Giner y Nacho se consagran en la Lliga de escala i corda

¿Se han consagrado Giner y Nacho tras ganar la Lliga de escala i corda de 2024? «¡Ni de coña!», proclama el resto de Murla. El pilotari dice que no, pero sí. «Creo que la gente valora el trabajo que hago, la entrega en todas las partidas», señalaba el escaleter después de su victoria de este domingo en Pelayo junto a Nacho frente a José Salvador, Conillet y Monrabal II (60-30) en un trinquet de Pelayo abarrotado.

Ese mérito puede adjudicárselo Vicent Molines y el resto de su junta directiva en la Federació de Pilota Valenciana (FPV). Cuando el ente asumió la gestión de la pilota de élite se anunció que la final de Lliga se disputará en la mañana del domingo de Fallas. Que se quería recuperar la imagen de Pelayo lleno y que los campeones alzaran el trofeo minutos antes de la mascletà. La apuesta se ha traducido en un ‘no hay billetes’ desde mitad de semana. Y en varios curiosos que paseaban por Valencia y se asomaban por el restaurante para ver por qué había tanta cola para acceder a las 11 de la mañana. Algunos observaron durante unos instantes una partida de pilota, algo que no habrían hecho en otro momento.

La pilota necesita generar afición. Eso también lo consiguen pilotaris como Marc Giner. Jóvenes con carácter y don de gentes que captan nuevos aficionados. «Yo lo que valoro es que en cada partida de Lliga que he jugado el trinquet estaba a tope. Han venido amigos de toda la vida que no les gustaba y ahora no pueden dejar de ir, aunque no juegue yo», afirma el joven de la Marina.

Giner y Nacho, desde luego, ofrecieron un espectáculo de altísimo nivel. Como ese quinze de autor, marca de la casa, que el resto firmó de forma inverosímil, lanzándose y golpeando con la izquierda: la vaqueta casi besó la cuerda, botó dos veces en la escala superando a Monrabal II y a Conillet, e impactó otras tantas sobre las losas sin que José Salvador tuviera capacidad de reacción. Para entonces la partida ya iba 50-30, muy decantada para la pareja. Pese a ello, la ovación fue atronadora. «Yo creo que ese tanto resume cómo hemos competido. Ganamos porque somos capaces de poner un puntito más. Si no hubiéramos dado el 200% habríamos sufrido más», reflexionó el escaleter.

Y lo cierto es que la final quizás no fue de 60-30. José Salvador, Conillet y Monrabal II empezaron desde el dau y muy bien. Se adjudicaron los dos primeros juegos y tuvieron val en su segundo desde el resto, pero la pareja acabó salvando la situación para igualar a 25. «Teníamos la partida bien planteada y hemos tenido esa ocasión. Luego nos han roto ellos, pero hemos peleado todos los juegos, aunque se hayan llevado ellos la mayoría. No nos vamos con mal sabor de boca», indicó el mitger del trío.

Desde esa rotura la final de esta Lliga ha sido de la pareja. Giner era todo pundonor. «Yo tengo ese carácter, cuando la tengo buena la fallo y si está difícil hago el milagro», señala. Era su tercera partida por el título, las otras dos, en trío. «Y hemos ganado todas las partidas», puso en valor. También hay que subrayar que Nacho vuelve a ser el mejor Nacho.

A finales de agosto se lesionó. Encadenó un esguince de tobillo con una operación por una hernia inguinal. Estuvo dos meses fuera: «Empecé a entrenar con dolor porque quería estar a punto para esta Lliga». En Pelayo empezó con alguna duda pero acabó por completar una partida sublime. Jugó con el corazón. Había ganado otras dos veces el título, pero como punter. Tenía una cuenta pendiente. «Cuando falleció mi padre le prometí que le dedicaría una como mitger. Es en lo primero que he pensado al lograr la victoria», aseguró.

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