Marta García: «No sé qué haré en 2022, ahora quiero recuperarme»

A día de hoy, tiene algo claro: sigue queriendo ser piloto de automovilismo, pero que ahora lo primero es Marta García, la persona. «Mirando en perspectiva, este año me he centrado en una temporada, en todo lo que salía mal. Tengo que mirar a todo lo que he hecho estos años en el karting y en las W Series. Pensar lo que valgo, porque he perdido la confianza en mí misma», reflexiona la valenciana.

«No sé lo que haré en 2022, lo que quiero es recuperarme. Ahora estoy en la universidad, por suerte tengo amigas. Estudio lo mismo en Valencia (Publicidad y Relaciones Públicas) que en Barcelona. No me sentía bien desde el principio del año y he querido reencontrarme conmigo misma y estar más cerca de casa, por si pasaba cualquier cosa», indica. Marta García habla sin tapujos de la ansiedad que, según ella misma deja entrever, tiene como germen su propia personalidad.

«La presión creo que me la pongo yo misma. Hablo con la psicóloga y personas de este tipo de carácter, que queremos tener el control de todo, perfeccionistas, competitivas, sufrimos ansiedad más fácilmente que alguien más pausado», explica: «Yo llevaba tiempo así, hasta el momento que he explotado. He decidido que me iba a centrar en desconectar y buscar lo mejor para mí misma».

Caiga quien caiga, independientemente de lo que piensen los demás. Como ese aficionado que le escribió un mensaje como respuesta a una foto delante de un espejo que publicó en su cuenta de Instagram. «Un señor me dijo: '¿Ya estás bien de la ansiedad?' Has tirado tu carrera a la basura. Hay mucha gente que no sabe realmente lo que es la ansiedad, no significa que estés depresivo todo el día. Hay personas que piensan que llevas una vida guay, que tus padres no tienen problemas de dinero... pero a veces existen cosas detrás de todo eso. Está la presión que te impones a ti misma y eso te afecta psicológicamente», comenta Marta García.

Hasta esa punta del iceberg, la valenciana ha tenido unos meses complicados. Empezó bien, motivada, su segunda temporada en las W Series. Todo empezó a torcerse por los sendos ceros de las dos primeras carreras. «Tanto centrarme en el resultado me afectó. Me veía la 10 en la crono y no me sentía bien. En Spa tuve el boom de adrenalina (su único podio del año), pero he salido de dos o tres carreras llorando. Sentía que no valía nada como piloto», afirma.

El fin de semana de Austin, el de la carrera que decidió no correr, intuyó desde el viernes que algo no iba bien: «Te viene la ansiedad de repente y no sabes por qué». Cuando acabó los entrenamientos libres, las pulsaciones no le bajaban de 95, cuando en reposo suele estar en 50: «Yo me he preparado y pensé: '¿pero esto qué es?'». En la primera manga, la del sábado, notó que le costaba respirar desde la vuelta 6. «Me bajé del coche y me fui a llorar. Por la noche no pude dormir por la ansiedad. El domingo fui al médico a que me chequeara, me hizo un electro y otras pruebas», relata: «No estaba ni físicamente ni psicológicamente para correr. Tenía mi mejor posición en parrilla de la temporada, pero no correr era lo mejor para mí».

La valenciana narra su experiencia con una emoción que puede afectar a pilotos, deportistas... «a cualquier persona». «A los niños y niñas que empiezan les diría que se lo tomen con calma, que no se metan mucha presión... que no se acaba el mundo. Si quieren algo, que se atrevan y vayan a por ello, pero desde otra perspectiva», reflexiona. Así se plantea ella el futuro, donde quiere seguir peleando por triunfar en los monoplazas. Quiere correr por tercera temporada en las W Series: «Ahora voy a centrarme en mi salud. Si me dan otra oportunidad iré a por todas, pero lo enfocaré de otra manera».