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Marc Márquez tiró ayer un dado con truco y salió el seis como símbolo de la media docena de entorchados mundiales que ya tiene en el bolsillo. La mitad los ha conseguido en Valencia, así que el Ricardo Tormo es una especie de pasillo para el catalán, acostumbrado ya a la liturgia de celebrar sus triunfos con la grada del Circuit. Márquez podría cerrar los ojos y completar curvas hasta llegar a su club de fans; allí le espera el presidente del mismo y la camiseta conmemorativa. Ahí aprovecha Marc para subirse a la pila de neumáticos y poner a su gente patas arriba.
Si se tercia, una traca completa el festejo. Si no, Márquez deja a los fanáticos del '93' por un momento para pasar por el box de Honda y acudir a la ceremonia del podio. Cheste está ligado de forma indivisible a la leyenda del español. Ayer se hizo tetracampeón de MotoGP, pero la historia de amor entre Márquez y el trazado valenciano arrancó mucho antes, en 2010.
Al Mundial había llegado un piloto de 15 años que no conocía el miedo. En el octavo de litro pasó dos temporadas y para la tercera ya estaba listo. A Márquez le bastaba meterse entre los ocho primeros en Cheste para conseguir su primer Mundial. Impulsivo como siempre, el mánager Emilio Alzamora se vio obligado a pedir calma a su piloto en varias ocasiones.
Márquez reculó y eso significa que aceptó quedarse fuera del podio por un bien mayúsculo. El de Cervera fue cuarto y cerró el campeonato con 310 puntos (diez victorias, doce poles) para ser el español más joven en conquistar un Mundial: 17 años y 263 días. Siendo menor de edad se apuntó el catalán el título de 125cc y presenciaba sus credenciales de cara al futuro. Cheste fue el colofón perfecto para un piloto sin intención alguna de detenerse.
Hasta su próximo Mundial conquistado en Valencia, Marc ganó en 2012 el de Moto2 y le sobró una carrera. Ese segundo título levantado en Malasia dio paso a la leyenda del catalán en la categoría reina. En Cheste celebró Márquez el más espectacular e inesperado de todos sus títulos, el del año de su debut. Es en la temporada de los récords cuanto Márquez iguala a Kenny Roberts como el único piloto de la historia en ganar en la cilindrada grande siendo un 'rookie'. Ese año Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa eran los 'cocos' de MotoGP y Márquez se los llevó por delante. El campeonato llega a Valencia con opciones para el balear y el de Cervera. El trío español sólo permite ganar una carrera en todo el Mundial (Rossi) a un extranjero.
Los seguidores de Márquez se multiplican por la grada del Ricardo Tormo y el piloto justifica ese seguimiento. Ni los nervios pueden con el 'rookie', que finaliza el Mundial con 334 puntos -récord-, con tan sólo cuatro de ventaja sobre Jorge Lorenzo. El balear, por cierto, no es que se lo sirviera precisamente en bandeja, puesto que ganó las últimas tres carreras de ese Mundial: Australia, Japón y Valencia.
Desde aquel rutilante año del debut en MotoGP hasta ayer, Marc Márquez sumó dos títulos más -2014 y 2016-, ambos sentenciados de forma matemática en Motegi. La diferencia de puntos que el de Honda tenía sobre Andrea Dovizioso convertía casi en un imposible el triunfo para el italiano y Marc volvió a proclamarse campeón en Cheste. El paddock es un fiel reflejo de lo que sucede en pista. Siempre. Valentino Rossi es el que más aficionados arrastra porque su legado en victorias será eterno. En eso también está recortando Márquez, quien ayer tenía una legión de fans esperando en el camión de Honda varias horas después de terminar la carrera. Marc no se dejó ver demasiado por la multitud de compromisos que debía asumir, pero cada aparición, por pequeña que fuera, provocaba un estallido de los seguidores del '93', que tienen al Ricardo Tormo como una de sus pistas fetiche.
El pequeño de los Márquez fue de los primeros en abrazar a Marc tras la consecución del título. Álex llegó con la camiseta del '1' a pie de pista y se convirtió en un personaje capital en la celebración. También él sabe lo que es conquistar un Mundial en el Ricardo Tormo. Corriendo para el Estrella Galicia, Álex Márquez ganó su único entorchado hasta el momento. Fue en 2014, cuando el piloto tenía 18 años, y el catalán vivió un final de infarto. Jack Miller ganó en Cheste y Márquez fue tercero para apuntarse el Mundial por sólo dos puntos de diferencia (278-276). Ese día, Álex pudo celebrar el título junto a su hermano, en el epicentro del Circuit, la recta principal del trazado valenciano.
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