Julián Miralles: «La soberbia de la juventud me pasó factura»
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El director de la Cuna de Campeones, por donde pasaron siete campeones del mundo, explica las claves de la mejor escuela de motociclismotrabajo, silencio y suerte ·
El director de la Cuna de Campeones, por donde pasaron siete campeones del mundo, explica las claves de la mejor escuela de motociclismocayetano ros
Jueves, 10 de diciembre 2020, 23:05
- ¿Quién ha sido el Maradona del motociclismo?
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- Marc Márquez. Tiene un talento brutal como piloto y como persona. Es el referente del 90% de los niños.
- Entonces, ¿por qué es más popular Valentino Rossi?
- Porque Rossi comenzó a jugar, con 16 años se enfrentó a pilotos de 30, marcó un estilo que llegó a la gente joven, disfrazándose o con las celebraciones. Era un show que lo hizo grande. Pero la fábrica, Aprilia, se volcó con él. Si Aprilia quería que ganara Rossi, ganaba Rossi. Hasta que Dorna, con buen criterio, le quitó el monopolio a Aprilia y hoy hasta 22 pilotos pueden ganar el Mundial. Hoy hay igualdad mecánica; antes había muchas diferencias. Marc Márquez es el mejor: si se recupera bien, será el más grande de la era moderna. Y a mí me gustaba mucho Pedrosa, pero no tuvo tanta suerte.
-A través de la Cuna de Campeones, usted ha dirigido a siete campeones del Mundo (Julián Simón, Nico Terol, Tito Rabat, Franco Morbidelli, Jorge Martín, Joan Mir y Albert Arenas), ¿tienen algo en común?
- No, son totalmente diferentes, si acaso la perseverancia, el ansia y la tenacidad.
- ¿Y cuál su secreto en la formación de pilotos?
- Transmitir nuestras experiencias, primero como piloto, después como organizador y también como padre de piloto. Hemos tocado todas las vertientes. Sé cómo piensan los pilotos y buscamos soluciones sin que tengan que arruinarse los padres, porque el motociclismo es un deporte muy caro: comprar una moto, mantenerla, competir en lugares específicos, los seguros...
- ¿Puede un niño sin recursos económicos convertirse en piloto?
- Siempre ha habido ayudas por nuestra parte, antes de un 100%; ahora de un 60%. La Minimoto es barata, pero, conforme vas subiendo de categoría, ya son 50.000 euros más, y eso no lo puede soportar un sueldo normal. Intentamos no solo que funcione el piloto sino formar al niño y a los padres.
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- ¿No es demasiado pronto que empiecen a los cuatro años?
- Creo que es excesivo. A esa edad están para jugar. Siempre les digo que esperen, que se van a caer y, cuando son tan pequeños, no entienden el porqué pasan las cosas. Antes, cuando empezó la Cuna (1999), no se corría antes de los ocho. Eso lo deciden las federaciones. Son licencias de formación. Por otro lado, aprenden tan rápido que hacen las cosas por intuición. En Europa empiezan más tarde; hasta los 12 años no corren en un circuito; en España es a los 10. Hemos atraído a pilotos de otros países. Estamos avanzados dos años y el clima también ayuda, porque se puede correr todo el año. El secreto ha sido crear categorías escalonadas por edades.
- ¿Cuáles son?
- Antes estaban mezclados de distintas edades. Ahora la federación ha copiado nuestros campeonatos. Tenemos unos 60 niños. Empiezan a los cuatro años en Minimotos sin competir; de seis a nueve participan en la Copa de España de minivelocidad; de siete a 11, con una moto de cuatro marchas, pasan a la Mini GP de 110, de 60 kilos; de nueve a 14, ya corren en circuito permanente con la Moto 5, que es un cambio grande porque tiene 17 pulgadas; de 11 a 17 años, la Promo 3, el último escalón de la base, con una moto más potente de 33 caballos; y de 12 a 18, el campeonato de España de Pre Moto 3. De ahí, al campeonato de Europa y al Mundial Junior. Finalmente, están los cinco o seis que más destacan, los elegidos, en el Centre de Tecnificació, el último empujón.
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- ¿Qué tipo de educador es?, ¿cree en la 'manu militari'?
- Soy de sentir y de hablar. Alguno sí merece un cachete porque está haciendo alguna trastada ('no en fan una bona'), pero no es habitual: son estudiosos, inteligentes, tienen pasión y saben más de la historia del motociclismo que yo. Para competir, necesitas muchísima preparación física y mental: la mente debe ir muy deprisa. Cuando uno es competitivo, lo es en todas las facetas de la vida.
- ¿El mayor talento que ha pasado por sus manos?
