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cheste. Las previsiones de lluvia habían asustado tanto al paddock que para los pilotos de Moto3 y Moto2 fue casi una delicia correr sin una manta de agua encima. Continuaba el Mundial mirando al cielo y justo cuando los mecánicos dejaban la parrilla de MotoGP, el cielo se puso más negro que nunca. La tregua se quebró. Durante la vuelta de reconocimiento entendieron Márquez, Rossi, Dovizioso, Viñales y compañía que la de Cheste sería una prueba de resistencia. El agua acumulada en el asfalto era ya lo de menos porque la tremenda tromba del inicio de la carrera eliminó pilotos a toda velocidad, convirtiéndose en jueza y parte de todo lo que sucedería en MotoGP.
Los favoritos sucumbían al poder de la lluvia y los caprichos de una pista impracticable. Fue tan necesario gobernar las curvas con destreza como esquivar charco tras charco buscando las zonas más limpias. Sobre la moto, el agua trae una complicada conjunción: valentía y cautela. Dos cualidades que despachó Andrea Dovizioso, siempre competente sobre mojado y, finalmente, rey en el caos de Cheste. El italiano, incapaz esta temporada de seguir la estela de Márquez, se llevó el gustazo de ganar una de las pruebas más inciertas de este Mundial. «Triunfar en Valencia fue una sensación extraña. Sé que contra Márquez necesitaré más de mí en el futuro», reflexionó el hombre fuerte de Ducati, quien de momento no sabe ni puede hincarle el diente al verdadero capo de MotoGP.
Rins, gran fin de semana el suyo, fue el primer líder de la carrera. Tiraba la Suzuki con Márquez sorteando pilotos a costa de recibir avisos de la Honda. «El equipo quería montar el neumático blando y esta vez el cabezón he sido yo. No he acertado», reconocía el de Cervera. Su box tenía razón y Márquez besó el suelo muy pronto, en el mismo giro que Aleix Espargaró. Dos menos. El agua dictaba su ley y los pilotos que mejor manejan la lluvia se frotaban las manos con el abandono de Márquez. El caníbal estaba fuera (con la de ayer, suma 23 caídas esta temporada), como Iannone, como Maverick Viñales, el hombre de la pole.
Por delante se formó un trío con ganas de guerra: Dovizioso, Rossi y Rins. Cuerpo a cuerpo pese a que la lluvia arreciaba. «Sin interrupciones, habría superado a Dovi y Rins», aseguró Rossi. Dirección de carrera no le dio el gusto al '46' y a falta de trece vueltas dejó caer la bandera roja para mandar a los pilotos al box.
Tocaba estudiar de nuevo los mapas del tiempo, que concedían otra pequeña tregua a las 15 horas. Fueron 35 minutos de nerviosismo para los quince pilotos supervivientes. Petrucci, Miller, Morbidelli y Luthi habían engordado la lista de los eliminados y la segunda carrera se inició con 15 hombres. Volver a empezar, por ejemplo, para un Pedrosa que de repente se vio bien arriba y con posibilidades de optar a todo.
El catalán, no obstante, firmó una salida horrible y ya nunca logró recuperar el terreno perdido. El mundo al revés para Dovizioso, ya sin Márquez en pista, aliviado y dispuesto a ejercer de patrón de la categoría. Los únicos que se cayeron en esa fase fueron Álvaro Bautista -del Ángel Nieto Team- y Rossi, huérfano de opciones de luchar por la victoria. Dovi mandaba con Rins manteniendo su notable nivel y Pol Espargaró persiguiendo un sueño que sí pudo concretar. «Es muy bestia acabar la temporada en el podio. Alguien nos ha devuelto lo que nos ha estado quitando», dijo después de saborear la ceremonia del podio.
La carrera de Cheste no fue con Jorge Lorenzo. El balear se ausentó el fin de semana. Entre las secuelas de la lesión y su despedida de Ducati pasaron mil cosas por la cabeza de Lorenzo, posiblemente ninguna relacionada con el pilotaje. Con quince pilotos puntuando, el español sólo pudo ser duodécimo por delante de Rossi, Abraham y Torres.
Después de decir 'ciao' a todos los componentes de una fábrica tan especial como Ducati, el proyecto de Lorenzo empieza mañana en el Ricardo Tormo. El balear va a probar la Honda en Cheste (siempre y cuando las condiciones meteorológicas se lo permitan) en el primer día de su cara a cara con Marc Márquez. Después de paladear un Mundial de un único dueño, MotoGP agradece mucho un movimiento que puede dar mucho de sí tanto dentro como fuera de la pista. El Circuit echó ayer el cierre a un campeonato y mañana abre el siguiente.
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