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El GP de la Comunitat sobrevive como cierre de un Mundial de motociclismo mutante

El GP de la Comunitat sobrevive como cierre de un Mundial de motociclismo mutante

El aplazamiento de la cita en Francia prevista para mediados de mayo deja ver que será imposible un campeonato de 20 citas

moisés rodríguez

Jueves, 2 de abril 2020, 16:34

Nadie es capaz a día de hoy de prever cuándo y en qué condiciones volverá a haber competiciones deportivas. Parece claro que, como en todo, habrá un regreso progresivo a la actividad. Los pilotos volverán a entrenarse en motos, quizás haya algún test privado y luego se retomará la competición. Lo que se antoja más complicado es que a corto plazo se celebren GP como se concebían en Europa y en América hasta ahora: como un espectáculo para miles de aficionados que se hacinan en las gradas y participan de una fiesta paralela durante todo un fin de semana.

Los actores del Mundial de velocidad lo están digiriendo conforme el coronavirus, a modo de la nada en la célebre 'Historia interminable', va engullendo el calendario originariamente diseñado con 20 pruebas. Dorna en un principio quiso salvar la temporada más larga de la historia al recolocar al final de año sucesivamente a Tailandia, Argentina y Austin. Conforme se ha ido agravando la crisis, ha aplazado GP -que no cancelado- pero sin darles una nueva fecha. Lo hizo la semana pasada con Jerez (previsto del 1 al 3 de mayo) y lo ha hecho este jueves con Le Mans, fijado en un principio del 15 al 17 de este mes.

Si no estaba ya claro, el aplazamiento del GP de Francia presenta un calendiario de MotoGP incierto y continuamente mutante, en función de cómo avance la crisis. Los equipos trabajaban hasta hace unos días con la idea de volver a la competición en junio. Todos los actores son conscientes de que no correr en lo que resta de 2020 acarrearía un desastre económico que se llevaría por delante a más de una escudería. Dorna trabaja para celebrar el mayor número de carreras posibles y, por tanto, minimizar las pérdidas por ingresos de patrocinadores y derechos televisivos.

La última pata de la mesa la integran los circuitos. En el caso de Cheste, la ubicación en el calendario como cierre del campeonato (por ahora del 27 al 29 de noviembre), genera tranquilidad. Se ha bloqueado, eso sí, la venta de entradas y se ha ofrecido devolver el dinero a quienes ya las han comprado ante la evidencia de que esta fecha es a día de hoy incierta.

Ya hay actores que estos días han hablado de un Mundial en versión reducida con entre 7 y 9 citas, con dos mangas cada fin de semana al estilo de otros campeonatos como el FIM CEV, la Red Bull Rookies Cup, así como en muchos otros certámenes de promoción. Si las circunstancias obligasen a optar por ese formato a finales de año, Cheste tiene la ventaja del clima y de que, si no hay rebrotes, la Comunitat (España en general) es junto a Italia la primera zona de Europa en sufrir la pandemia y por lo tanto en teoría se debe salir antes de ella.

Claro está, en una situación tan cambiante nadie puede garantizar que finalmente resulte imposible organizar carreras de motociclismo. Lo de que la mayoría de las que se organicen en este 2020 serán a puerta cerrada parece algo asumido. Hay por lo tanto dos aspectos que aún no preocupan en el Ricardo Tormo: el canon, que lógicamente habrá que negociar al tratarse de un producto diferente, y si hay Mundial o no. Parece evidente que, si se corre en MotoGP, se pasará por Cheste, sea en un certamen de siete, nueve o veinte citas. Esto último es poco menos que imposible.

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