![Jorge Martínez 'Aspar', la ilusión de un chiquillo tras casi medio siglo](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/03/aspar-RNc4rQkjzPN3PqpzYW4f5fI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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«Yo sólo era un niño que quería correr en moto». Jorge Martínez 'Aspar' repite esta frase mientras esboza una sonrisa de orgullo en el centro de su santuario. En el museo del circuito de Guadassuar, que lleva su nombre. Este espacio recoge todo tipo de material, desde motos, monos, cascos y audiovisual… tesoros que al fin y al cabo son testigos de casi medio siglo abriendo gas sobre dos ruedas.
Aspar corrió su primera carrera, precisamente, en Guadassuar en 1979. Caretas fuera. Ya no podía esconder más a sus padres que quería ser piloto. Llevaba años escapándose de casa y del colegio. Sus padres no querían que el niño se subiera a aquellas motos de los 70: causa estupor pensar que en esos armatostes metálicos corrían al límite los pilotos de la época, casi siempre en circuitos urbanos donde no todos los bordillos o farolas estaban protegidos. Pero Jorge Martínez Salvadores estaba enamorado de las carreras y por eso pasaba las horas con los integrantes de la escudería Avidesa.
Aprendió de los hermanos Pérez Calafat, Vicente Ferrer o de Ricardo Tormo, que pronto, cuando percibieron su determinación, lo convirtieron en uno más de la estructura. Llevaba siempre sucias las rodillas de estar poniendo a punto las motos, tarea que hacía en las carreras que se desarrollaban cada semana de pueblo en pueblo. Mientras los pilotos salían de fiesta, él dormía en el camión de la escudería.
Cumplió su sueño de participar en una carrera en 1979, con una Derbi alquilada y, de nuevo, a espaldas de sus padres. La semilla estaba plantada y que germinase el Aspar piloto y mucho más ya era algo imparable. Primero corrió con la Bultaco que dejó vacante Vicente Ferrer: la moto se rompía casi con mirarla, lo que le causó reticencias, pero acabó aceptando… al fin y al cabo era cumplir un sueño.
Y al fin Derbi confinó en él, abriéndole la puerta del Mundial, donde acabaría ganando cuatro títulos entre 1986 y 1988. Cuando percibió que venía savia nueva, entre ellos un tal Valentino Rossi, y la hora de la retirada se aproximaba, fundó su propia escudería, el Aspar Team. Llegó a compaginar la faceta de piloto y la de team mánager en esa estructura, en la cual ha seguido acumulando éxitos hasta la fecha.
Álvaro Bautista, Julián Simón, Gabor Talmacsi, Nico Terol, Albert Arenas e Izan Guevara han llevado el Aspar Team a lo más alto de una clasificación general del Mundial. El equipo ha llegado a estar presente en las tres categorías del certamen, aunque también atravesó una etapa gris. Fue tras la Fórmula 1 en Valencia y su posterior judicialización: Aspar formó parte del proyecto, estuvo investigado y aquello le afectó en su reputación, y finalmente quedó totalmente absuelto.
Aunque no había dejado de abrir gas, el final de ese momento de tormenta fue un nuevo empujón para Aspar. Revitalizó su escudería y como frutos llegaron los títulos de Arenas y Guevara. Pero también la presencia en la categoría de MotoE y en toda la escalera formativa desde las minimotos hasta el debut en el Mundial en la categoría de Moto3. A esto hay que añadir la academia de mecánicos de competición, también integrada en la estructura alzireña.
Todo ello tiene ahora su epicentro en el Aspar Circuit, ambicioso proyecto que el propio Aspar define como «un espacio único en el mundo» dedicado al motociclismo, sobre todo, y a todo deporte del motor. Para reabrir el trazado de Guadassuar se asoció con el empresario Juan Roig y el banquero Paul Gomero. La escudería ha trasladado toda su estructura a una instalación que pretende formar a jóvenes talentos del motociclismo de todo el planeta.
Jorge Martínez Salvadores cumplirá en agosto 62 años pero sigue siendo aquel chiquillo que se escapaba del colegio porque su objetivo era convertirse en piloto. Al menos, mantiene la ilusión. Se le nota en el brillo de los ojos cuando cuenta que están grabando una película para Netflix «con un actor top» inspirada en él y en su escudería. O cuando sonríe cuando se le pregunta por el futuro y asegura: «Ahora vamos a sacar adelante el Aspar Circuit, que esto es algo muy grande… pero ya tengo algo en la cabeza para dentro de un par de años». Y la gente que trabaja con él, suspira mientras pierde la mirada al infinito, porque sabe lo que es seguirle el ritmo. El niño que sólo quería correr en moto jamás se cansa de abrir gas.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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