- Muchos, pero diría que Héctor Barberá, que lo absorbía todo, tenía un don, pero no ha sido campeón del mundo quizá porque le faltó un poco de mano dura y de sacrificio. Lo mismo que al alicantino Ángel Rodríguez Campillo. Pero tenemos en activo a pilotos valencianos muy buenos en el Mundial: Arón Canet, Jaume Masià, Iker Lekuona, Héctor Garzó y mi chico, Jorge Navarro. Han de tener una barbaridad de virtudes para soportar una presión tremenda por la igualdad que hay. El ejemplo es Joan Mir, que fue séptimo en el último Gran Premio de València y debió arriesgar igual y mantener la tensión durante 105 kilómetros.
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- De sus campeones, ¿cuál ha sido el mejor?
- Joan Mir tiene mucha proyección y tiempo para mejorar: ha ganado en Moto3 y en MotoGP. Los valencianos son todos máquinas.
- ¿Cómo han estado?
- A Jorge Navarro le ha salido todo mal; Canet estuvo espectacular hasta que se lesionó, en cuatro días estará en Moto GP; y Masià, que siempre lo hace fácil, no ha acabado de disfrutar, no ha sido Jaume.
- El contraste del motociclismo actual respecto al que usted vivió como piloto es abismal.
- Yo venía de una familia muy humilde. Mi madre iba al almacén de naranjas o de la fruta que fuera; mi padre era un hombre de huerta que se iba a Francia a la vendimia o lo que hiciera falta. En mi pueblo (Alberic), de 10.000 habitantes, llegaron a coincidir hasta 20 pilotos corriendo al mismo tiempo. Había una afición tremenda en las carreras por los pueblos: Alginet, Carcaixent, Alzira, Cullera, la Pobla Llarga… La Ribera no paraba de organizar carreras.
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- ¿Cómo empezó?
- El olor de la moto y el ruido te iba enganchando. El que ganaba una carrera, era nombrado por todo el pueblo. A los 12 años iba con el mecánico Vicente Martínez a ver competir a Vicente El Molinero, iba a aplaudirle y a ayudarle. Había grandes mecánicos en el pueblo y Bernat Martínez comenzó a ayudar a los niños. Mis padres no sabían nada y corrí en Xàtiva (antes falsificábamos las firmas). La moto la tenía toda trucada: de 49cc a 74.
- ¿Quién le compró su primera moto?
- Un amigo le regaló a mi abuelo una Torrot de dos marchas porque me gustaba trastear las motos y salir todo loco por la huerta. Yo tenía 10 años. Después tuve una Gimson Skipper que me pagué a medias con mi abuelo, que era jefe de camareros de banquetes y yo me sacaba unas propinas. Mis padres estaban en Francia trabajando; mi abuelo me cubría las fechorías.
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- ¿Y la primera carrera?
- En Xàtiva, con una moto alquilada a Vicente Martínez, una Derbi de cinco marchas. Acabé de los últimos y me caí cuatro veces, pero me animó mucho la gente. Cuando me caía y me levantaba, con el carenado colgando, la gente más me aplaudía. Y al día siguiente no podía ni moverme.
- ¿Cuándo ganó?
- La primera vez fue en Alginet en 1984. Enrique El Blayo hizo un gran esfuerzo por ayudarme y llegó a pagar 500.000 pesetas por un motor. El chasis lo hicimos nosotros copiando a escala de una revista: Rafa Tudela era un 'manitas'. En Alberic había artistas para dar y regalar. Era una Hugo Casal de 80cc. Después fui tercero en Gandía por detrás de Champi Herrero y de Ángel Nieto: se me salió la cadena de la moto y entré a meta. De los tres, yo era el único que no era piloto oficial.
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- ¿Llamó la atención?
- Sí, Ricardo Tormo me seguía, los de Derbi empezaron a mirarme y Salvador Gascó comenzó a hacerme de 'mánager'. Los de Derbi nos hicieron unas pruebas en Calafat y nos cogieron a (Àlex) Crivillé y a mí. Era el año 87. Yo empecé a competir con 18 años, mi hijo con 10 y ahora ya compiten con seis.
- ¿Cómo era Ricardo Tormo?
- Ricardo me explicaba las cosas antes de que pasaran. Un gran maestro. Y ya estaba enfermo cuando envió a (Claudio) Lusuardi a Mugello para que me explicara el circuito. Ricardo era un trozo de pan: si veía a alguien con problemas, corría a ayudarlo, por eso era querido por todos. Ahora, cuando se enfadaba y tenía las orejas rojitas, lo que tenía te lo tiraba a la cabeza. Cuando fiché por Derbi me fui a vivir a Barcelona con él y me abrió la vida: ¡íbamos todos los días a comer al restaurante! Yo fui campeón de Europa en el 87 en 80cc sin conocer los circuitos. Sus consejos me ayudaron mucho.
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- ¿Por qué se marchó de Derbi?
