

Secciones
Servicios
Destacamos
Guillermo Alandes es un pilotari pasional. Por eso se llevó un disgusto enorme cuando se quedó fuera de la Lliga y, en la primera competición ... gestionada por la Federació, quedó relegado a la 'segunda división' –la Lliga Pro2–, donde fue finalista. Pero pase lo que pase, su amor por el deporte autóctono es incondicional. Y por eso acudió a los entrenamientos de Juanma Garrido con la intención de acudir al Europeo de Portugal, que para él fue terapéutico.
«Del campeonato me traigo la convicción de que debo estar siempre preparado para que cuando llegue la oportunidad pueda aprovecharla», señalaba este lunes después de descansar tras el viaje de vuelta: 12 de horas de autobús con casi más desgaste que cuatro días de partidas. Guillermo Alandes fue convocado con el rol, conocido por él, de recambio tanto para juego internacional, frontón portugués y llargues: «Y yo encantado... y ojalá no tuviera que intervenir, porque sería señal de que algún compañero habría tenido un percance».
Pero sucedió en juego internacional. En la tercera partida de la fase previa, contra el País Vasco, Víctor Bueno, compañero suyo de entrenamiento, se lastimó. «Acabamos perdiendo, pero entré frío y aún aguanté el parcial. Eso me dio confianza», recuerda Guillermo Alandes. A partir de ahí llegaron las dos victorias, en semifinales y en la final –ante Bélgica y Países Bajos– en las que el fuerte golpeo del pilotari de El Puig desde el fondo de la pista fue determinante.
A partir de ese oro, decisivo para que la Selecció encabezase definitivamente el Europeo de Portugal, Guillermo Alandes volvió a su papel de reserva. Y él, como pilotari pasional que es, se dejaba cada día el teléfono móvil en la habituación para disfrutar de la experiencia. «Tenemos un gran equipo. Por ejemplo, en llargues Diego y José Luis son buenísimos en la banca, yo estaba ahí por darles descanso si había alguna partida fácil para sacar de manró. Y Nacho, Pere Roc II, Giner... juegan una barbaridad y les dan seguridad», analiza.
También vuelve impresionado de la modalidad autóctona, el frontón portugués. «Era muy peculiar, y además iba mucho público a ver las partidas, allí era como una religión», comenta Guillermo, que había acudido a torneos internacionales tanto en categorías inferiores como en la absoluta, aunque su última participación fue la de Massamagrell en 2014. «De este Europeo me quedo con la piña que es la Selecció y por ejemplo me traigo amistades reforzadas con algunos compañeros, como Carlos Salelles II», desliza. También con más moral, convencido de seguir trabajando para triunfar en la pilota, como cuando ganó la Lliga de 2020.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.