Así nació la galería de la fama del trinquet de Pelayo

En su funeral, a Tonín le pusieron en un bolsillo una pelota de vaqueta. Él lo habría querido así. Nadie recuerda que alguien haya contado algo negativo de él. Nadie discute su presencia en la galería de la fama. Tampoco la de Paco 'Genovés'. Son las leyendas que los aficionados más experimentados aún han visto jugar. También quedarán algunos que disfrutasen a Juliet d'Alginet, el gran rival del Rovell. Y era precisamente él quien todavía podía hablar de Nel de Murla y de Quart.

Estos cinco pilotaris son los que en su día resultaron elegidos para integrar la galería de la fama, los icónicos retratos que coronan la grada superior al dau del trinquet de Pelayo. «Me'ls he de carregar a tots», decía hace mucho tiempo Rovellet, siempre socarrón, cuando aún vivían Juliet y Genovés. «A mi si volen, que me lleven», proclamaba cuando se hablaba de la controversia que siempre ha generado una iniciativa que viene de tiempos en los que el trinqueter de la vaqueta era Arturo Tuzón.

El hijo del que fuera presidente del Valencia, en la prolongada etapa previa a la adquisición del trinquet por parte de José Luis López. La familia Tuzón gestionó el trinquet durante tres generaciones. Adquirió el traspaso Eugenio Tuzón después de vender una empresa en el País Vasco, y realizó una importante reforma en los años 80. Luego fue trinqueter Arturo Tuzón, antes de que asumiera el cargo su hijo, del mismo nombre, cuando inició su proyecto en el club de Mestalla.

La idea de la galería de la fama surgió en los años 90 y de una forma casi espontánea. Al menos así fue su ejecución: «Fue para una final del Circuit Bancaixa –la actual Lliga de escala i corda–, que queríamos hacer algo especial, que la gente quedase sorprendida al entrar. Recuerdo que estuvimos colgando los carteles hasta altas horas de la madrugada», apunta Tuzón.

¿Pero cómo se eligieron esos cinco nombres? En alguna ocasión se ha apuntado que los escogió Arturo Tuzón de manera arbitraria. «¡Ni pensarlo!», exclama: «Lo estuve consultando con los más mayores, los más veteranos del trinquet, personas que hubieran visto pilota durante décadas». El extrinqueter también afirma que se estuvo dando vueltas a cómo acotar a los jugadores que podían acceder a esa galería de la fama: «La idea era colocar con el tiempo a cinco por demarcación, restos, mitgers y punters. Y decantarnos por jugadores que hubieran dominado en Pelayo durante una década. Ganando a los tres mejores con un compañero de menor categoría».

Acotado a la catedral

Tuzón insiste en eso: en que dominara en la catedral de la vaqueta. «Hay muy buenos pilotaris que han sido figuras por Gandia, o Burriana... y cuando han venido a Pelayo no han jugado nada», indica. Una de las mayores controversias es la de Eusebio de Sueca, aunque hay quien también abre el debate de si debería estar Álvaro.

En los 90, cuando se realizó esta elección para la galería de la fama, el de Faura estaba en activo. Luego, hasta la fecha, ya no se ha querido volver a abrir el melón. En aquella primera criba incluso participó Rovellet. «Yo le decía que muchas veces se infravaloraba. Y en ocasiones le repetíamos que él sabía lo mucho que jugaban todos... menos él mismo», recuerda Arturo Tuzón. El propio Rovellet fue uno de los valedores de las candiidaturas de Nel de Murla y de Quart: «Siempre decía que el tío Nel lo llevaba a él de la mano a la escuela. Y de Quart, es que estaba enamorado de su juego».

Y así era, pues en la última entrevista que realizó, durante un evento organizado por el club de Pelayo en la catedral, volvió a afirmar que era el mejor jugador que había visto en su vida. El proyecto se quedó en una vía muerta. Tuzón reconoce que Grau, el único mitger que ha sido capaz de ganar el Individual, sin duda merece estar en la galería de la fama. Y ahí figuraría si se hubiera seguido con la iniciativa. «Pero es que hay muchos donde elegir. Xatet II de Carlet, pero es que el padre también jugaba 'barbaritats'. Sin duda Sarasol II, Mora, Llopis...», enumera el extrinqueter de la catedral, que continúa: «Y si hablamos de los punters, también hay bastantes que eran muy buenos, como Gómez, Xato de Museros, Pascualín...».

Arturo Tuzón cesó en esta labor en 2015, con el conocido terremoto, pues si Pelayo hubiera cerrado sus puertas, ya no habría podido reabrir sin una nueva licencia de actividad: más moderna, con más exigencias, como la construcción de emergencias, que ahora está en proyecto. José Luis López adquirió el trinquet, que desde entonces ha tenido varios gestores. Ahora vuelve a estar en manos de Daniel Ribera. Nadie ha osado por el momento a meter mano a la galería de la fama. Ahí siguen Nel de Murla, Quart, Juliet, Rovellet y Genovés.

«Le he dado alguna vuelta a la cabeza, algo habrá que hacer en el futuro, pero no es el momento», argumenta Ribera, que tiene un proyecto para modernizar la imagen de Pelayo. El trinqueter sabe que el asunto de la galería de la fama es un avispero. Se haga lo que se haga, habrá detractores. Sólo hay un aspecto en el que hay acuerdo unánime: que nadie toque a los cinco que ya están.