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El cuartel general del Leopard Racing es esta semana una casa rural por las montañas austriacas. «Aquí estamos todo el equipo. Vamos a organizar salidas en bici, o a caminar», apunta Jaume Masià desde este breve retiro. Paradójicamente, el vertiginoso calendario del Mundial concede estas oportunidades. El valenciano tiene ya digerido –esta vez para bien– el podio logrado el domingo en el GP de Austria. En apenas tres días está de nuevo rodando en Spielberg, esta vez en el GP de Styria.
A Masià no le ha quedado ninguna espina clavada de la carrera del domingo. «Me adelantó faltando dos curvas. Venía de varios ceros, de varias caídas y valía la pena acabar. Había una oportunidad, pero era arriesgado. Todo lo es, pero esta vez necesitaba el resultado», analiza.
Piloto tremendamente agresivo, la versión de Masià del domingo es lo más parecido a un ‘catenaccio’ según su forma de correr. «Este segundo puesto debe darnos un empujoncito. Siempre supone una alegría regresar al podio, nos debe ayudar para seguir trabajando y continuar en nuestra línea», afirma: «Era una cuestión de puesta a punto y de sentirme cómodo encima de la moto, porque ya éramos competitivos».
El piloto del Leopard Racing deja alguna pincelada de qué ha tocado el equipo en su Honda para dar con la tecla. «Nos faltaba feeling con la parte delantera. Eso hacía que al mínimo error, se cerrara y nos cayéramos». Se muestra cauto respecto a si esto es una solución definitiva. También respecto a sus opciones de ser campeón del mundo de Moto3: tiene 39 puntos por los 95 del líder, Albert Arenas. «No te voy a decir que no, pero ahora tenemos que ir carrera a carrera. No lo veo imbatible, pero sí es cierto que es el que mejor está gestionando los finales de cada GP. Hemos fallado los que debíamos estar ahí disputando el campeonato y él hasta ahora no ha cometido errores», analiza.
Masià espera que haya público pronto en las carreras y, cómo no, en Valencia: «Lo firmaría ahora mismo. Se les echa de menos, ojalá vuelvan cuanto antes». Tampoco duda cuando se le pregunta si duele que el Mundial no acabe en Cheste: «Da pena, porque es la carrera de mi tierra... pero si conseguimos algo bonito en Portugal enseguida iremos allí a celebrarlo». Lo que no tiene claro es, en caso de una situación como la del domingo, si volverá a conformarse con el segundo puesto: «Eso hasta que no me ponga el casco, no lo sé».
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