Badosa, la estrella pulida en la Albufera

La nueva Paula Badosa es capaz de ganar a cara de perro un tie break tras más de una hora de un set durísimo. De levantar la cabeza tras encajar un 6-2 y de sobrevivir en una tercera manga donde su rival se hizo fortísima en el servicio. De apretar los dientes tras perder su saque y de que su contrincante se pusiera 30-0, a dos puntos de cerrar el partido. De resetear después de tres horas de partido y disputar un desempate superlativo para cerrar el triunfo más importante de su aún incipiente carrera. Y todo ante Victoria Azarenka, una estrella más que consagrada. Ella también lo es ya y, tras el triunfo en Indian Wells (por 7-6, 2-6 y 7-6) que venía mereciendo desde hace meses, amenaza con brillar cada torneo con mayor fulgor.

«Paula ha ido evolucionando en todo y este año ha explotado todo el talento que tenía». Esto lo asegura alguien que conoce muy bien al nuevo diamante del tenis español. De una forma u otra, el valenciano Jorge García lleva una década presente en la carrera de Badosa. Quizás por eso, cuando la barcelonesa nacida circunstancialmente en Nueva York se repuso de su primer golpe de euforia tras ganar Indian Wells, al primero que abrazó fue a su entrenador desde hace dos meses. Luego se fundió en otro con su pareja y el resto del equipo.

Jorge García conoció a Paula Badosa cuando ella tenía 14 años. «Era cadete de primer año, la mejor de su generación, que era muy buena. Muy amiga de Sara Sorribes», recuerda el técnico, satisfecho, horas antes de tomar el vuelo de regreso a España. Estuvo tres temporadas trabajando con ella en la academia Tennisval, establecida en El Saladar de Silla, en plena Albufera.

Los caminos se distanciaron cuando Jorge García trabajó como entrenador de Sorribes. Seguían en contacto y tiempo después volvió a entrar en el equipo Badosa, cuando ella se ejercitaba a las órdenes de Xavier Budó, en Barcelona. Badosa ganó entonces el Open Ciudad de Valencia (2018) y meses después debutó en cuadro principal de un Grand Slam. «La acompañaba algunas semanas, pero no fue posible seguir porque yo entonces estaba centrado en Carlos Taberner», indica el entrenador.

De nuevo sin perder el contacto, los caminos de ambos volvieron a distanciarse hasta hace un par de meses, tras el US Open. Fue Badosa la que telefoneó a Jorge García. «Estuvimos hablando de trabajar hasta final de año, pero también de un proyecto más a largo plazo», precisa el técnico valenciano, confirmando de que ya preparan 2022 y con mucho optimismo: «Para mí, es capaz de todo, es muy buena y no tiene techo. Con calma, puede conseguir lo que se plantee».

Jorge García subraya una y otra vez que Paula Badosa venía ofreciendo un nivel elevadísimo todo el año. «Venía creciendo mucho y ha roto en los últimos meses. Hemos incidido en que debía mantener la calma, trabajar con tranquilidad, que es algo muy importante cuando has cambiado de entrenador», señala el técnico valenciano.

La campeona de Indian Wells prepara su futuro inmediato entre Madrid y el Resort Mas Camarena, el centro de operaciones de G-tennis, el proyecto del que forma parte Jorge García junto a Daniel Gimeno-Traver y los hermanos Sergio e Iván Gallego. Antes de viajar a Estados Unidos, estuvo unos días entrenándose en la Vall d’Uixó con su amiga Sara Sorribes. No es de la Comunitat, pero Badosa se curte aquí.

Casi seguro disputará el trofeo de maestras y estará en la nueva Copa Federación, del 1 al 6 de noviembre en Praga. «Físicamente es un portento y mentalmente ha evolucionado una barbaridad», incide Jorge García. Apenas queda rastro de la Paula Badosa a la que lastraron las enormes expectativas que se depositaron en ella. Depresión, ansiedad... hasta que se ha concienciado de que con 23 años, el futuro es suyo. «Todo lo que le ha pasado la ha hecho más fuerte», concluye Jorge García. Está plenamente preparada para reinar en un circuito WTA cada vez más igualado.

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