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Puchol II ha pasado el ecuador con un agradable aroma a excelencia. Todo pilotari profesional piensa en el Fris Grec. Aunque lo niegue, como es su caso. «Esas cosas os gustan mucho a la prensa... yo me centro en disfrutar de cada momento. ¡Que cada año aquí es muy duro y no sabes cómo se va a dar!», asegura. La realidad es que él se halla en uno de esos estados de gracia en los que el rival no halla grietas. Le sucedió este sábado a De la Vega, que en un santiamén iba dos juegos por debajo en un trinquet tan dauero como Pelayo, donde no pocas finales se han ganado en la reballada.
Pero a Puchol II no le hizo falta. Dio una sensación de superioridad pasmosa como lo proclamaría el tanteo final (60-25). «No es excusa, ha estado mejor y hay que darle la enhorabuena», señalaba De la Vega cuando se le preguntó si las molestias que arrastra en el hombro izquierdo le mermaron: «Yo quería más peloteo, pero Javi te la tira arriba desde cualquier sitio. Es un digno campeón».
¡Y tanto! No dio ninguna opción desde la parte del dau y apretaba siempre que podía desde el resto, el lado de Pelayo donde sumar es un trabajo casi hercúleo. En apenas diez minutos, ya tenía la partida donde quería (20-10). «Me he encontrado a gusto todo el campeonato. He adquirido una ventaja que me ha permitido estar más tranquilo. Estoy contento por la actitud que he demostrado», analizaba ya después de la ceremonia de trofeos el campeón. Y lo cierto es que para analizar su tercer triunfo no hay que ceñirse a la victoria contra De la Vega.
No sufrió -o al menos esa fue la sensación que dio desde fuera- contra Marc... ni frente a Santi, ni con Salva Palau. Y la partida ante De la Vega fue un calco de un Individual que podía haber afrontado con dudas. Sin seguridad por el año tan extraño del coronavirus, por la entonces reciente derrota en la final de Copa, y por el hecho de ser el primer mano a mano sin estar tutelado por el grupo de entrenamiento de Pilota 3.0.
Pero no. Desde fuera ha transmitido que ha alcanzado la madurez y que roza la excelencia. Llevando la iniciativa en cada quinze, sin obsesión alguna por la potencia y sí en buscar los recovecos del trinquet... y asfixiando con cada pelotazo al rival de turno, ayer, a De la Vega. «¿Esta ha sido la mejor? ¡No sé yo, eh...! Que en la de 2016 Soro III y yo tiramos un montón de pelotas arriba», protestaba. Sí, aquella partida fue un pulso mirándose a los ojos, un derroche físico que decidió el de Vinalesa, en parte, porque halló la complicidad de la lona de Pelayo desde el dau.
Y en 2018 tuvo que imponerse a Pere Roc II, con ambos algo mermados. En 2020 Puchol II ha llegado en un momento óptimo y más experimentado. «No he hecho nada diferente. Mi día ha sido como el de cualquier sábado con partida en Pelayo. Está claro lo que supone esta, pero he querido darle normalidad», afirmó.
También intenta buscarla el que sería su nuevo 'consiglieri' si esto fuera una película de mafiosos. El botiller, Vicente Alsina, el hombre que ha seguido desde niño a 'Pucholet' y que en este Individual, tras la ruptura de este con Pilota 3.0, ha adquirido un papel más activo. De la Vega vio alejarse casi todas sus opciones cuando, en la mejor ocasión para romper desde el resto -con ventaja de 15-30-, dos pelotas le bajaron de la galería. Desde entonces, la cuestión residía en cuánto tiempo tardaría el de Vinalesa en arrancarse la camiseta pasto de la euforia.
Sólo concedió dos juegos (ambos al resto) y lo hizo desde el dau, girándose hacia el palquet: bastante sobrio y tampoco demasiado eufórico. Pero sí sonriente, con un rostro que denota el enorme respeto y amor fraternal que profesa a Vicente Alsina. «Lo conozco de toda la vida, y ha padecido en los entrenamientos lo mismo que yo. Me ha venido a la cabeza, quería abrazarlo y compartir con él la alegría de haber ganado el Individual», afirmó.
