El Circuit se bunkeriza para el Mundial

El Covid-19 ha conseguido ahogar la inconfundible voz de Nacho Santos. El 'speeker', la inconfundible voz de las carreras desde que existe el Circuit, también verá el Mundial por la tele. Su trabajo poco sentido tiene este año porque no habrá público que le escuche ni con el que interactuar. La puerta cerrada priva a la Comunitat del maná cifrado en 38 millones que cada año deja el gran premio. Este año, las motos desembarcan por partida doble pero, en lugar de albergar la fiesta del motociclismo, el Circuit se convierte desde hoy y durante 14 días en un búnker.

Sólo 1.500 privilegiados podrán superar los férreos controles diseñados por Dorna para que el Mundial pueda celebrarse en este año de pandemia. Y la empresa organizadora es estricta: un positivo o contacto directo con alguien con Covid-19, no entra. Así de claro. Sea un cámara de televisión o un piloto que se esté jugando el campeonato. Que se lo pregunten a Adrián Martín, Tony Arbolino -por estar sentado en el avión cerca de una persona que estaba contagiada- o al mismísimo Valentino Rossi.

La entrada al Ricardo Tormo no será desde hoy por la puerta principal. Los acreditados deberán superar un primer control nada más abandonar la A-3 desde la salida 334. Es el único itinerario para llegar al aparcamiento del paddock, donde se ubicará el único acceso. Ahí, a través de una APP, se comprobará la situación sanitaria de cada persona. Los 1.500 necesarios para que se celebren los dos GP consecutivos -el próximo fin de semana y del 13 al 15 de noviembre-, deben acreditar el lunes previo un PCR negativo.

Este se practica en un laboratorio que la propia Dorna ha habilitado en el paddock de cada GP, desde que se reanudó la competición hasta que finalice en Portimao. Además de la comprobación, en el acceso se realizarán tomas de temperatura y se ofrecerá gel hidroalcohólico. En las instalaciones es obligatorio guardar la distancia social y el uso de mascarillas.

En las imágenes televisivas se verá guardar estas medidas de prevención por parte de los mecánicos e, incluso, los pilotos en las ceremonias del podio. Además, la comida se sirve mediante cajas preparadas por una empresa de catering y se consume dentro del box.

La imagen más triste será, sin duda, la de las gradas vacías. De los aficionados que habían comprado sus entradas, sólo 1.000 han pedido la devolución del dinero. El mundo motero ya espera a 2021. Pero este año toca quedarse en casa, y así se transmite por parte de la organización. También lo harán las fuerzas de seguridad, que vigilarán los puntos altos a los alrededores del Ricardo Tormo: el objetivo, evitar que se formen aglomeraciones improvisadas de gente que eche mano de la picaresca para ver las carreras.

También se ha blindado Cheste, que desde que existe el Circuit Ricardo Tormo cada año alberga fiestas moteras en los fines de semana del GP de la Comunitat. El Ayuntamiento ha limitado la entrada al municipio por dos puntos. En ellos, se informará a los visitantes de que se han suspendido los actos y que no se permiten concentraciones en la calle.