Muedra II, un talismán en la ferida

A sus 16 años, Jorge Muedra Vela ha irrumpido en el panorama profesional gracias al buen manejo de la vaqueta en cada inicio del quince al resto. «Estoy contentísimo porque confían en mí siendo tan joven. Creo que lo hago bien», explica. No obstante, su juventud no le resta presión a la hora de 'ferir'. «Cuando tienes una media falta y el trinquete está lleno, eso te afecta. Yo no me suelo poner nervioso, pero dentro de mí sé que si fallo puedo decantar una partida», comenta el de la Pobla de Farnals.

Muedra II juega a pilota desde los cinco años en el club de Massamagrell. De casta le viene al galgo. Su padre fue profesional en la punta, incluso ganó la Liga de 1997 junto a Alvaro y Oñate II. No obstante, una lesión lo apartó demasiado pronto de las canchas, pero todo lo aprendido se lo traslada a su hijo. «Me aconseja en todo lo que puede», recalca.

Aunque no solo recibe sapiencias de su progenitor. Otros feridors como Miguelin le ayudan cuando descubre un 'dau' nuevo. «En Massamagrell me dijeron que buscara el golpe, que no botara dos veces en la escala. Estos consejos tranquilizan y luego, con la experiencia, sacas tus propios conceptos del trinquete», detalla. A pesar de que empezó en 2020, Muedra II ya es un habitual del Tio Pena, Vila-real, Vilamarxant y Pelayo, entre otros.

Esta aventura empezó cuando Muedra II sacaba en las partidas de juveniles en Massamagrell. Fue entonces cuando Manolo Soro, trinqueter, le fichó para los mayores y luego empezó en Pelayo. El premio gordo llegó con la llamada de Tino Bendicho, director deportivo de la Fundació per la Pilota, para ser feridor en el pasado Individual. Muedra II se estrenó en Xàbia y continuó en Bellreguard. Desde entonces, el de l'Horta Nord también ha sido feridor en la Liga y es un auténtico talismán en el actual mano a mano. Marc, Genovés II, Jose Salvador y Pere Roc II así lo atestiguan.

Estos resultados sitúan a Muedra II en la terna de feridores a tener en cuenta en el sorteo de semifinales, aunque no abandona el sueño de llegar a ser profesional. «Soy 'mitger' y me encanta jugar en el trinquete. Espero alcanzarlos en un par de años», ansía un feridor que, además, sabe sacar «con la mano arreglada y sin ella», añade. Sin duda, una clara ventaja sobre sus competidores de una figura clave en el futuro de la escala i corda.