Puchol II rompe su último maleficio

Quizás el último fuera lo de no ganarlo en año impar. «¡Como lo del trinquet de Vilamarxant! Los maleficios están ahí por culpa de los contrincantes, si ellos la tiraran por debajo de la cuerda... Mira si lo he tenido complicado en esta, ¡Lluís ha jugado súper bien!», analizaba Puchol II sentado en la tarima donde minutos antes había alzado su cuarto Individual. Este domingo empezará a digerirlo porque anoche bastante tenía con generar algo de energía para celebrarlo con los suyos.

La había gastado toda para abrazarse con Alsina, con Bene, con su padre y encaramarse como un gato por los escalones hasta la galería del resto. Puchol II lo celebró como nunca con sus incondicionales porque era consciente de que había ganado una final soberbia. Y emotiva, porque el público tenía ganas de vibrar en una partida por el título del Individual algo que, como tantas cosas, la pandemia robó en el infausto 2020.

La gente -los de uno, los fans del otro y los neutrales- vibró con el juego de dos gladiadores y les premió en tres ocasiones con la lluvia de almohadillas, clásica en la pilota tras un gran quinze. Como el que Puchol II y De la Vega (este en el dau) se jugaron junto a la cuerda con 15-15. Se lo llevaría el de Almussafes, que derrochó técnica para apretarle las clavijas a su contrincante.

«A Lluís da gusto verle jugar, la gente disfruta con él en el trinquet y eso es importante, porque ese es un problema que tenemos en la pilota. Necesitamos que haya partidas así para que el público quiera llenar las canchas», reflexionó un Puchol II maduro. En plenitud tanto sobre las losas como con su discurso.

En Pelayo dio la sensación de que, como hicieron en su día Genovés y Sarasol -palabras mayores-, estos dos pilotaris pueden solapar sus hegemonías. «Javi es un digno campeón. Tiene mucho poderío y cada vez que le queda buena te la tira arriba. No lo he visto en nadie desde hace mucho tiempo. Va a ser difícil quitarle el número uno, pero yo voy a trabajar y a usar todas mis armas en intentarlo», señaló De la Vega: «Igual con un poco de suerte habría ganado. Me voy a casa con la sensación de haber completado una muy buena final».

El de Almussafes puede estar seguro de ello. Como Puchol II, que aprovechó la única rendija que ofreció su rival en el dau. La moneda salió azul y el trabajo era para el número uno. En Pelayo, eminentemente dauero y más en el Individual, quien comienza desde esta parte tiene mucha ventaja. Esa lección se la aprendió el de Vinalesa hace tiempo, sobre todo en 2018, cuando gracias a la reballada ganó a Pere Roc II en iguales a 55, llegando ambos pilotaris mermados a aquella final.

En la de ayer apretó y... ¡bingo! De la Vega se mostró errático en ese dau y Puchol II rompió desde el resto. A partir de ahí, cada uno con sus armas, sumó desde el dau. De la Vega sobrio y muy técnico, usando con maestría y delicadeza ambas manos. Puchol II experimentado, hallando con facilidad la galería cada vez que su rival se concedía alguna oportunidad, sobre todo en el rebote y, desde l dau, en la caída de escala.

De la Vega tuvo cerca la ocasión de romper desde el resto con 30-25 y 0-30. Pero una pelota que le cayó de la galería le alejó el val. Era el día de que Puchol II quebrara su maleficio y divise ya el preciado Fris Grec. «No me aporta nada pensar en el largo plazo. Quiero disfrutar igual de una partida del día a día y de una final», replica él. Que así sea.