Verstappen, a dar un golpe de gracia en México

Nadie se atreve a hacer predicciones sobre quién ganará el Mundial de Fórmula 1, si bien la balanza empieza a estar ligeramente decantada hacia un lado. La pelea que llevan Max Verstappen y Lewis Hamilton durante toda la campaña no se va a resolver este fin de semana en el GP de México, aunque sea un trazado donde Red Bull parte con ligero favoritismo. En el trazado donde el hoy heptacampeón confirmó uno de sus títulos, el quinto con el que igualó a Juan Manuel Fangio, es el neerlandés quien busca dar un golpe que, quizá, sea el definitivo si la suerte y los hados del destino le acompañan.

En buena medida dependerá mucho de lo que pueda ayudarle su compañero e ídolo local. Si México alberga un gran premio de Fórmula 1 se debe en buena medida a la presión por ver a Sergio 'Checo' Pérez allí, todo un ídolo de masas en el país azteca, donde ya saben lo que es verle brillar. No es casual que lleve prácticamente toda la semana de evento en evento: la enfervorecida afición mexicana quiere ver de cerca a su piloto, que aspira a lograr un buen resultado en el Hermanos Rodríguez.

El sueño de muchos es verle en el podio, al menos. 'Checo' ha estado muy lejos del cajón en todas las visitas al circuito de su país, por lo que ahora con un coche ganador su candidatura ha crecido exponencialmente para quien quiera verle arriba, pero tendrá que vérselas con otros firmes aspirantes a los puestos de honor que quieren aprovechar el caos arriba. Y es que en la lucha por el título se pueden añadir ingredientes ajenos a lo que metan en la olla Mercedes y Red Bull.

Los hombres de Ferrari buscan y necesitan dar un golpe en la mesa después de unas carreras un tanto dubitativas. Tanto Carlos Sainz como Charles Leclerc son conscientes de que el trazado americano puede ayudar a las condiciones de su monoplaza, especialmente por la altura (con la consecuente afectación a los motores y la potencia, lo que igualará algo las prestaciones), y saben que el Autódromo Hermanos Rodríguez es un lugar propicio para dar la sorpresa. «Tenemos una buena oportunidad de ser medianamente protagonistas. El circuito puede favorecer las características de nuestro coche y podemos, ojalá, estar en la pelea», señalaba Sainz en una entrevista previa a este fin de semana.

La cruzada que ha emprendido Fernando Alonso contra la FIA y Michael Masi, director de carrera, le han hecho protagonista de una inédita polémica antes del triplete que afronta la Fórmula 1 en los próximos tres fines de semana. Toto Wolff, jefe de la escudería Mercedes, usó una curiosa metáfora astronómica para describir la cuota de miradas que está recibiendo el piloto asturiano: «Hay que saber que eres parte del sistema solar y no el Sol».

Lo cierto es que, como predijo tras la carrera de Austin, en México está previsto que se hable mucho de los límites de pista. Alonso se ha empeñado en alzar la voz y decir lo que muchos piensan pero pocos se atreven, dado que a su edad y con su 'statu quo' dentro del paddock sabe que se le va a escuchar. No es lo mismo que se queje un bicampeón del mundo admirado por todos a un recién llegado o un piloto de media parrilla que pasa sin pena ni gloria por cada gran premio.

Pero más allá de que las miradas, también las de los comisarios, estén centradas en Alonso, él tiene un objetivo claro para México: puntuar. Después de lo sucedido en Austin sabe que debe volver a la senda de sumar. Lleva dos carreras consecutivas fuera del 'top 10' (en la última se retiró por un problema con el DRS) y aunque no es el objetivo soñado, es factible el noveno puesto de la clasificación general del campeonato. Pierre Gasly, de AlphaTauri, llega a esta carrera con 74 puntos en esa posición por 58 de Alonso. A falta de cinco citas para que finalice el campeonato, es clave que el español recorte esa distancia, no tanto por el resultado para ellos sino para sus equipos. Alpine aspira a mantener la quinta plaza en constructores y solo tiene 10 puntos de diferencia con el conjunto filial de Red Bull.