La historia de Ricardo Tormo, la del mito que es el gran cimiento sobre el que se ha construido el motociclismo de competición en la Comunitat, es, como la de tantos, la que podo no existir. A él le encantaban las motos desde niño. Iba al taller de su tío y allí se pasaba las horas armando y desarmando monturas. Aprendiendo cada detalle y soñando con ser piloto, algo que en casa intentaron evitar a toda costa, sobre todo por los miedos de su madre.
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Pero él lo tenía claro: quería una vida sobre dos ruedas. Cuando se marchaba a correr en moto, casi siempre decía lo mismo en casa: «Me voy a recoger setas». Si se le creía o se le aceptaba la mentira piadosa, ese es un enigma que ya quedará sin resolver. Ricardo Tormo padre era obrero y entonces, en la década de los 60, ya andaba mal de la vista. Cuando no trabajaba consumía las horas escuchando la radio. Una tarde, de esas en las que se suponía que su hijo estaba en el monte, oyó una noticia: «Ricardo Tormo ha quedado segundo en una carrera celebrada en Guadassuar».
La excusa ya no se iba a sostener más. Cómo fue la vuelta a casa aquel domingo también queda para la imaginación, pero lo cierto es que aquel padre comprendió que jamás podría sofocar la pasión que sentía su hijo por las motos. Firmó una autorización para que pudiera correr –un joven Ricardo Tormo había trampeado, pero finalmente le requirieron el permiso paterno–, algo que siempre lamentó a causa del temor que percibía en su mujer cada vez que el hijo se iba a una carrera.
Ricardo Tormo Vidal fue versador e incluso compuso uno en el que habla de la «arriesgada» profesión» que había elegido su vástago: «Sólo por verte contento/ cierto día te firmé,/ para tu madre un tormento/ y entonces no lo pensé». Esta obra la guarda Toni Tormo, el hermano del mito, cuyo taller está decorado con fotos del bicampeón del mundo.
Ricardo Tormo fue mucho, muchísimo más, y así lo atestigua su hermano. «Tenía un carisma bestial, lo quería todo el mundo. Cuando íbamos por Europa era una locura, la gente le pedía fotos, autógrafos, le regalaba cosas...», relata Toni Tormo: «Un día, en la Checoslovaquia, un chaval le pidió una bujía y mi él se la dio. El chico le entregó a cambio un sobre, y él se lo guardó porque estaba a punto de correr. Por la noche, cuando lo abrió antes de regresar, había dos gemelos de oro».
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Dos veces campeón del mundo, el segundo título, el de 1981, no lo celebró como había previsto. Ganó en Monza, confirmando su incuestionable dominio en 50cc. Una semana antes, estaba por Barcelona con el también piloto Daniel Mateos. Iban en el coche del riojano y estaban parados en un semáforo, lo que un ladrón aprovechó para atracarlos. Ricardo Tormo le pidió, por favor, que sólo le devolviera la licencia para poder correr la semana siguiente en Italia. Ganó la carrera y fue campeón. Días después apresaron a aquel malhechor y, en las fotos de los periódicos, aparecía con una de las camisetas de ‘Ricardo Tormo campeón’ que el de Canals tenía preparadas y llevaba en el maletero del vehículo.
Aquel título no lo logró con el apoyo de la fábrica de Bultaco. Daba igual Ricardo Tormo estaba a la altura de los mejores mecánicos del Mundial. Llegó a desmontar una moto que vibraba demasiado y solucionó el problema cortando el motor. Ricardo Tormo se codeó con las grandes celebridades de la época. Muy amigo de Kempes, el pilotari Paco Genovés o Mercedes Milá, Maradona le visitó en el hospital cuando sufrió el grave accidente en Barcelona.
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Fue en 1984, al chocar contra un Simca 1.000 cuando en un polígono industrial probaba mejoras en la Derbi, marca por la que había fichado junto a Aspar. Se destrozó la pierna. No pudo correr más en moto, lo que no quiso decir que no siguiera dando gas, apoyando a talentos y reivindicando un circuito en la Comunitat. Es más que merecido que el de Cheste lleve su nombre.
Canals. Nació en Ayacor, una pedanía de la localidad de la Costera, en 1952. Falleció en diciembre de 1998 a causa de la leucemia.
Doble campeón. Ganó dos títulos del mundo, ambos en 50cc y con Bultaco. El primero fue en 1978 y el segundo, en 1981.
Nieto y Aspar. Con el 12+1 veces campeón le unió una gran rivalidad. Apoyó al valenciano y ficharon juntos por Derbi en 1983.
Contra los accidentes. El que truncó su carrera pudo evitarse y quizás por ello se volcó con la plataforma 'Taula contra els Accidents de Trànsit' y por la implantación del casco obligatorio.
Circuit de Cheste. Después de su retirada siguió respaldando a jóvenes talentos y reivindicó el Circuit que, como homenaje póstumo, se rotuló con su nombre.
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