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jorge peiró
Miércoles, 13 de noviembre 2019, 01:17
Concluye un entrenamiento en el Circuit Ricardo Tormo. Un joven piloto se descabalga de su moto y comienza a desvestirse de su oscuro mono. Lo primero que hace cuando sale del box es compartir sus sensaciones con sus padres y su mánager. El entorno de Carlos Tatay (Alaquàs, 2003), presente y futuro del motociclismo valenciano, es uno de los pilares del éxito de este joven deportista. «Es muy importante que te entiendan y sirvan como vía de escape», confiesa el valenciano a LAS PROVINCIAS. Flamante campeón de las Red Bull Rookies Cup con autoridad hace un par de meses, competirá como invitado en el Gran Premio Motul de la Comunidad Valenciana el próximo fin de semana. La carrera servirá como colofón a una temporada de ensueño. El curso que viene disputará el Mundial de Moto3 con el equipo Reale Avintia con tan solo 16 años.
A Tatay le ha llegado todo muy rápido y, además, lo ha hecho en tromba. Sin embargo, ha sabido saborear los múltiples éxitos que ha cosechado mientras gestionaba la presión, con ayuda de familia y equipo, a la perfección. «Que el entorno te baje al suelo a veces viene bien. Estoy en un momento en el que me está saliendo todo, así que ahora es el momento más difícil de tener los pies en el suelo pero yo los tengo».
El entrenamiento de Tatay ocupa solo una pequeña franja de su ajetreada rutina. «Me levanto cada día a las seis y media de la mañana para hacer el primer entrene de siete a ocho», relata el valenciano. De nueve a cinco de la tarde se aplica en las clases de bachillerato y desea ir más allá: «Mi idea es sacarlo y si es posible estudiar luego Ingeniería Mecánica. Es como un plan B, tenerla nunca está de más». Compagina las clases hasta donde su agenda la permite, eso sí, no se queda atrás respecto a sus compañeros. «Adelanté los exámenes de evaluación unos días para poder hacerlos. Espero que me hayan salido bien aunque no sé aún las notas», relata el de Alaquàs con confianza y seguridad.
Los estudios son primordiales en la vida del joven corredor pero su jornada no queda ahí. Solo acaba de empezar. Una vez sale del colegio, se cambia con agilidad para subirse a otro vehículo de ruedas y disfrutar de otra de sus pasiones: el ciclismo. «Cuando llegué al circuito grande busqué formas de entrenarme y encontré en el ciclismo una vía de escape. Es una desconexión en la que llevo mi cuerpo al límite, después la moto no me pesa nada, disfruto un montón y me ayuda mucho», cuenta un enamorado de este deporte. La bicicleta ocupa un par de horas en el día a día del valenciano pero su verdadera pasión, y donde demuestra su puro talento, es el motociclismo: «Es mi pasión clara y vivo para él, si puedo nunca dejaré de hacerlo, quiero estar siempre al 200%». Una vez se baja de la bicicleta, a eso de las ocho de la tarde, poco resta ya para que su apretado y exhausto día llegue a su fin. Su entorno cuenta que si se le envía un mensaje al joven Tatay más allá de las diez de la noche, es complicado que lo conteste al momento. Tocará esperar a que amanezca pues el cansancio tras un largo día de una tremenda exigencia física y mental han hecho mella en su cuerpo. El madrugón del día siguiente tampoco ayuda en exceso.
El tiempo libre no tiene cabida en la vida del futuro corredor del equipo Reale Avintia. Cuando se le pregunta por esto muestra una mueca de resignación mezclada con alegría, ya que disfruta de verdad de lo que hace. En todas las actividades lo da todo: «El descanso no existe para mí, cuando tengo horas libres hago ejercicio, soy un loco de la bici así que ya descansaré en otra vida. Si no llego en plena forma a una carrera no soy yo mismo, por eso quiero llegar siempre al 200%».
Su brillante temporada se cerrará en unos días en Cheste. El piloto de Alaquàs afronta el último Gran Premio del curso, en el que rodará como piloto invitado en Moto3, con «ilusión, muchas ganas y el objetivo de disfrutar lo máximo posible, correr aquí en casa es algo brutal, daré el 300%», apunta el chaval. Una vez se ondee la bandera a cuadros en el Circuit Ricardo Tormo y complete varios tests en Jerez a finales de mes, el descanso, más que merecido, aterrizará en la vida del valenciano. «Estaré sobre una semana y media parado con una dieta algo más suave y a partir de ahí otra vez vuelta a la rutina», dice un hambriento, inconformista e ilusionado Carlos Tatay.
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