El trinquet de Pelayo se abre a la comunitat china que lo envuelve. La excusa ha sido el año nuevo de la serpiente, que según ... el calendario de esta cultura asiática comienza el próximo 29 de enero. El restaurante que es la antesala a la catedral de la pilota invitó a en torno a 15 representantes de este país a un cóctel y a la partida del jueves. «El barrio de la Roqueta es multicultural, de los falleros, de pilota y de los chinos. Estamos muy contentos de estar aquí y creemos que podemos hacer algo para que haya comunicación entre las culturas», aseveró Haili Liu, presidente de la Asociación Centro de Cultura China de Valencia.
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La comitiva fue recibida en el restaurante, donde les ofrecieron algunas de las tapas del gastrobar. «Es la primera vez que observo la mano», comenta Kandy Wang, la responsable de comunicación de la asociación, en referencia a la obra de vareta del artista fallero Manolo García: «Ya nos han explicado que era la técnica tradicional, nosotros creíamos que siempre se habían hecho de espuma».
El picoteo se alargó porque la primera partida, de la Lliga femenina de raspall, también se prolongó. Después los chinos accedieron a la cancha, embelesados, observando cada detalle de la cancha. «Aquí habíamos venido a almorzar, que está muy bien. Muchos comerciantes chinos lo hacen... pero a la pilota no, porque no hay un deporte parecido en nuestro país», comenta Liu, que añade: «Al fútbol sí hemos ido varias veces. A Mestalla, incluso a ver partidos a Portugal. Nuestros hijos ya han nacido aquí, deben conocer la cultura de aquí y nos dicen que quieren que los llevemos al Valencia».
Kandy Wang sí tiene alguna noción, pero por referencia de alguien que le ha explicado que los pilotaris se arreglan las manos para golpear la esfera de los ocho gajos. «Un amigo español me ha dicho que la gente que pone algo por la mano. Que con una tiene más fuerza que con la otra, y está siempre practicando. Me explicaba algunas cosas, pero no lo conocemos», señalaba minutos antes de entrar a la cancha. Allí les esperaba el trinqueter, Daniel Ribera, con un montón de almohadillas que, como el resto del público, iban a poder utilizar a modo de escudo.
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«Les he dicho que el público también juega, así que si les viene la pelota, que no la impulsen», precisa Ribera al tiempo que acomoda a los recién llegados en la escala, a la altura del 7, donde es menos probable que la vaqueta les golpee. «Les hemos dicho que terminen el cóctel, pero ellos han respondido que querían estar desde el inicio para ver el saque. Y en la escala, que les habían asegurado también que es más emocionante», especifica Ribera.
Una vez ubicados, con retraso por la duración de la primera partida, el trinqueter exclama: «Va de bo!». La vaqueta resuena y un grupo de chinos podrán viven su primera tarde en Pelayo. «Es toda una noche de fiesta», afirma Liu sobre la celebración de su Nochevieja. Un buen propósito de año nuevo, el nuestro y el de la serpiente, es la de fomentar más el siempre enriquecedor intercambio cultural.
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