Iván Esparza se ha hecho a sí mismo el mejor regalo de Navidad. Desde que quiso ser pilotari viendo l'Alqueria Blanca, desde que ... descubrió a Moltó y deseó ser como él, el joven talento de Ontinyent se entrena cada día para ser el mejor manomanista de raspall. Y este sábado, mientras muchas casas ultimaban ya los preparativos para la cena de Nochebuena, él se ha enrollado las manos para consagrarse. Para arrasar a Ian, todo un campeón del torneo que sueña alzar, en el nuevo Trofeu Mà a Mà.
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Ha dominado la partida, que ha ganado sabatera (25-0). Ha sido muy superior en los cuatro primeros juegos y cuando ha querido reaccionar, al campeón de 2017 ya no le ha quedado margen. Ha peleado desde el resto para tratar de imponer su veteranía. Ian sabe que estas partidas no se ganan hasta el último quinze. La final de Piles ha empezado con él como favorito (la postura daba de 5) y ha acabado otorgando de 15 en favor de Iván. '¿Y si se pone nervioso al verse ganador?', quizás ha pensado Ian en ese último juego de casi 20 minutos en el que ha sacado todo lo que tenía para tratar de voltear la partida. Pero no. El de Ontinyent no ha modificado el gesto. Ni siquiera en la entrega de premios. Tampoco cuando ha estado dos veces val-30 en contra.
Ni una rendija. Ha seguido a lo suyo. Haciéndose fuerte con su saque, aunque fuera raspando desde el zero i mig. La pelota le salía igual de violenta que se la pusiera en juego al aire. Ha igualado en los dos momentos críticos. Y luego, en cuanto ha tenido val, ha puesto sobre las losas las fuerzas que le quedaban para aniquilar a Ian.
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«Estoy muy contento, esto va para toda la gente que me ayuda cada día. A los de siempre y a los que he podido conocer en este 2022», ha comentado: «Y a Genovés II, que me ha ayudado en algunos problemas que he tenido». 2021 fue el del primer título importante, la Copa. Este año no había ganado, pero termina con Iván consagrado como manomanista. ¿Sueño conseguido? No.
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Su camiseta azul, con la que ha arrasado en la final de Piles, le recuerda que aún le queda un enorme esfuerzo para hacer realidad el sueño: ser el rey del raspall. «He mejorado muchas cosas, pero aún tengo que ganar a Tonet IV», ha comentado en el micrófono de À Punt al finalizar la partida. Aún. Respecto máximo para el número uno, pero el jovenzuelo de la Vall d'Albaida ya se ve con posibilidades de mirar a los ojos, retar y vencer al caníbal que lleva tres años dominando el Individual con brazo y mentalidad de acero.
Iván ha arrasado en el Trofeu Mà a Mà, donde Tonet IV no ha estado por unas molestias. Fue campeón de su grupo y en la semifinal no le concedió ningún juego a Salelles II, subcampeón del Individual de 2022, donde sólo cedió ante el mitger de El Genovés. Y en la final, otra partida sabatera a favor del de Ontinyent. Se plantea un 2023 apasionante en el raspall de élite. Y ya hay una partida que todos quieren ver el próximo año: Iván contra Tonet IV. Uno contra otro. Sin nadie más. Frente a frente. El número uno contra el aspirante a discutírselo.
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