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MOISÉS RODRÍGUEZ
Lunes, 10 de octubre 2016, 12:29
La última visita a la Comunitat ha sido un oasis para José Ignacio Goirigolzarri. El economista vasco se abstrajo por unas horas de la trepidante agenda que le impone la presidencia de Bankia. Durante una tarde se dio el gustazo de zambullirse en dos mundos tan valencianos como el de la pilota y el de las bandas de música. A Madrid regresó después de escuchar por primera vez el pasodoble compuesto en su honor y con una vaqueta: «La pondré en mi despacho». Disfrutó de apenas media hora en Pelayo, lo que le da para un escueto análisis: «Me ha parecido fascinante. El público está muy integrado en el juego y técnicamente es complicado. Al no ser el trinquet una superficie plana el movimiento de la pelota es complejo y, al mismo tiempo, rápido». Asegura que le habría encantado estar más tiempo en la Catedral. '¿Le ha fastidiado tener que salir antes para la entrevista?'. «La verdad es que sí», admite entre risas.
Como cualquier vasco, el banquero ha hecho sus pinitos en el frontón. «¡Pero yo juego muy mal! Intento ir a ver tres o cuatro partidos al año», comenta. Goirigolzarri se resiste a comparar las modalidades de su autonomía de origen con las de la Comunitat. Casi no ha tenido tiempo para analizar la vaqueta. Carece de elementos de juicio: «Sí me ha parecido algo muy bonito. Ya he comentado que es muy técnico, cómo cogen el rebote... Todo pelotari ha de estar en buena forma física y tener reflejos. Desde ese punto de vista por supuesto que se puede jugar a una y otra modalidad, pero son conceptos radicalmente distintos», señala el economista.
Tampoco quiere pronunciarse demasiado sobre el mayor arraigo de la modalidad vasca con respecto a la pilota en la Comunitat. «Imagino que la televisión hace lo suyo para mantenerla (la cadena autonómica vasca sigue retransmitiendo partidos de frontón semanalmente). No tengo elementos de comparación, yo en Pelayo he visto bastante gente», se limita a comentar.
A Goirigolzarri le acompañaron los principales responsables de la pilota. Le explicaron la mecánica del juego y le pusieron al día de cuáles son a su juicio las necesidades del deporte autóctono. «Me han comentado que se están dando los pasos para que esté más arraigado. Es importante que lo practiquen los niños y esté presente en los colegios. Un deporte tiene su importancia y un gran crecimiento cuando la gente lo conoce y para ello lo ha tenido que jugar. Por lo que me han dicho se está haciendo y creo que ese es un paso correcto», indicó.
Al banquero también le pidieron varias veces que Bankia incremente el respaldo a la pilota. Él respondió con una sonrisa. Ni sí ni no. Lo cierto es que la compañía ya aporta algún dinero al esponsorizar los dos individuales, el de escala i corda que acaba de empezar y el de raspall. Goirigolzarri subrayó que cuando él y su equipo tomaron las riendas del banco en 2012, suspendieron la mayoría de los patrocinios en el deporte. «La primera razón fue económica, y la segunda es que cuando hicimos un reenfoque de las líneas de patrocinio, el deporte no era una prioridad para nosotros por la situación del país y del banco. Lo que pasa es que la pilota es algo más que el deporte. Es algo que se siente en Valencia, que es donde nosotros tenemos nuestra razón social».
El economista afirma que la vaqueta cumple un importante papel. «Creo que hay dos elementos vertebradores en la Comunitat, uno es la pilota y el otro las bandas de música. Por eso suspendimos los patrocinios en baloncesto o motociclismo y mantuvimos el de la pilota», indica. Llegados a este punto, la pregunta es casi obvia: 'Como banquero, ¿daría usted financiación a alguien que quisiera gestionar un trinquet?'. La respuesta, de nuevo ambigua al no conocer en profundidad el mundo de la pilota: «Es que no sé ni el precio de las entradas. Debería ser una persona sensata, que conozca el negocio y esté convencida de que lo sacará adelante».
Tampoco se pronuncia sobre la situación del Valencia, y se limita a opinar de la trayectoria deportiva: «Cuando entré en la banca me enseñaron que no debo hablar de los clientes. ¿Preocupado? En absoluto. Mi preocupación es que recupere la senda de los buenos resultados». Lo dice sonriente. Acariciando la vaqueta que le han regalado: «La final del Individual es el 30 de octubre. ¡A ver si puedo venir!».
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