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¿Cuándo aparecerá un mitger capaz de ganar el Individual? Los nostálgicos del trinquet llevaban demasiado tiempo formulando esa pregunta y añorando a Grau y Coeter II. Partidas del pasado que, en muchas ocasiones se considera mejor que el presente y el futuro. Justo lo que tiene Tonet IV, una fuerza de la naturaleza que con 22 años ha irrumpido a trompazos para hacerse un hueco en la historia de la vaqueta. Hay que honrar a Grau y Coeter II, por supuesto, pero también disfrutar de un joven que acaba de empezar a escribir su relato en la pilota de élite y que augura un buen puñado de páginas doradas.
«Me acuerdo de los que no están. De mi tío Pasqual, que siempre me acompañaba al trinquet y que faltó. Y de mi abuelo, el padre de mi padre, que le habría gustado ver esto», señalaba ayer Tonet IV, el nuevo rey del raspall, aún asimilando que había destronado a Moltó: «Todavía no soy consciente de lo que he logrado».
De lo que no tiene duda es de que Tonet II estaría hoy orgulloso. Jugador en las calles de las comarcas centrales a mediados del pasado siglo, falleció cuando su nieto tendría unos once años. Entonces el muchacho ya soñaba con ser campeón del Individual y brindarle un título a su abuelo. «Desde bien pequeño he querido ganar este torneo viendo las victorias en vídeo de Pasqual III y de Paco Genovés», subraya.
El primero inauguró la nómina de pilotaris de raspall que poseen el Fris Grec. «Tengo buena relación con él y en este campeonato, después de cada partida, me preguntaba cómo me había ido y me animaba», indica. El mito no quiso perderse el triunfo de un cachorro de la localidad que adoptó como nombre profesional. Estaba en el palquet y antes del inicio le susurró algo al oído. Esas palabras se las guarda el ya campeón del mano a mano de 2020. «Paco me dice que me ve muy bien, y siempre me da algún consejo», desliza Tonet IV.
Lo que no se guardó el joven de 22 años fue un gramo de energía, necesario para destronar a un Moltó que vuelve a aplazar la consecución del Fris Grec. «La sensación no es como la derrota de 2017... no llevaba una buena temporada, había tenido problemas en el brazo... Cuando jugué la primera partida del Individual, contra Roberto, estaba nervioso, pero este campeonato me ha dado oxígeno», afirma el de Barxeta tras ceder por 25-15.
Ese es uno de los grandes méritos de Tonet IV: que no sólo ganó por la suerte de la reballada. La moneda le sonrió y empezó en el dau, algo que para un mitger podía ser un arma de doble filo. Había entrenado el saque y el rebote, los teóricos talones de Aquiles frente a un resto, y más ante uno tan experimentado en el mano a mano. Durmió bien, madrugó, fue a dar de comer a los perros, volvió a casa, desayunó, ducha y al trinquet. Nada fuera de lo común para tratar que los nervios no le traicionasen.
Dotar de normalidad a una partida que no lo era en absoluto. «Estaba bastante nervioso», admitió Tonet IV. Pero en cuando se cantó el va de bo, hizo lo que mejor sabe: disparar. Desde la treta hasta en cada pelota en la que Moltó no le obligaba a defender. Con su saque, fue inquebrantable, pero el de Barxeta también daba la sensación de estar cómodo en ese lado del trinquet.
«Creo que pierdo la final por no colocar la pelota cuando la he tenido buena... y porque en la parte del resto no me he hecho el ánimo de irme hacia delante».
Los dos pilotaris dispararon como si no hubiera un futuro más allá del quinze que estaban disputando. Y quizás a Moltó le sobró algo de cálculo, de confiar que una partida larga le beneficiaba... aunque estuvo cerca de salirle bien la apuesta. A quien le salió cara fue a Tonet IV.
Con 20-15 y cada jugador defendiendo su saque, Moltó tenía 30-0. Parecía que todo iba encaminado a decidirse en el último juego con servicio de Tonet IV. Una pelota que se quedó parada al golpear en la cámara de televisión otorgó un quinze y un resquicio al mitger. «Yo me siento cómodo al resto, pero me empezaban a fallar las fuerzas. Me he hecho el ánimo de que era ahora o nunca», comentó. Elevó el nivel, peleando cada pelota, derrochando sus últimas energías, quizás sabiendo que si sumaba Moltó, estaba condenado.
Pero igualó a dos y luego tuvo val. Moltó no consiguió apretar con el saque y Tonet IV lo vio claro. Juntó sus fuerzas, la de su bisabuelo, la del abuelo y la del padre, que contenía la respiración. La energía de toda una saga en un brazo. Disparó pegado a la escala, hacia la izquierda de Moltó. ¡Quinze! El chico se derrumbó: «No me lo creía, estaba contento y orgulloso».
Razones tiene más que de sobra. Ya es un gigante de la pilota con sólo 22 años. Se convierte en el tercer mitger que alza un Individual en una temporada en la que tiene el condimento de haber ganado la Lliga y haber rozado la final de Copa. Con todo, la mejor noticia es que en Bellreguard pudiesen congregarse un puñado de afortunados para ver en directo, en plena pandemia, una partida que ya forma parte de la historia de la vaqueta.
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