- En los últimos años en 125cc sufrimos mucho, me enfadé con Derbi y me salí. A cuatro carreras para el final del Mundial, iba cuarto a ocho puntos de Àlex Crivillé. Venía de haber sido cuarto en el anterior Mundial y la fábrica nos cambió los chasis, que le iban bien a la moto de (Jorge Martínez) Aspar, pero a la mía no. Me caí varias veces y, cuando fui a la carpa, ni siquiera estaban mis mecánicos: estaban viendo a Aspar ganar la carrera. Me harté. Me habían puteado todo el año. En las fábricas, el piloto estrella no quiere que el segundo le muerda.
- ¿Qué piensa de Aspar?
- Un grandísimo piloto, el mejor valenciano de la historia. Como deportista, se lo ha ganado todo, independientemente de que jugara sus bazas fuera: tenían cosas mejores que mi moto. Cuando él se lesionaba, yo estaba arriba; cuando él volvía, yo ya no estaba delante. ¡Qué casualidad! No había igualdad.
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- ¿Aspar fue mejor que Tormo?
- Jorge es un deportista nato que venía de una familia humilde, quería ser algo y ¡vaya que lo ha sido! Él era más de despacho y de relaciones institucionales. Ricardo tenía don de gentes y era un batallador. Era más mecánico y de ayudar a los mecánicos en vez de hablar con el jefe. El accidente le truncó la carrera y solo pudo ser dos veces campeón del mundo mientras que Jorge fue cuatro.
- ¿Y usted qué piloto fue?
- Normalito, hacía las cosas fáciles, no era nada alocado. La soberbia de la juventud me pasó factura. Pensé que lo sabía todo y que podría arreglar las cosas sin las grandes fábricas. Me equivoqué, solo era un piloto y no podía montar el equipo, los mecánicos, las facturas… Hoy el piloto es piloto y se prepara muy bien física y psicológicamente. Hay mucha más igualdad.
- ¿Cómo era 'Champi' Herreros?
- Simpático, siempre contaba chistes, de origen humilde, tenía mucho que ganar y poco que perder, peleón, constante, estuvo poco en la élite, como yo.
- ¿Cuándo se dio cuenta de que se iba a dedicar a enseñar?
- En la temporada 97-98 me mantenía en la moto (fui subcampeón de España de 125cc) para ayudar a algunos chicos que llevaba. Empecé con David Micó, de L'Olleria, y después Donís Martí y Dámaso Nácher. Cuando les enseñas, evolucionan mucho más rápido.
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- ¿Cómo empezó en la Cuna de Campeones?
- Ricardo Tormo estaba ya muy enfermo y la Generalitat nos dijo que presentáramos un proyecto para una escuela. No había pilotos valencianos en el Mundial y se iba a inaugurar el Circuit. Era 1999 y estaba José Emilio Cervera de director general de Deportes. Jorge presentó un proyecto, yo otro, y de la mezcla salió la escuela. De ese primer año ya salieron para el Mundial Xavi Forés, Nico Terol, Héctor Barberá y mi hijo Julián.
- ¿Quería que su hijo fuera piloto?
- Yo tenía un taller y mis hijos se han criado allí. A los 10 años mi hijo ya quería llevar una Aprilia grande y no tenía ni fuerzas. Le enseñaron en Llosa de Ranes unos amigos. Él pesaba 35 kilos y llevaba una moto de 100. Fue subcampeón de España y de Europa, pero se deshizo la pierna en Mugello en la primera carrera del Mundial. Lo ha pasado muy mal en el quirófano.
- ¿Usted es una de las personas que más sabe de motos del mundo?
- ¡Qué va! Intento estar al día y formándome. La Cuna siempre va un paso por delante: cuando ellos han ido, nosotros ya hemos vuelto. Casi todas las motos las hemos desarrollado nosotros: copiábamos, por ejemplo, una Aprilia del Mundial.
- ¿Eso es legal?
- Pero cambiamos cosas para que sea más económica. Son parecidas. Hemos fabricado nuestras propias motos para poder explicar el porqué de las cosas.
- ¿Hay otras escuelas parecidas?
- Ahora ya hay en Qatar, Jerez y Montmeló, pero no tienen nuestro campeonato de Formación (motos iguales para que destaque el mejor piloto) y los campeonatos de seguimiento.
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- ¿Seguirá el Gran Premio de Valencia?
- Sí, se renovará seguro. Es un acontecimiento de un valor incalculable para toda la Comunitat Valenciana.
- ¿Cómo está lidiando el motociclismo con la pandemia?
- Dorna ha soportado un año sin cobrar el canon de los circuitos para que pudiera desarrollarse la temporada. Carmelo (Ezpeleta) ha sido un dios que ha ayudado a los equipos a mantenerse.
- Por último, ¿le queda tiempo para alguna otra pasión?
- Soy muy del Valencia CF ('la meua terreta és la millor del món'). Parece que (a Lim) el negocio no le ha salido bien y está deshaciéndolo para recoger e irse. También fui presidente del Alberic cuando nadie quiso hacerse cargo y el equipo bajó de Tercera en 1995. Era la crisis del 92.
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