La hegemonía de Victoria y Mar

Borbotó, con el liderazgo de la incombustible Ana Belén, cimentó la presencia de la mujer en la vaqueta durante casi una década. Siete títulos consecutivos de la pedanía de Valencia donde la pilota es el deporte rey sentaron las bases del raspall femenino. De ese Autonómico de Tríos, hoy Lliga d'Elit en la que ahora la hegemonía corresponde a un pueblecito alejado de la ciudad, pero donde cada uno de sus habitantes se ha arreglado las manos y ha tocado un instrumento musical en algún momento de su vida.

Mar es el orgullo de Bicorp. Deportista internacional con la Selecció lidera junto a Victoria la hegemonía del club local en la Lliga femenina de raspall. Ayer sumaron el cuarto entorchado consecutivo, superando los tres de Beniparrell y situándose a tres de los que encadenó el Borbotó de Ana Belén.

Victoria y Mar han formado una sociedad casi perfecta. A ambas amigas les chirría enfrentarse en el Individual, pero es lo que hay. El resto de los campeonatos los juegan juntas porque se complementan. Cuando están bien, son casi invencibles. Con 18 y 20 años, están llamadas a seguir liderando la cada vez más pujante presencia de la mujer en la pilota.

Paso a paso. Como lo hicieron en una final de Lliga en la que ni se inmutaron a pesar de partir en desventaja. La reballada había concedido a Beniparrell la ventaja del saque, en teoría decisivo en Massalfassar, donde jugarla de rebote en el resto era una utopía. Como se vio en el primer parcial, si el traure de Ana hacía daño, podía lograr el quinze directo o dejárselo en bandeja a su hermana Noelia.

La mayor de las Puertes es la mayor de una generación tremendamente joven. «¡No me hagas mayor!», protesta. Tiene 25 años y habla con la misma claridad que ilusión le profesa a la pilota. «Ellas han jugado muy bien, se han merecido ganar», admite.

Ana se colocaba delante cuando Beniparrell estaba en el resto. Su brazo tiene más potencia que el de su hermana y las Puertes saben que esa es su ocasión de apretar el saque rival. En el primero de Victoria, estuvieron a dos, pero acabó sumando el equipo rojo (15-15).

En el siguiente, se decantó la partida para Bicorp. Tuvieron val i 15, pero Beniparrell igualó. Volvieron a ponerse en ventaja y las Puertes se toparon por primera vez con el balcón. Las trampas de la calle de Massalfassar, sobre las que las cuatro jugadoras avisaron en la previa, penalizaron más a las de l’Horta. Quizás porque arriesgaron más frente a un dúo que tras el 20-15 desde el resto fue una apisonadora.

«Todos los juegos no son iguales. Quizás no debí cambiar a la pelota nueva. Ellas nos han apretado, y nos ha costado», admite Ana. Las de Beniparrell no buscaron excusas en las canalizaciones, puertas y balcones donde perdieron varios quinzes, algunos decisivos en la final de ayer.

«Ahora a por el de parejas, que es en un mes y en el Individual», indica Ana. «¡El lunes ya he quedado para entrenar! Sé mi nivel y a donde puedo llegar. Intento apoyar a mi hermana en cada partida», señala Noelia, la única de las cuatro finalistas que ha completado sus estudios. Ha dado un viraje en su futuro laboral y ahora prepara oposiciones: «Eso me permite seguir en la pilota, ¡que yo no quería dejármelo!».

Victoria ha terminado primero de Biotecnología. Ha sacado buenas notas y ha llegado a esta final a un gran nivel con ambas manos. «Ahora me iré unos días al pueblo de mi padre», comenta. Necesita descansar. Como Mar, que ha concluido segundo de Medicina: «En el confinamiento me dediqué a estudiar. En casa tenía una cinta de correr, y gomas. Las partidas de la Lliga me han servido para llegar bastante bien a la final». Rapidísima de piernas, castigó cualquier titubeo de sus contrincantes. Tras el 30-20 en blanco desde el saque, Bicorp rompió de nuevo desde el resto. Habían ganado otra batalla, de las muchas que aún deben librar ante Beniparrell.