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MOISÉS RODRÍGUEZ
CASTELLÓ DE RUGAT.
Jueves, 12 de julio 2018, 00:46
«El apodo viene de nuestros antepasados, hace ya tanto tiempo que no podemos confirmar que sea por el juego de cartas». Ya más sosegado, un familiar de Sergi García no aclaraba el porqué del apelativo del mejor mitger del momento en el raspall profesional. Lo que sí está claro es esto: que el de Oliva confirmó ayer su condición de máxima figura, tanto en su demarcación como de la modalidad per baix.
En el conocido juego de naipes, la figura que más vale es el as. Once puntos al final de la partida y el mayor rango durante la misma. En el trinquet, esta condición predominante se le suele dar al resto. Tanto en la escala i corda como en el raspall. En la modalidad per dalt, Grau consiguió sembrar la duda entre los aficionados. En la de per baix, sobre todo lo logró Coeter II. Ambos ganaron el Individual, quizás el próximo reto que se plantee Brisca.
Porque el mitger de Oliva dio ayer una lección sobre el trinquet de Castelló de Rugat para quebrar la supremacía de Moltó en la Copa de raspall. «Ha hecho una gran partida. A nosotros nos ha salido todo como lo habíamos planeado. Quizás la diferencia de tres juegos sea excesiva», aseguraba Brisca, pletórico tras haber alzado el trofeo.
Junto a Moltó conquistó la Lliga de 2017. Entonces el de Barxeta era el dominador absoluto del raspall y Brisca estaba considerado como un mitger notable, pero no el mejor. Desde ayer, el resto de pilotaris en su demarcación tienen un monarca a quien desbancar.
Contó Brisca en la final de la Copa con un sobrio Mario. Eso le ayudó. Lo contrario que Néstor a Moltó. El resto de Barxeta estuvo a un gran nivel, pero el de Pego no brilló a su mejor nivel. Después de ceder el primer juego desde el dau, los rojos igualaron en el resto (5-5). La partida era de máximo nivel, pero se veía que los golpes de Néstor no hacían daño a los azules.
Y esto concedía a Brisca opciones de entrar en juego. Pecado mortal. «Tenemos que evitar que participe», avisaba el propio Néstor en la previa. También lo sabía Moltó. Estaba claro que la final de Copa iba a convertirse en un duelo entre las dos figuras.
El problema para los rojos fue que los golpes de Brisca se producían más cerca de sus contrincantes que los de Moltó. Y el de Oliva castigaba. Pese a ello, ni el resto de Barxeta ni Néstor tiraron la toalla. La partida se prolongó casi hasta las dos horas, más tiempo de lo habitual en el raspall y con un tanteo de 25-10.
Pero es que en cada parcial ambas parejas contaron con val. Más o menos afortunados, tanto Moltó como Néstor se lo dejaron todo sobre el trinquet de Castelló de Rugat. Y se ganaron el aplauso del público cuando, con 20-5, pelearon hasta la extenuación el juego y sumaron desde el resto (20-10).
Pero cedieron el siguiente desde el dau. Curiosamente, Moltó perdió todos los juegos con su saque. En ese momento, Brisca ya no contuvo más la euforia. Ni él ni Mario. El debutante. Sin apenas fallos, el resto de Bicorp se proclama campeón de Copa en su debut en una competición oficial. «Vamos a jugar, tendremos nuestras oportunidades», afirmó en la previa. Sabía que era el aliado de la baza ganadora.
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