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LOURDES MARTÍ
Domingo, 8 de abril 2018, 00:18
valencia. La plaza de toros será hoy una olla a presión. La selección española buscará la remontada en un escenario en el que no cabrá un alfiler. Ayer, mucho antes de que se disputara el encuentro de dobles, las taquillas ya colgaron el cartel de no hay billetes. La afición ya había retirado todas las entradas atraídos sobre todo por el compromiso entre los primeros espadas de ambos equipos: Rafa Nadal y Alexander Zverev.
Sin embargo, la derrota de los López convierte al partido de David Ferrer y Philipp Kohlschreiber en igual de determinante que el que se disputará antes con la mejor raqueta del mundo como protagonista. Por ello, una vez concluido el largo partido de tenis, la demanda de entradas para hoy se disparó. Los portales de internet y las redes sociales se convirtieron en la última oportunidad de los que no quieren perderse la jornada de esta mañana.
En ese enorme tablón de anuncios que es la red también se pronunciaban los que ofrecían las entradas. ¿Los motivos? Alguno desde Madrid decía que le era imposible desplazarse hasta Valencia, otros querían hacer el agosto vendiendo una entrada en la segunda corona por 800 euros. Anoche todavía estaba disponible, habrá que ver si a lo largo de la mañana (o madrugada) alguien ha sentido unas ganas irreprimibles de darle al botón de comprar.
Otros más perspicaces las 'regalaban' junto a pelotas de la Davis firmadas del año 2012, un gran pack para los amantes del tenis; otro las acompañaba con un periódico del pasado 11 de diciembre de 2000 del triunfo de España ante Australia en la primera Copa Davis de la selección y en la que Juan Carlos Ferrero fue el protagonista. Precisamente el extenista volvió a estar ayer viendo la segunda jornada de la eliminatoria. El de Ontinyent fue de los pocos rostros conocidos que se dejaron caer en la plaza de toros de la ciudad, también volvió García Pitarch, exdirector deportivo del Valencia. Pero la ausencia de VIPS no restó glamour a una grada que pasó de ver cómo Alemania ganaba dos sets a Marc y Feliciano López a empujar hasta rozar la victoria.
Rafa Nadal fue ayer un aficionado más, sin embargo estuvo muy presente. «Vamos Rafa», gritaba alguno de los asistentes. Pero el balear sufría como el que más. Sólo hay que ver cómo celebró el tie break que logró España. Con los puños y con la misma rabia que los miles de seguidores que estaban en la grada. También mostró su desacuerdo cuando algún aficionado gritó a Feliciano justo en el momento del saque y lo descentró. Alguna palabra a destiempo pero poco más se le puede reprochar al público valenciano.
Ayer lo dio todo y empujó hasta donde pudo en un partido maratoniano. Impulsados por una charanga, después de cada juego o set, se levantaban y ondeaban banderas al son del «a por ellos, oé». Los nervios se apoderaron sobre todo en los dos últimos juegos del partido, cuando asumieron que pese a dejárselo todo no era posible lograr esa remontada que necesitaba para poner el resultado favorable. No fue posible y pese al disgusto, los mayores y también los niños despidieron a los de Sergi Bruguera con aplausos.
Hoy la mayoría de ellos regresarán a una plaza de toros repleta a la que seguramente también volverán los VIPS que ya acapararon la atención durante el primer día. Está previsto que Gerard Piqué, después de haber cumplido ayer con el Barcelona, regrese para supervisar el torneo que quiere reinventar.
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