Honoris causa de raspall a Moltó

Dice la Universitat de València que el Doctorado Honoris Causa «es la máxima distinción que se concede a una persona en reconocimiento a su trayectoria en el ámbito académico, científico o cultural». Y bien podría merecerlo uno de sus alumnos por la ingeniería que aplica para compaginar sus estudios en Medicina, los entrenamientos y las partidas. El alumno en cuestión, Alfonso Moltó.

El resto de Barxeta se levanta puntual a las seis de la mañana para ir en coche hasta la Pobla Llarga. Allí se sube al tren rumbo a Valencia y una vez llega, coge la bici para finalizar el trayecto en su facultad. Una secuencia que ya se ha convertido en su rutina y que lleva a cabo a diario con máxima motivación.

El 2019 le ha dado muchas alegrías. Cronológica y deportivamente hablando, en enero inició su andadura en la Lliga junto a Josep y Lorja, con quienes llegó a la gran final. Aunque el título se quedó en manos de Sergio, Seve y Ricardet, «llegar a la final fue importante, puedo decir que fue una Lliga que me salió bien». A finales de abril llegó la primera edición del Campionat Fundació, del que se proclamó campeón junto a Seve y Ricardet. Y esta nueva competición dio paso a aquella que hace a Alfonso tachar los días que quedan en el calendario hasta la próxima edición, el Individual.

Una competición muy exigente que este año avanzó su celebración a junio. «Me gustó mucho el cambio, es mejor época. Antes lo preparabas en pleno verano y sufrías más», explica. Aunque no es un secreto que a él le gusta, y mucho, preparar el mano a mano. Y más aun teniendo en cuenta los resultados que ha obtenido durante los últimos años. El número uno del raspall se alzó con su cuarto Fris Grec el pasado 30 de junio en el trinquet de Oliva, tras su victoria arrolladora contra Marrahí. «Cada Individual tiene algo especial. Aporta una experiencia que solo consigue ofrecer este campeonato. Te hace madurar técnica y psicológicamente», asegura Moltó.

Pasamos a final de agosto, principio de septiembre y tras el período estival en que el raspall sale a las calles de las diferentes localidades valencianas, llega el momento de la Copa, una competición en la que no obtuvo el rendimiento esperado y se quedó fuera de semifinales. Pero proclamarse campeón del Trofeu Mestres el pasado domingo junto a Canari y Raúl ha supuesto una magnífica forma de cerrar el 2019.

Si se le pide que elija los momentos más importantes del año, afirma: «Me quedo con lo que he disfrutado jugando el mano a mano, no solo la final, sino desde el principio del campeonato». «Ahora a final de temporada voy a jugar con mucha alegría, he cambiado mucho mi mentalidad y la pilota es como una vía de escape para mí. Me encuentro muy a gusto conmigo mismo y creo que lo transmito dentro del trinquet», añade Moltó. Y gran parte de esa felicidad se la debe a su madre y a su tío, fieles acompañantes en la cancha, consejeros dentro y fuera de ella. «Para mí, mi tío es mi ídolo. Desde pequeño me ha transmitido muchos valores y tenía una gracia especial para enseñarme a jugar a pilota», concluye.