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-«A que no te atreves»
- «¿Por qué no?»
Adrián tardó sólo dos segundos en contestar el órdago de su amigo Daniel. El envite era participar en un raid solidario que recorre el desierto de Marruecos por los lugares más espectaculares del desaparecido Paris Dakar.
Adrián Garrido Gallego tiene 24 años y es de Albal. Tras estudiar el Grado en Diseño de Videojuegos, empezó a trabajar en Lanzadera. En su empresa había comentado a algunos compañeros su pasión por los coches: «Mi jefe me habló de una persona al que también le gustaban y demás. Me lo presentó y me habló de su afición a ir a Marruecos a explotar al máximo la capacidad de los coches y me comentó la existencia de UniRaid».
Aquella información quedó rondando su cabeza y se la comentó a su amigo Daniel Física Marcos de León, de la misma edad y de la localidad de l'Horta Sud a quien conoce desde el instituto. «Como a ambos nos gustan los coches se lo comenté pero como una curiosidad y él me dijo: ¿A que no te atreves? y tardé dos segundos en valorar si era posible y demás y le contesté que sí», explica Adrián.
Era marzo de 2023 y tenían casi un año para preparar la mayor aventura de sus vidas. Necesitaban un vehículo, adaptarlo y aprender cuestiones nada sibilinas como aprender a desplazarse por el desierto y además sin GPS: «En primera instancia pedimos ayuda a nuestras empresas, posteriormente hablamos con distintas entidades del pueblo para ver si les interesaba, a amigos, familiares… también acudimos al Ayuntamiento que nos ayudó bastante».
Para poner inscribirse y participar en UniRaid, el vehículo debía tener algunos requisitos: aunque está permitida cualquier marca, excepto todoterrenos, deben tener una antigüedad mínima de 15 años, acerca de la preparación mecánica, la organización envía un certificado para preparar el coche. «La experiencia es maravillosa, indescriptible, la sensación, increíble. El proceso de buscar un coche que te guste, prepararlo desde cero y a conciencia sabiendo que te vas a ir en mitad de la nada y que si tienes un problema estás fastidiado porque nadie te va a ayudar… el camino es muy chulo», explican.
«El problema que teníamos es que no contábamos con ningún sitio fijo donde ponerlo a punto, íbamos pidiendo favores, hacíamos una cosa aquí, otra allá, también llevamos a un taller cosas que nosotros no podíamos hacer, es ilegal por ejemplo prepararlo en la calle», relatan. Durante todo ese tiempo de preparación, escuchaban a sus amigos y familiares decir aquello de «estáis locos» y algunas bromas que se convirtieron en admiración cuando recibían imágenes desde el corazón del desierto Marroquí la semana del 10 a 18 de febrero de 2024.
Además de las distintas condiciones que debía cumplir el vehículo, había otro requisito fundamental para los participantes: no llevar GPS. Respecto a cómo se prepararon para afrontar esta situación, sorprende su respuesta: «Improvisamos, no practicamos ni nada. Fuimos directamente allí y en la etapa 0, que en realidad vas por asfalto, no vas por la arena ni nada, nos dieron el llamado Road Book con las indicaciones y empezamos a practicar: más o menos nos salió bien», subrayan.
Respecto a todo lo ocurrido desde el momento en que salieron de Valencia hasta su regreso, las palabras se quedan demasiado cortas: «Podemos enseñar fotos, vídeos pero la sensación de estar allí, con gente que está allí… me da pena porque no se puede transmitir todo aquello. Me quedo con eso, quien quiera saberlo, tiene que ir, que vaya preparado. También el lado solidario es importante, es realmente enriquecedor», dice Adrián.
Desayunaban y cenaban en el campamento que la organización montaba de manera itinerante, lugar en el que también se aseaban. Se vivían instantes inolvidables junto a otros participantes que, la pasada edición ascendían a 300 con 150 vehículos. Sin embargo, era en el coche donde salía el lado más humano de las personas que aspiraban, al menos, a ser finishers del UniRaid: «Por ejemplo se te encallaba un coche en la arena y si alguien paraba a ayudarte sabía que iba a perder tiempo, hay situaciones y momentos que debe aparecer el lado más solidario porque estás solo, en la nada».
«Me quedo con la superación personal de estar allí, de tener continuamente adversidades: que si se te queda el coche en la arena, se te suelta una pieza del coche que cómo la arreglo… pienso que si soy capaz de haber hecho esto, da igual lo que se me plantee. Nunca digas que no puedes hacer algo porque nosotros nos hemos ido así como íbamos y hemos vuelto como finishers. Para mí ha sido brutal, además por supuesto de aportar ese granito de arena a la gente de allí, estar con los niños y poder ayudar es una sensación que te llena de felicidad», confiesa Daniel.
Ahora el coche está en el garaje de Adrián: «Está pendiente de una limpieza profunda, tenemos que arreglarle un par de cositas que han salido y nuestra idea es dejarlo de diez para gente que le pueda interesar hacer el UniRaid y no quiera invertir en tiempo y dinero, porque hay mucha gente que prefiere adquirir un coche ya preparado, lo haga. El coche es una maravilla».
Ni un segundo tardan en contestar a la pregunta si volverían: «Sin duda».
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Javier Bienzobas (Gráficos) y Bruno Parcero
Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
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