MOISÉS RODRÍGUEZ
Jueves, 5 de noviembre 2015, 23:47
El Gran Premio de la Comunitat empezó a correrse en Malasia, hace ya más de dos semanas. Las declaraciones de Valentino Rossi, quejándose de que Marc Márquez quería favorecer a Jorge Lorenzo, encendieron la mecha. Aquel día, el circuito de Cheste presentaba en Madrid el vídeo promocional de una carrera para la que ya no quedan entradas. La guerra que entonces era intestina estalló sobre la pista de Sepang. El domingo se celebró la carrera que ha cambiado las relaciones entre pilotos en el paddock del Mundial, para empezar esa casi de aparente simbiosis entre 'Il Dottore' y el genio de la sonrisa eterna llamado a sucederle.
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En estas dos semanas se ha hablado mucho sobre si Rossi tiró a Márquez, sobre si el catalán se pasó de la raya en la presión a la que sometió al italiano, sobre la telemetría de Repsol Honda, sobre si lo del italiano fue una patada o se le escapó la pierna de la estribera... Quien ha permanecido guarnecido en el anonimato, sin que parezca contar en esta guerra, es el verdadero aspirante a arrebatarle el liderato al '46': Jorge Lorenzo. El balear, de quien las estadísticas y los tiempos dicen que es más rápido que su compañero en Yamaha, llega a Valencia con casi todo a favor para coronarse tricampeón en la categoría reina.
El gran interrogante es el papel que van a jugar las Honda de Dani Pedrosa y Marc Márquez en esta batalla final. Durante la gira asiática, los dos pilotos catalanes han tenido más ritmo que las Yamaha. Este es uno de los argumentos que utiliza Rossi para lamentar la actitud de Márquez en Phillip Island y, sobre todo, en Sepang.
Después de todo lo acontecido, Pedrosa, pero sobre todo Márquez, van a ser observados con lupa. Si es más agresivo con Rossi que con Lorenzo, si se le escapa el balear pero entre de nuevo en batalla con el italiano... Tras dos semanas de guerra dialéctica en la que ha habido hasta un incidente entre periodistas transalpinos y familiares del catalán en la casa de este en Cervera, Dorna y la Federación Internacional han llamado al orden a los pilotos. Hay en juego un Mundial, pero al fin y al cabo la batalla se dirime a altas velocidades. Cualquier temeridad, como la perpetrada en Malasia, eleva de forma exponencial el riesgo inherente en las carreras de motos.
Valentino cuenta con una ventaja que ha sabido mantener durante la gira asiática. A final, el fallo de Japón puede costarle carísimo a Lorenzo. Desde entonces, a 'Il Dottore' le valía con marcar de cerca a su compañero de equipo para llevarse el que, dicen, sería su último Mundial. Al italiano se le ha planteado en 2015 la oportunidad de agrandar su impresionante palmarés gracias a la falta de fiabilidad de Honda en algunas fases del certamen y los picos de irregularidad de su compañero de equipo.
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El de Valentino sería el triunfo de la regularidad, quizás el arma más mortífera que le queda a un piloto que a los 36 años ya no es tan veloz como los Márquez, Lorenzo o Pedrosa, pero que se las sabe todas. Acumula cuatro victorias frente a las seis de su compañero en Yamaha, pero ha pisado más veces el podio: 15 por las 11 del balear.
El tercer puesto del cajón puede valerle este domingo, pero para ello necesita que Lorenzo no gane la carrera. Las Honda pueden hacerle el favor de su vida y darle el décimo Mundial o quitarle algo con lo que no contaba en Catar pero que ahora tiene al alcance de sus manos. Por ello, 'Il Dottore', el piloto con aura de leyenda, inició una guerra psicológica en la que creía que la victoria estaba garantizada. Pero su sucesor, el chico que coleccionaba réplicas todas las motos con las que ha rodado, le salió respondón. Contestó a sus palabras del jueves en Sepang con una batalla sin cuartel cuyo desenlace es archiconocido.
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Ahora todo parece en contra de Rossi y a favor de Lorenzo, que ha permanecido estas dos semanas fuera de los focos informativos. Para postre, Cheste no es para nada el circuito preferido para Valentino Rossi. Quizás odie más el Ricardo Tormo desde aquella infausta carrera para él, en 2006, cuando se fue al suelo y permitió a Nicky Hayden erigirse en campeón del mundo de MotoGP. En cambio, Lorenzo sí sabe lo que es coronarse en el circuito de Valencia: ese mismo año, en 250cc. Más madera.
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