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Todas las personas que hayan perdido la esperanza sobre la convivencia de las aficiones en un recinto deportivo deberían pasarse alguna vez por las tribunas del Circuit. Ni en los momentos deportivos más tensos, como ocurrió en el Gran Premio de la Comunitat de 2015 donde todos los focos apuntaron a Márquez y Rossi por la famosa 'patada', ha habido ningún problema en unas gradas donde la mezcla cromática de camisetas, gorras, polares y banderas es constante. El adiós de Jorge Lorenzo, pentacampeón del Mundo, es el último ejemplo de la deportividad que reina en el mundo de las motos. Ayer, durante la cuarta sesión de entrenamientos libres de MotoGP y las dos tandas de calificación, el mallorquín recibió aplausos constantes cada vez que pasaba delante de las tribunas. De los suyos y de los rivales.
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La imagen más bonita de la jornada de sábado se vivió a caballo de la tribuna azul, donde se sitúan los fans de Marc Márquez, y la verde, territorio de los espartanos de Lorenzo. En la proyección de trazado entre esas dos gradas está situado el 'Practique Start', donde los pilotos ensayan la salida de carrera. En una de ellas, Jorge Lorenzo aprovechó para saludar a 'su afición' pero tuvo que girar el casco muchos grados para corresponder al resto de aplausos, con aficionados vestidos de arriba a abajo con prendas de Marc Márquez puestos en pie y otros, fanáticos de un Rossi con el que le separaba un muro en su etapa de Yamaha, coreando su nombre con un acento italiano trufado con las cervezas a las que invitaban el potente sol que cayó toda la matinal sobre las tribunas de contrameta.
El buen rollo en la grada, ambientado por la animada narración de los speakers del Circuit, también tuvo tiempo para los piques sanos entre los aficionados. Al final, los equipos y las familias llevan a la defensa o al ataque. «Han encontrado pronto el sustituto», bromeó un seguidor de Márquez con una camiseta de Level 7, el lema del título de MotoGP de 2018 del de Cervera, a una fan de Lorenzo leyendo las informaciones que dan casi por sentado que Álex Márquez, el hermanísimo, será el sustituto de Jorge Lorenzo para pilotar la RC213V de Honda que dejará libre el mallorquín en cuanto acabe la carrera en Cheste. A buen seguro que se repetirán las escenas en ese cruce de caminos de la azul y la verde.
El ascenso térmico, era fácil detectar a los aficionados que llegaron al Ricardo Tormo con los primeros rayos del sol puesto que a mediodía llevaban en la mano la ropa de abrigo, hizo que la gran mayoría abandonara las gradas nada más acabar la calificación de MotoGP que llevó a Quartararo a la pole, para regocijo de un nutrida colonia francesa que compartía grada con los espartanos de Lorenzo. La escalera de la pelouse fue el lugar favorito para reponer fuerzas. Allí estaban Alberto y Paula. Él con gorra de Márquez y ella de Lorenzo. «Para no discutir en casa también le he aplaudido», reconoció. Ella aceptó la broma. Fair play.
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