La incierta desescalada de la pilota

La pilota prepara su particular desescalada sin un horizonte de cuándo podrá volver a celebrar partidas. En el ámbito profesional, el más condicionado por la gran relevancia de cada euro que se pueda ingresar, está relativamente cerca el momento de volver a los trinquets, pero sólo para entrenar. Los jugadores que están en nómina de la Fundació, afectados por un ERTE, se ejercitan de momento en casa como el resto de deportistas en España, con la única referencia de que el Individual se ha trasladado a final de año. Peor es la situación económica de muchos otros, que cobran por partida disputada y cuyos ingresos completan con actividades relacionadas con el deporte y la educación, paradas sine die a causa de la pandemia.

La Fundació se prepara para una primera fase en la que no se dan fechas. Ya se han realizado contactos con la Generalitat para negociar que los pilotaris puedan entrenarse cuanto antes en el trinquet. Se ha asumido que los jugadores no podrán competir sin antes haber recuperado las sensaciones con la pelota de vaqueta dentro de una cancha. Por eso, la idea es que los municipios autoricen la reapertura de las instalaciones sólo para que los deportistas de élite se ejerciten.

La pretensión es que los trinquets –en su mayoría municipales– estén a disposición en un primer momento sólo si en la localidad reside un pilotari profesional. En ese caso, y siempre manteniendo los protocolos de mantener unas medidas sanitarias, los jugadores podrían entrenarse. Quedaría por definir si han de hacerlo en solitario o tienen la opción de acudir con alguien que, al menos, haga de sparring.

El inconveniente de ello es que nadie sabe cuándo se pasará a una fase de competición. Sí se ha estimado que serán necesarios un mínimo de 15 días para que los jugadores puedan afrontar una partida de élite. El problema es que entre los gestores de la vaqueta nadie aboga por presionar para volver a llevarlas a cabo. Se tiene el lógico temor a un positivo, y se ha asumido que habrá que esperar a que otras modalidades más mediáticas retomen la actividad.

La opción de disputar partidas a puerta cerrada, como se plantea el mundo del fútbol, el baloncesto o el motociclismo, está por ahora descartada. De momento, porque nadie afirma de forma tajante que finalmente la Lliga se complete sin público en el caso de que À Punt proponga y compense la celebración de partidas en directo. Los patrocinadores también tendrían mucho que decir. Fuentes de la Fundació consultadas, no obstante, insisten en la medida acordada en la última reunión con trinqueters y pilotaris: se va a priorizar en las competiciones oficiales (Lliga –estaba a medias–, Individual y Copa) y si se puede retomar la actividad hasta finales de junio hay tiempo para completarlas.

La puerta cerrada no se quiere contemplar en el mundo profesional por las particularidades de la pilota, donde el público ha sido siempre una parte activa del juego, además de aportar un relevante pellizco de ingresos por las apuestas y las entradas. La vaqueta se mira una vez más en el espejo del hermano mayor, el frontón vasco: de momento tampoco se va a jugar sin gente en las gradas, pero ya llega el runrún desde el canal autonómico de que pueden televisarse partidos en directo a puerta cerrada.

Sí se contempla la puerta cerrada en la Federació de Pilota Valenciana (FPV) para las competiciones de clubes, de ámbito amateur y donde la presencia de público es menos relevante, aunque igualmente hay patrocinadores que las sostienen. En este organismo, que también planteó un ERTE ante la caída en picado de la actividad, ya reorganiza su calendario para disputar antes los torneos que garanticen –o en que mejor se pueda cumplir– la distancia de seguridad entre jugadores para evitar contagios.

En agosto se van a programar individuales de raspall, escala i corda o galotxa, donde los jugadores están separados en todo momento. Más problemáticas son el frontón o one wall, donde se comparte espacio. Respecto a Pilota a l'Escola, a los centros se les va a dar la opción de disfrutar las 250 sesiones que quedaron pendientes entre septiembre y octubre, antes de iniciar la edición del próximo curso.