El gesto de Jorge Navarro después del podio era de una alegría impostada. Sabe que subirse al cajón en el circuito donde se ha criado es un buen momento que hay que disfrutar porque no se da tantas veces en la carrera de un deportista... pero le supo a poco. «Sentía que estaba preparado para luchar por la victoria», argumentaba con una media sonrisa. Eso sí habría sido lo máximo: ganar por primera vez en Moto2 en su circuito. Había trabajado viernes y sábado para ello, pensaba que tenía todo a punto en la moto, pero a la hora de la verdad no pudo con Binder y Luthi. La guinda que engulló el piloto de La Pobla de Vallbona fue agridulce.
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Desde el inicio de la carrera se vio que el sudafricano tenía algo más, a pesar de que el arranque del GP –reducido a 15 vueltas por lo accidentada que había sido la prueba de Moto3– lo dominó Luthi. El suizo tiró con fuerza, como vengándose de Navarro por haberle destrozado el récord que atesoraba desde 2014. El valenciano se vio superado por varios pilotos al principio y tuvo que remontar. Eso lo hizo con facilidad.
Los problemas vinieron cuando quiso seguir a Luthi y Binder. Navarro ya temía que las previsiones meteorológicas se cumplieran. Sobre todo al viento que, aunque fue menos intenso de lo que se esperaba, le perjudicó. "Hizo que perdiera el 'feeling' con la moto. Me costaba seguir a los dos rivales de cabeza, me llevaban con el gancho", lamentó: "Me he levantado con el ánimo de ganar y en el warm up hemos hecho unos ajustes que me hacían ir cómodo... pero luego en carrera perdí esas sensaciones".
En el primer sector del Ricardo Tormo recuperaba terreno, pero luego cedía esa decimita que le impedía acercarse al dúo de cabeza. Sólo tenía un efecto de ilusión, un espejismo, cuando se peleaban entre ellos. La realidad era que tenían algo más que su Speed Up. Y mientras, Manzi, como un comecocos, le fue ganando terreno hasta disputarle la tercera plaza en la última vuelta.
"Cuando me ha pasado en la seis, he pensado tercero vale, pero cuarto no", detalló. El viejo Navarro se habría puesto nervioso. La cabeza habría empezado a martillearle y habría ganado muchos enteros la posibilidad de que su trabajo hubiera acabado desperdiciado y rebozado en grava. Pero este Navarro no se vino abajo. Fue frío y calculador. Sabía que jugaba en casa y, aunque agridulce, quería la guinda. Se la debía a Michelle –su novia–, su familia, sus fans, a todo su equipo y a sí mismo. "Tenía que acabar en el podio hoy y en la curva ocho le he pasado y he tirado al máximo hasta el final. He conseguido el podio aunque me queda un poco de mal sabor por no haber logrado la victoria en casa. Lo teníamos todo, pero las carreras son así", reiteró.
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Y una vez vista la bandera a cuadros, a olvidar lo que podía haber sido y a disfrutar de lo conseguido. Con sonrisa artificial, degustó el cava del podio y compareció en la rueda de los tres primeros. Por octava vez en esta temporada, participó de una ceremonia donde sólo le falta comparecer como ganador. "Ha sido mi mejor año como profesional, incluso que el de Moto3 en el que fui tercero", afirmó. Tras un 2018 para olvidar, concluye cuarto en Moto2, donde ha tenido opciones de ser subcampeón hasta la última carrera. Ha sumado 226 puntos gracias en gran parte a esos ocho podios y ha partido en cuatro carreras desde la pole.
"He hecho muchos más puntos, muchos más podios, más poles y las sensaciones han sido muy buenas. Ahora tenemos que analizar lo que nos ha faltado", resaltó. Pero con calma. A finales de semana tiene previsto probar la moto de 2020 en Jerez. "En principio ese es el plan, aunque hay previsión de lluvia. Si no podemos trabajar, posiblemente lo hagamos en Cheste. No es seguro, no sé si habrá ya posibilidad de que vengamos", precisó. Eso sería la semana siguiente, donde se estrenará Canet en Moto2.
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Speed Up por separado
El equipo de Aspar también correrá con Speed Up, por lo que se duplicarán estas motos en la parrilla, de dos a cuatro. Navarro esquivó la pregunta de por qué no se ha elegido que las dos escuderías con idéntico chasis trabajen en el mismo circuito: "Lo han decidido así y ya está".
El sábado señaló que el hecho de que haya más pilotos con la misma moto en la parrilla le beneficia. Que eso generará un clima para crear una moto ganadora. Porque Jorge Navarro no se esconde: en 2020 tiene que luchar por el Mundial. "Hay que aprender de lo que nos ha faltado este año. Lo tengo todo, la gente justa a mi alrededor, la moto funciona bien y estoy en un buen nivel de forma. Todos debemos dar un pasito adelante para poder luchar por el campeonato", aseguró.
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La carrera de ayer le deja la moraleja de que en ocasiones es mejor conformarse con lo que ya se tiene que perseguir un imposible. Quizás eso mismo ha hecho campeón a Álex Márquez que, por cierto, ayer se cayó. "Este año he aprendido mucho a salvar buenos resultados, no siempre se puede ir al máximo. Aunque creía que hoy era el día de ganar, durante la carrera no me encontraba igual", concluyó Navarro.
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