El hotel La Carreta es quizás el ejemplo más representativo del impacto del Mundial de motociclismo en Cheste y alrededores. Situado a un kilómetro del Circuit, sus 80 habitaciones estaban en febrero comprometidas de cara al GP de la Comunitat que se iba a celebrar en noviembre. Pero eso era antes de la pandemia. «Hemos pasado de estar completos a contar con entre un 30 y un 40% de la ocupación para esas fechas», contabiliza Arturo Tornero, director del establecimiento. Es uno de los negocios desde los que se escuchará el rugido de las motos durante dos fines de semana consecutivas pero que se quedarán sin su suculento trozo de la tarta.
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Este está cifrado en 38 millones, según el último informe de impacto económico encargado desde el Circuit Ricardo Tormo. Ese estudio cifra el gasto medio de cada visitante durante la semana del gran premio en 368 euros. Este dinero se reparte en 50 kilómetros a la redonda de la instalación deportiva. No es la principal fuente de ingresos de nadie, pero sí una importante ayuda que, a causa de la pandemia, este año se quedará en pedrea a pesar de que el Mundial llegue por partida doble en noviembre.
«Nosotros vivimos sobre todo de las celebraciones, de bodas y comuniones, donde también hemos sufrido muchas cancelaciones. La facturación se ha reducido en un 60%», cuantifica Arturo Tornero: «Y tenemos unas instalaciones amplias, que nos permite seguir recibiendo clientes siguiendo todas las medidas de seguridad. A las habitaciones se accede de forma individual, no hay que compartir pasillos». Si La Carreta abrirá durante los fines de semana de gran premio –el de los domingos 8 y 15 noviembre–, hay otros que recintos hosteleros de la comarca que siguen cerrados sine die.
De los miles de aficionados que habitualmente se alojan en hoteles, casas rurales o casas particulares, la zona recibirá durante 12 días una 'pedrea' de 1.200 personas. Es la caravana de Dorna, la gente necesaria para que se celebre cada GP de este Mundial tan atípico. La mayoría de los pilotos duermen en el circuito. Sí ocupan plazas hoteleras el resto de miembros del equipo y trabajadores de la organización.
Este sustento racionado beneficiará a un puñado de hoteles, que quizás facturen algún extra por servicio de habitación. El Mundial también generará beneficios en cuentagotas a empresas de alquiler de vehículos. Y pare de contar. Porque quienes acceden al circuito –previo PCR días antes de iniciarse cada GP– sólo van del hotel a la instalación deportiva. Nada de restaurantes o de ocio.
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La comida durante el día está a cargo de empresas de catering que forman parte del pueblo nómada del Mundial, o de alguna escudería de MotoGP que cuenta con su propia cocina y que vende las cajas de alimentos a equipos de Moto2 y Moto3. Así pues, los 8 millones de euros que el GP de la Comunitat genera a las arcas públicas en IVA, se esfuman este año casi al completo.
Bien es cierto que, de forma directa, la inversión por montar estos dos GP se reduce ostensiblemente respecto a lo habitual. La razón, que no se abona canon alguno a Dorna, algo que supone entre seis y siete millones para la Generalitat. Se han aligerado también los gastos para explotación de la pista, como servicios médicos o comisarios.
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Cheste, el municipio y el Ayuntamiento, serán los que más cerca verán pasar este Mundial tan insignificante en la economía. Es más, el gobierno local quiere blindarse frente a los visitantes que cada año llenan sus calles y dejan miles de euros.
A falta de que hoy se reúna la junta de seguridad, el Ayuntamiento ya ha decidido que durante los fines de semana de carreras sólo habrá dos accesos al pueblo. Los agentes de la Policía Local realizarán una labor disuasoria, recordando de que pese a la doble ración de GP, la pandemia no deja espacio para el ocio nocturno. «Nosotros no podemos limitar el movimiento de personas, pero se informará a los visitantes de que hay que cumplir los toques de queda y de que no habrá carpas, ni verbenas, ni recepción de la afición», explica el alcalde de Cheste, José Morell: «Hemos pedido a la Conselleria de Sanidad que evalúe la situación y si es necesario adoptar más medidas».
El Ayuntamiento dejará de ingresar el canon de los puestos de venta de alimentos y de merchandising que se instalan en las calles. Tampoco multiplicarán sus ingresos los bares ni restaurantes, así como los vecinos que alquilan sus casas a aficionados moteros. Esta práctica también se da desde que está el Circuit en otras localidades cercanas como Chiva o Godelleta.
«En Cheste estamos relativamente bien, pero queremos que la gente sea responsable, tanto nuestros vecinos como los visitantes», insiste José Morell. Por primera vez desde que está el Circuit, la localidad se blinda frente al motociclismo.
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