Borrar
Urgente La jueza de la dana imputa a la exconsellera Pradas y al exsecretario autonómico Argüeso
Tino, en el trinquet de Pelayo. ANUKI BILBO
Tino Bendicho: «Soy del pueblo: jugador de pilota y horchatero»

Tino Bendicho: «Soy del pueblo: jugador de pilota y horchatero»

El director deportivo de la Fundació explica las claves de su carrera: «Toda mi vida ha estado ligada a la alta sociedad valenciana, pero no formo parte de ella»

cayetano ros

Jueves, 20 de agosto 2020, 23:24

- ¿Teme la crisis de los 50?

- He pasado crisis peores. Hace dos años me trasplantaron un riñón. Toda la vida siendo deportista, sin fumar ni beber, y me dicen que el riñón se fundirá en poco tiempo y que entraré en diálisis. Eso sí es una crisis. Esperé un año y 10 meses hasta el trasplante, una espera jodida. Pero ahora estoy de puta madre. Empiezo a hacer deporte.

- Siempre ha sido un torbellino...

- Soy nervioso, vitalista y no me doy nunca por vencido. 'Avant, avant, avant'. Solo me vengo abajo porque soy muy exigente conmigo mismo y hay retos muy difíciles. A veces me frustro.

- También sufrió un grave accidente de moto.

- Yo iba con una Vespa, un coche se saltó un semáforo y me lanzó muchos metros por el aire. Me rompió la órbita del ojo, muy cerca del nervio óptico. Me operaron y, a los tres meses, ya estaba bien. Ahora veo mejor que muchos de mi edad.

- ¿Listo o inteligente?

- Una mezcla. No tengo miedo al vacío, al acantilado, yo me tiro y ya está. Y me he estampado muchas veces. Hostias fuertes, pero el 'no', no lo conozco. Dirijo una empresa (de horchata) y tengo muchos problemas con mis directivos porque quiero ir más allá. Soy valiente y constante. Hasta que no acabo un proyecto, no paro.

- ¿Cuándo se ha estampado?

- Cuando tenía toda la fábrica de horchata montada, vino el desenganche de una empresa muy importante, y toda la crisis de 2008. Pero salimos a flote.

- ¿Cómo acaba de director deportivo de la Fundación?

- Me retiré de jugador en 2013. Acabé saturado y estuve cinco años sin querer saber nada. Empecé a hacer triatlones. El problema del deportista es aceptar es que su vida deportiva se está acabando. Pero cuando José Luis López entró en el trinquet, me ofreció ser presidente del Club de Pilota de Pelayo. Y después me propuso entrar en la Fundación. Más tarde, en el hospital por el trasplante, hicimos un proyecto que les gustó.

- ¿Los retos?

- La pilota es como una empresa familiar: todos quieren su trozo del pastel y todos quieren decidir cómo se ha de repartir. La Fundación intenta regular el mundo profesional y que el calendario sea claro: Liga, Individual, Copa y Máster. Y que se juegue el fin de semana. Tenemos 23 jugadores en ficha, que son los que pueden vivir de la pilota. Pero ni Puchol, el número 1 sin discusión, va a poder vivir de rentas. Antes era mucho más fácil: los pilotaris ganaban mucho dinero y era fácil invertir en naranjos.

- ¿Cómo se supera el victimismo?

- Con dinero. El dinero lo arregla todo. Que los deportistas vivan bien. La pelota es todo: el mundo profesional y al amateur. La gente a veces no lo distingue. Y hay que diferenciarlos. Una partida puede congregar 70.000 espectadores en À Punt. Tenemos un presupuesto de 1.200.000 euros, 55% de financianción privada y 45% pública. Lo ideal sería llegar a dos millones para que, con los sueldos de los jugadores, se puedan hacer muchas cosas.

- ¿Por qué ya no hay jugadores carismáticos?

- Porque no tienen esos carácteres. Aparte de lo que jugaba, Genovés era lo que enganchaba. Yo he ido a tres restaurantes con él a comer (casa Mena, Pegolí y Mar Blau) y en ninguno le dejaron pagar. Todavía vivimos de las reminiscencias de Paco. El otro día, en Benissa, hasta el ministro de Cultura y Deportes [José Manuel Rodríguez Uribes], quiso conocerlo. El hijo de Paco, Jose, con 40 tacos, tiene un carisma brutal. Ha habido grandes jugadores desde Paco, Alvaro, Soro, Puchol, pero tienes que conectar con la gente. El deportista se debe al público, porque es quien lo levanta y quien lo baja.

- ¿Usted fue el primer 'punter' figura?

- Ha habido antes. Yo definía. Era capaz de hacer 20 o 30 'quinzes' en una partida. Como en la vida, era constante e incisivo. Y me crecía con la presión. No me daba miedo la igualada a 55. Quitando la Liga que gané con Álvaro, no he ganado con figuras sino con Tato y Mesquita o con Núñez y Melchor. Me gustaban las situaciones críticas.

- ¿La partida con la que más dinero ha ganado?

- Massamagrell 1988. Tenía 18 años. Llevé a casa 400.000 pesetas. Jugaba con Fenollosa y Grau contra Paquito, José María y Pascual. Se jugaron siete millones. La pelota hervía y se juntaron todos los postores. Llegué a casa con el dinero, se lo di a mi madre y ella me preguntó dónde lo había robado. Al día siguiente, me llevó a Pelayo y Arturo Tuzón, el trinqueter, le dijo que había sido el premio por ganar una partida. Mi madre estaba acojonada porque mi padre, en la empresa familiar, ganaba 80.000 pesetas al mes. Y yo, en un día, había ganado más del triple.

