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Ian Álvarez es un muchacho de Senyera que vive en Barxeta con su novia. Un chaval normal que, a semanas de cumplir los 21 años, se ha convertido en el número uno del raspall profesional. «Si te digo la verdad, no sé por qué empecé a jugar a pilota. Venía un autobús por los pueblos y yo iba con Adrián, un amigo del mío. Luego pasé a la escuela del Moro», afirma. Pasó por el Cespiva antes de irrumpir en las partidas profesionales. En 2016 jugó la final de la Lliga y fue el único que le plantó cara a Moltó en el Individual. «Hubo un tiempo que fui a una dietista. Ahora no como perfecto, pero bien. Es fundamental, rindes más», señala. Lo que sí ha sido vital es ponerse en manos de un preparador: «El año pasado con 15-10 ya no podía más, y me dio rabia porque estaba haciendo faena. En La Llosa de Ranes también estaba cansado, pero podía rendir».
Destronó a Moltó pero sabe que ahora viene lo más difícil: jugar durante un año con el peso de la camiseta roja. «Sé que a partir de ahora me van a apretar más y que si no estoy a buen nivel la gente va a decir: '¿Este es el número uno?'», admite Ian: «El miércoles siguiente a la final del Individual fui a Guadassuar y no hice ni uno. Ribera, que ha sido pilotari, me dijo que eso era normal, que ahora salían los nervios. El problema sería que me pasase dentro de dos meses».
Ian todavía vive en una nube. Asegura que aún no se cree del todo que sea el campeón del Individual de raspall. «¿Que si creo que voy a marcar una época? Es que ni he asimilado esto. A veces me paro a pensar en que mi nombre va a estar ya siempre entre los ganadores. Ahora lo que quiero es ganar otros títulos importantes y seguir estando entre los mejores», asegura. El joven resto admite que fue un palo duro perder la final de la Lliga de 2016: «¡Es que no habíamos perdido ninguna partida y habíamos ganado la primera final. En la tercera tuve yo para cerrar un quinze y ponernos 20-5 pasando al dau, yo creo que no se nos hubiera escapado... pero ya no hicimos nada. Me dio rabia, pero de eso se aprende que has de pararte a pensar en los momentos decisivos».
Aficionado a la caza, también se ha reenganchado esta temporada a ver el Valencia. «¡Es que antes iba muy mal!», justifica. Al pasar por ese tema, la pregunta inevitable es si no siente envidia por la consideración que tienen los futbolistas. «A veces lo piensas y siendo de los mejores en la pilota, si jugásemos a fútbol seríamos conocidos por todos sitios. Sientes envidia sana, que ojalá en nuestro deporte fuera así, pero yo soy muy feliz en la pilota», asegura. «Llevo desde los cinco años y me gusta todo. De pequeño hacía tenis, pero por practicar otro deporte. Me encanta cómo es el vestuario, que nos llevamos todos bien. Acaban las partidas y los rivales somos amigos, porque un día eres rival y al siguiente estás en el mismo equipo. Ian se refiere, por ello, al resto de los pilotaris como compañeros.
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Personal
«Espero que la pilota vaya a más y se hagan las cosas mejor», afirma cundo se le pregunta sobre la situación del deporte autóctono y la puesta en marcha de la fundación que gestionará el mundo profesional. «Veo que en el País Vasco los primeros que van a los frontones son los políticos. Los primeros que han de creérselo son ellos. Por ejemplo, a la final del Individual de escala i corda vinieron, pero a la nuestra (la de raspall), no. Eso ha de cambiar. ¿Qué piensas? En el momento ni te lo planteas porque estás contento, pero luego piensas y te preguntas por qué a ellos sí y a nosotros no... y te quedas despagado», reflexiona.
Ian resalta que la pilota ha de caminar por sí sola. «Se deben buscar patrocinios públicos para no depender de los políticos. Pero que no nos esponsoricen por lástima, sino porque realmente quieran y vean interesante nuestro deporte», afirma el pilotari, que se ve en activo más allá de los 30: «No juego por los ingresos, sino porque me gusta. Está claro que si sacas algo, mucho mejor. No me planteo cuándo voy a acabar... espero llegar a los 35 y, a partir de ahí dependerá de cómo esté».
El campeón del Individual de raspall, se posiciona, por último, sobre el incremento de jugadoras de raspall. «Es algo positivo, las chicas son fundamentales para la pilota», comenta Ian Álvarez, que añade a este respecto: «Es que hay que animar a los niños, a las personas mayores... cuanta más gente haya, mejor para la pilota».
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