Sergio García y Masià ya velan armas para 2020

Aragón, 2015. Un muchacho rubio y menudo llora desconsolado en un rincón. Sólo un par de minutos antes, celebraba eufórico el podio en la carrera del Mundial junior. Lo sacaron del corralito al comunicarle que quedaba relegado a la cuarta posición. «Nos dio pena, tan chiquitín, verlo así. No recuerdo el motivo, pero sí que me marcó», indica Christian Lundberg, que relata esta anécdota de un jovencísimo Jaume Masià: «Lo seguimos desde pequeñito y lo hemos fichado porque es muy rápido».

Como demostró ayer, al ser el más veloz en los libres de Moto3 en el GP de la Comunitat. Fue el primer piloto en bajar de 1.40, completó un mejor giro en 1.39.612 y realizó otras dos vueltas en 1.39. Hay razones para la esperanza. Para esperar que el valenciano dé carpetazo a un año que se torció cuando su equipo dejó de recibir el maná de su principal espónsor. Por eso, no quiere lanzar las campanas al vuelo. «Estoy contento porque no me lo esperaba, pero hay que mejorar cosas en la parte delantera de la moto, no me siento bien al 100%. Aún queda mucho, todos van a mejorar y nosotros debemos hacerlo también», comenta.

Consciente de las limitaciones, afronta paso a paso este fin de semana y el futuro, con esperanza. Se le nota casi ansioso por desembarcar en el Leopard, cuyo box está al lado del suyo en este GP. «Ir a un equipo campeón me da tranquilidad porque todo dependerá de lo que yo sea capaz de hacer encima de la moto. Eso no te lo pueden dar muchas escuderías», apunta Masià.

¿Y la presión? Toda. Sólo hace falta escuchar a Lundberg. «¿Qué esperamos de Masià? Que sea campeón del mundo. A los pilotos rápidos les doy tres años para demostrarlo. En nuestro equipo tenemos un ambiente relajado, los pilotos se encuentran a gusto aquí y suelen rendir bien», destaca.

También avisa de que la idiosincrasia del Leopard es de escuadra. Que Masià y Foggia actuarán como equipo. «Se va a encontrar una moto con un color excepcional, que se ve a la legua, mucho cariño y un equipo en que todos se ayudan. Información compartida con el compañero, reuniones abiertas...», enumera Christian Lundberg, que no quiere pronunciarse sobre qué habrá que modelar en Masià: «No lo sé, no le he visto manejar nuestra moto».

Lo que parece estar claro es que tendrá como rival a otro chico con ADN valenciano, Sergio García Dols. Con sus libres de ayer, ambos demuestran que ya velan armas para 2020. Si Masià fue el primero en bajar de 1.40, el de Burriana le fue a la zaga. Acabó segundo el día por delante de tres Leopard: Ramírez, el wild card Artigas y Dalla Porta.

«Ha sido un día muy positivo porque he rodado muy a gusto a pesar de las condiciones de frío de la mañana», comentó Sergio García Dols. Su team manager, Jordi Arquer, percibe un salto de calidad, sobre todo a partir de Aragón: «No esperábamos el podio de Malasia, sobre el papel no tenía el ritmo, pero al final pudo ganar la carrera. Nos quedamos con cómo lo hizo, que nadie le regaló nada. Valoramos que con rivales de más experiencia, no cometió errores». Y eso es lo que esperan en Estrella Galicia del castellonense: que sea un asiduo en el grupo de cabeza en 2020. Ahí, probablemente, se las verá con Masià.