- ¿Cómo sentó en su casa que se dedicara a la pilota?

- Sentó regular porque en ese momento la pilota tenía fama de borrachos, jugadores de cartas, apuestas... Pero tuve el apoyo de mi abuelo Voro, de Foios.

- ¿Cómo es que estudió en un colegio del Opus?

- Mis padres siempre han sido trabajadores, pero tenía un tío maestro que daba clases en un colegio del Opus Dei, el Vedat. Y me llevó allí. El colegio me dio una ética y nunca me presionó para que fuera del Opus.

- ¿Con qué jugador disfrutó más?

- Me encantaban dos 'mitgers': Grau y Sarasol II. Pero mi ídolo era Pataques, Vicent, que siempre jugaba contra Genovés. Tenía una química con él: me enseñaba cómo se arreglaba las manos. Se me caía la baba.

- ¿Es cierto que usted, en una final del Bancaixa, falsificó las entradas?

- Sí, fue la final que gané con Álvaro. Estaba [Ramón] Sedeño de presidente. A la hora del reparto, solo nos dieron tres entradas a cada jugador. No tenía 'feeling' con él, compré una entrada, me fui a una imprenta de un amigo y le dije que me hiciera 100. Después no cabían los espectadores: estaban por las rejas de los focos. Pero fue una venganza. Yo no necesitaba 100 entradas, pero Sedeño me dijo que quién nos creíamos los jugadores que éramos. 'Los protagonistas', le contesté.

- ¿La afición por la motos desapareció tras el accidente?

- ¡Qué va! Tuve una Harley Davidson casi 20 años. Ahora tengo un Ducati Hypermotard y una Tmax. Antes una Honda MBX, un RD de tres y medio, una Kawa 600, una CR 1.000...

- Y era un asiduo del circuito de Cheste.

- Sí, estaba en ebullición el circuito. Un día nos llamaron para correr con carts a distintos deportivas. Competíamos por deportes. Era justo el año que Ferrero gana en Roland Garros (2003). Corro contra él, lo toco en una curva y se sale de pista. Entonces, Juan Carlos viene todo chulo y me dice: 'Me has sacado de la pista'. 'Estamos para pasarlo bien, no te preocupes', le respondo. Me toca varias veces en el hombro y yo, que era un toro con 30 años, le cojo la muñeca, la empujo hacia abajo y le suelto: 'Como me vuelvas a tocar, no juegas más al tenis'.

- ¿Fue traumática su separación matrimonial (estuvo 14 años casado con Esther Segura, hija del empresario Paco Segura)?

- Fue difícil por la filosofía patriarcal de su familia. Era como una deslealtad. La figura del padre estaba muy arraigada y a mí me costaba porque siempre he sido muy libre. No he sido nunca de imponer las cosas. Yo era inmaduro, ganaba aquí dinero para aburrir y cada día luchaba para demostrar que era independiente y no necesitaba a mi suegro. Yo no pertenecía a la alta sociedad y dijeron que había dado un braguetazo. Tengo demasiado carácter para aguantar eso. Te agotas de estar demostrando cada día. Ahora tengo pareja (Silvia), pero no me he vuelto a casar.

- ¿Cuál es la relación con sus hijos?

- Muy buena. Nos llevamos muy bien su madre y yo. El barco lleva un buen rumbo. Alex (24) está acabando Económicas y Esther (20) estudia en Londres International Bussiness.

- ¿Tanto dinero ganó con la pilota?

- Mucho. Ganaba 300.000 o 400.000 pesetas al mes.

- ¿Y de quién es la fábrica de horchata?

- Es de mi madre y me mi tío, los Mercader. Mi padre fue el comercial. Hasta que subí yo se dedicaba exclusivamente a hostelería y conmigo ingresamos en la gran distribución. Tenemos 25 empleados.

- ¿Qué supone la falla Convento Jerusalén?

- Toda mi vida ha estado ligada a la alta sociedad, pero yo no soy alta sociedad, yo soy del pueblo. Mis padres viven en Convento Jerusalén y desde que nací, mi madre, que tenía la horchatería en la esquina, haciendo buñuelos, me apunta a la falla para que disfrutara todo lo que ella no pudo. Eran los 70. En los ochenta entró la alta sociedad. Pero yo soy del pueblo: jugador de pelota y horchatero.

- ¿Dónde conoció a su exmujer?

- En la falla.

- ¿Y la pasión por la pólvora?

- Me encanta la pirotecnia. Cuando me casé, Laura Segura, mi cuñada, había sido fallera mayor de València (1994). Me casé en el Valencia Palace y me hacía ilusión tirar un castillo. Lo contraté y entonces el periodista Moisés Domínguez, que estaba enfrentado a mi suegro, me denunció a la policía para que no lo tirara.

- ¿Y lo tiró?

- Sí, cuando vino la policía, ya lo había tirado. Mi suegro también tenía mucha amistad con Rita (Barberá, la alcaldesa).

- Por último, ¿cómo es que un pilotari juega al golf?

- Cuando me hicieron la diálisis, el único deporte que podía era jugar al golf. Me ayudó en un momento delicado. En esta vida cada uno decide lo que quiere ser.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Tino Bendicho: «Soy del pueblo: jugador de pilota y horchatero»