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MOISÉS RODRÍGUEZ
Lunes, 19 de noviembre 2018
El Gran Premio de la lluvia marcará un antes y un después en el Circuit. Al menos así lo desean sus responsables y pelearán por ello desde esta misma semana. La instalación ha estado dos décadas rodeada de dos barrancos, el del Poyo y el de Sechara, que realmente confluyen pocos kilómetros después. Nadie había percibido en ello un riesgo, ni cuando se impulsó el Ricardo Tormo a finales del siglo XX ni en los 19 años desde que se puso en funcionamiento. Hasta ahora, cuando las lluvias torrenciales han motivado que el agua baje por esas ramblas poniendo en jaque a la organización de la última cita del Mundial de motociclismo.
Una vez pasado un GP de la Comunitat complicado, en el Circuit quieren blindar la instalación de este y otro problema: el del ruido. Y a lo largo de esta semana, una vez se concluyan los trámites del evento finalizado el pasado domingo se van a poner a ello. Sobre todo, con el de la construcción de sendos puentes sobre las dos entradas que han quedado inutilizadas el fin de semana.
Una de ellas, la que desemboca en la zona próxima al curvón de meta, también está afectada por las obras del parque logístico que en un futuro generará 4.000 plazas de aparcamiento. Esa estuvo cerrada desde el jueves. La otra, más importante, es la que utilizan los 8.000 aficionados que llegan en un domingo de GP a través del tren de Cercanías. Esta quedó cerrada el viernes y se decidió que los usuarios se bajasen en la estación de Cheste y fuesen trasladados en autobuses lanzadera hasta el Circuit.
Esa solución de emergencia fue costosa y, además, generó numerosas quejas. Los aficionados debían pasar por un túnel donde se generaron largas colas antes de subirse a los autobuses. Asimismo, tuvieron que soportar esperas de hasta dos horas a la conclusión de las carreras. Pero es que una vez se generó el apocalipsis no había otra opción.
El Circuit se reclama un puente sobre el barranco del Poyo para evitar que este acceso quede de nuevo utilizado y en el de Sechara que permita mantener abierto el de la zona del curvón de meta. Este último vado es más pequeño, por lo que costaría menos. La dirección del Ricardo Tormo cuenta con el guiño del presidente del a Generalitat, Ximo Puig, que el domingo prometió una solución de cara al Gran Premio de la Comunitat de 2019: «El año que viene habrá una solución para que no se repitan estas situaciones».
Además, en los próximos días se abordará la solución al ruido por el que una urbanización próxima al Circuit ha presentado varias quejas por ruidos. En vez de paneles de insonorización, se construirá una grada y un nuevo edificio con el que se podrán ofrecer más palcos de hospitalidad. La intención es que esta nueva zona pueda usarse en el GP de la Comunitat de 2020.
Par ello, el director del Circuit, Gonzalo Gobert, firmará y se hará público el pliego para la presentación de proyectos de ese edificio y de la primera fase de la grada. Una vez se elija el mejor borrador, habrá que convocar un nuevo concurso público para ejecutarlo. La intención es completar estos dos trámites administrativos en el primer semestre de 2019.
Las obras del edificio y la grada duran algo menos de un año. El objetivo es que puedan arrancar justo después del próximo GP y que así durante el evento estrella del Circuit de 2019 no haya infraestructuras a mitad de construir.
Por último, en las próximas semanas se mejorará la señalización tanto del entorno como del interior del Circuit. Asimismo, se mejorará el acceso a las zonas de aparcamiento no asfaltadas. Precisamente, desde la Plataforma de Afectados por la Nueva Ley del Taxi criticaron que se les reservase un barrizal para recoger a sus clientes y los autobuses paraban en zonas asfaltadas.
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