.

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Ayer fue un día largo en el Estrella Galicia. Por la tarde, horas después de que hubieran finalizado las carreras, la fiesta seguía en el hospitality. Pero en medio de la euforia, el pistolero, como bueno cazarrecompensas, tenía en mente el premio que se ha ganado por proclamarse campeón de Moto3.

Cuando Álex Márquez y Álex Rins visitaron la factoría de Honda en Japón, el mandamás de la marca, Shuhei Nakamoto, les hizo una promesa: «Si ganáis el Mundial, probaréis la MotoGP». Al pistolero se le abrieron los ojos. Desde entonces no se le ha ido la idea de la cabeza. «Cuando oí eso me dije '¡pues habrá que ganar el título!'», aseguró entre risas el campeón de Moto3.

Hoy está previsto que el pistolero, apelativo con que se conoce a Álex Márquez a causa de una broma (que no quiso detallar) con sus amigos, obtenga su recompensa. En principio se subirá en Cheste a la Repsol Honda por primera vez, aunque el premio podría retrasarse dependiendo de lo que se prolongasen las celebraciones de anoche o de la meteorología.

Pero lo que ya nadie arrebata al pequeño de los Márquez es algo que sólo habían imaginado los hermanos de Cervera en el mejor de sus sueños. «Quizás alguna vez jugando con Marc, pero la verdad es que esto no se podía prever», admitía ayer Álex.

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El nuevo campeón de Moto3 asegura que siempre se ha divertido pilotando, a pesar de definirse a sí mismo como «un patata» en el motocrós. «Era muy lento, pero yo me lo pasaba bien. Las veinte carreras que hacía al año eran para mí como irme de vacaciones», subraya.

La foto de los campeones de por la tarde fue una prolongación de la fiesta. Se vio a los dos hermanos bromear con Tito Rabat. Se hicieron varios autorretratos con los móviles, eso que se ha rebautizado con el anglicanismo de 'selfie'. «Tito y yo somos amigos. Él quería que fuéramos compañeros en Moto2».

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Deseo cumplido. Pero esa será otra historia, a partir del próximo mes de marzo. «Ahora quiero disfrutar. Veremos el futuro. Voy a un proyecto fuerte, pero a partir del miércoles empezaremos a trabajar», aseguraba Álex Márquez.

El motociclismo es así. Apenas había unas horas para deleitarse de un título que hoy ya suena a historia. A Álex se le espera en MotoGP, donde el año que viene correrá Miller. Dicen que un box copado por los dos Márquez es posible. El tiempo y las carreras lo dirán. De momento, el pistolero sólo se subirá a la Honda a modo de recompensa.

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