«Sabe mucho de pilota. Técnicamente, tener una persona así te da mucha serenidad. Me ha transmitido mucha tranquilidad», comenta Puchol II sobre el que fuera seleccionador. Mira al futuro y el escaleter de Vinalesa se muestra optimista. «Soy un jugador de fuerza e intento aprovechar mis cualidades. Me encuentro en un gran momento. Todos tenemos alguna molestia, pero no sufrir lesiones importantes, ayuda. Y quiero seguir llegando a las fases finales de los campeonatos», comenta.
Puchol II, campeón del Individual «Me encuentro en un gran momento, sin lesiones graves. La única pega es la situación de que no pueda venir gente al trinquet»
Puchol II, campeón del Individual «¿El Fris Grec? Si llega, ya lo disfrutaremos. La pilota es un camino largo, y hay que saborear cada año como se vaya dando»
De la Vega, subcampeón del Individual «Ha sido superior, no #hay más explicación. Le doy la enhorabuena. Ha pasado todo deprisa, en las finales puede ocurrir esto»
De la Vega, subcampeón del Individual «El hombro me hacía mal, pero no es excusa. Podía tirarle, no pasaba como #en la semifinal. Espero disfrutar más la próxima»
Si sumar el tercer Individual es hacer historia, al 2020 de la pandemia Puchol II debe añadirle la Lliga y haberse quedado en la final de Copa. Ha rozado un triplete que nadie ha conseguido todavía, ni en escala i corda ni en raspall. No hay quien ponga en duda que, a sus 29 años, ya se ha encaramado al altar de los grandes de la vaqueta. Las comparaciones generan debates, así que no merece la pena nombrar mitos que a todo aficionado se le puedan venir ahora a la cabeza.
Pero donde no hay ya discusión es en que Puchol II ya ha marcado una época. Gane o no ese Fris Grec para el que necesita otros dos títulos del mano a mano. Aunque su reinado vaya a ser en esta edición más corto, pues la previsión es que el siguiente Individual se dispute en primavera. «El día que me retire, si queremos contar cuántos he ganado, ya lo haremos. Ahora me centro en cada día, y el próximo lo prepararemos con la tensión que te impone esta competición», subrayó el escaleter.
De la Vega, con 22 años, sabe que su primera final, en la que cedió en sólo una hora, debe servirle en su camino hacia una excelencia que Puchol II puede haber alcanzado con 29. Está en un momento óptimo, ahora el reto es mantener ese estatus o mejorarlo. «La única pega de todo esto es que no pueda haber venido público al trinquet», reconoce.
Las nuevas medidas anunciadas este sábado por la Generalitat permitirán poner fin por segunda vez a la puerta cerrada, situación que no se había dado en la historia de la pilota. La normativa permitirá, desde el jueves, que en el deporte no profesional -sólo afecta en España al fútbol y baloncesto masculinos- pueda llenar el 30% del aforo o un máximo de 150 espectadores. Y eso en los trinquets, excepto en grandes finales, es la normalidad.
Por ese motivo, aunque este sábado no se había hecho oficial, en Pelayo ya se hablaba de que la final del Individual de raspall -programada para el próximo domingo en Bellreguard- entre Tonet IV y Moltó se celebrará ante 150 personas.
También se abrirá Pelayo de cara al Trofeu de Mestres, último gran campeonato del año. De hecho, las dos semifinales estaban en principio programadas para el miércoles y se van a reubicar el jueves. Esto se debe a que la medida que permite la entrada al público entra en vigor el día 10. Esto beneficia, sin ir más lejos, a Puchol II, que contará con una jornada más para recuperarse de la final de ayer.
También es más que previsible que desde ese jueves se abran los trinquets que organizan partidas del día a día de escala i corda o de raspall. Y es que habitualmente en uno de estos eventos difícilmente acuden más de 150 personas.
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